DIA DEL LIBRO MIGUEl HERNÁNDEZ BIOGRAFIA,LIBROS,CANCIONES,DOCUMENTOS
MIGUEL HERNÁNDEZ
INFANCIA
JUVENTUD Tras este prometedor comienzo marcha a Madrid por segunda vez para obtener trabajo, esta vez con mejor fortuna, pues logra primero ser nombrado colaborador en las Misiones Pedagógicas y más tarde le escoge como secretario y redactor de la enciclopedia Los toros su director y principal redactor, José María de Cossío, Miguel Hern�ndez se desliz� sobre una a�eja fortaleza abanera. Pero no era el quien escrivia ese momento. fueron los estudiosos de su obra quien acudiereon a la cita de la caba�a,donde la feria internacionaldl libro abrio un espacio para la 2 jornada hernandez d de la islaMiguel Hern�ndez se desliz� sobre una a�eja fortaleza habanera. Pero no era �l quien escrib�a eMiguel Hern�ndez se desliz� sobre una a�eja fortaleza habanera. Pero no era �l quien escrib�a en ese momento. Fueron los estudiosos de su obra quienes acudieron a la cita de La Caba�a, donde la Feria Internacional del Libro abri� un espacio para la II Jornada Hernandiana en la Isla.n ese momento. Fueron los estudiosos de su obra quienes acudieron a la cita de La Caba�a, donde la Feria Internacional del Libro abri� un espacio para la II Jornada Hernandiana en la Isla.
MADUREZ Esta segunda entrega hernandiana no es una simple prolongación de la que hizo Joan Manuel Serrat hace 38 años. Supone algo distinto, una relectura atenta, que amplía y enriquece considerablemente la primera. Mucho ha cambiado entre tanto la percepción del poeta.
Nana de la cebolla. La cebolla es escarcha En la cuna del hambre Es tu risa la espada Cerrada y pobre: Una mujer morena, más victoriosa, escarcha de tus días resuelta en la luna vencedor de las flores y de mis noches. Se derrama hilo a hilo y las alondras Hambre y cebolla: sobre la cuna Rival del sol. hielo negro y escarcha Riete niño, porvenir de mis huesos grande y redonda. Que te traigo la luna. Y de mi amor. Mi niño estaba. Tu risa morena Con sangre, me pones alas. Escarchada de azúcar, Soledades me quita, Cebolla y hambre cárcel me arranca. Boca que vuela, Corazón que en tus labios relampaguea.
Para la Libertad Para la libertad sangro, lucho, pervivo. Para la libertad, mis ojos y mis manos, como un árbol caudal, generoso y cautivo, doy a los cirujanos. Retoñarán aladas de savia sin otoño reliquias de mi cuerpo que pierdo en cada herida Porque soy como el árbol talado, que retoño: porque aún tengo la vida. Para libertad siento más corazones que arenas en mi pecho; dan espuma mis venas y entro en los hospitales, y entro en los algodones como en las azucenas. Porque donde unas cuencas vacías amanezcan ella pondrá dos piedras de futura mirada y hará que nuevos brazos y nuevas piernas crezcan en la carne talada.