SEÑOR, SEÑOR, ÁBRENOS Lectio divina Domingo XXXII T. O Ciclo A.

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Transcripción de la presentación:

SEÑOR, SEÑOR, ÁBRENOS Lectio divina Domingo XXXII T. O Ciclo A. 12 Noviembre 2017 Secretariado Catequesis de Cádiz y Ceuta Música: Adagio. S. Barber Elaboración: Manuel López/Eloísa Díaz-Jara Montaje: Eloísa Díaz-Jara Avance Manual

Oración inicial Hoy, Señor, quiero iluminar la lámpara de mi vida con la tuya. “Quiero que tu luz me deje ver la luz”. La lámpara de mi vida está siempre apagada si no se deja iluminar por tu luz. Yo no puedo presumir de ser astro con luz propia; prefiero ser iluminado por Ti, que alumbras siempre y no puedes dejar de alumbrar.

TEXTO BÍBLICO Mt. 25. 1-13 Entonces se parecerá el reino de los cielos a diez vírgenes que tomaron sus lámparas y salieron al encuentro del esposo. Cinco de ellas eran necias y cinco eran prudentes. Las necias, al tomar las lámparas, no se proveyeron de aceite; en cambio, las prudentes se llevaron alcuzas de aceite con las lámparas. El esposo tardaba, les entró sueño a todas y se durmieron. A medianoche se oyó una voz: “¡Que llega el esposo, salid a su encuentro!”. Entonces se despertaron todas aquellas vírgenes y se pusieron a preparar sus lámparas. Y las necias dijeron a las prudentes: “Dadnos de vuestro aceite, que se nos apagan las lámparas”. Pero las prudentes contestaron: “Por si acaso no hay bastante para vosotras y nosotras, mejor es que vayáis a la tienda y os lo compréis”.

Mientras iban a comprarlo, llegó el esposo, y las que estaban preparadas entraron con él al banquete de bodas, y se cerró la puerta. Más tarde llegaron también las otras vírgenes, diciendo: “Señor, señor, ábrenos”. Pero él respondió: “En verdad os digo que no os conozco”. Por tanto, velad, porque no sabéis el día ni la hora».

lectura ¿Qué dice el Texto?

La temática de este domingo y de las próximas semanas será algo muy presente a lo largo de la historia cristiana: la vigilancia espiritual. De hecho la parábola de las vírgenes necias y las vírgenes prudentes es una escenificación plástica de la doble actitud que podemos adoptar las personas ante el paso del Señor: la vigilancia diligente o la despreocupación indolente.

El objetivo de la parábola no es un discurso sobre el compartir fraterno, sino sobre la vigilancia ante la imprevisible llegada del novio o esposo. Por eso, la parábola da un apunte clarísimo sobre la responsabilidad personal ante esta llegada.

"es vuestro pro­blema..., buscaos la vida" – actitud imperdonable desde una óptica cristiana –, sino que insiste y recalca el ejemplo puesto por Jesús, por el que se viene a decir que en la vida hay cosas que son completamente personales e intransferibles. No es que bendiga y propicie un extraño egoísmo espiritual, como si las prudentes dijesen a las necias:

La vida cristiana debe estrenarse de continuo, porque es un encuentro con Alguien vivo, con Alguien que está viniendo continuamente, ya que sus bodas con la Iglesia y con la humanidad son un eterno presente.

Jesús con esta parábola no quiere apariencias artificiales sino coherencias verdaderas y sentidas. No hay que vivir en cristiano sólo cuando nos ven, o cuando podemos salir en la foto, o cuando se acercan determinados momentos de la vida o de la muerte en los que "toca" sacar el traje creyente.

La hora de Dios no es ésta o aquélla, sino que su hora es siempre. Hace falta tener el aceite suficiente para que cuando continuamente llegue Él, continuamente podamos reconocerle, sabiendo además que la luz con la que vemos a Dios también ilumina los senderos de los hombres hermanos y nos permite ver sus vidas y sus rostros.

Hace falta tener el aceite suficiente para que cuando continuamente llegue Él, continuamente podamos reconocerle, sabiendo además que la luz con la que vemos a Dios también ilumina los senderos de los hombres hermanos y nos permite ver sus vidas y sus rostros.

¿Qué me dice el Señor en el Texto? MEDITACIÓN ¿Qué me dice el Señor en el Texto?

Las vírgenes prudentes y necias son imagen de lo que es una vida empapada en el aceite del amor o una vida vacía, sucia, frustrada, al no llevar el aceite de las buenas obras. Y es muy triste presentarse con las manos vacías ante Dios-Esposo, que nos espera con ilusión, y que por nuestra culpa, sus sueños quedan frustrados.

Hay que llevar el aceite del amor para salir al encuentro del esposo. Todas fueron llamadas por Jesús al banquete de bodas. Pero no todas entraron. Sólo aquellas que tomaron el aceite para las lámparas. No basta decir: soy cristiano, soy sacerdote, soy religiosa, soy...

El Esposo es el Señor y el tiempo de espera de su llegada es el tiempo que Él nos da, a todos nosotros, con misericordia y paciencia, antes de su venida final; es un tiempo de vigilancia;

tiempo en el que debemos tener encendidas las lámparas de la fe, de la esperanza y de la caridad; tiempo de tener abierto el corazón al bien, a la belleza y a la verdad; tiempo para vivir según Dios, pues no sabemos ni el día ni la hora del retorno de Cristo.

Lo que Jesús nos pide es que estemos preparados para el encuentro, un encuentro bello, el encuentro con Jesús, que significa saber ver los signos de su presencia, tener viva nuestra fe, con la oración, con los Sacramentos, estar vigilantes para no adormecernos, para no olvidarnos de Dios.

Cada uno tiene su luz, en cada uno Dios ha dejado una luz particular, una luz que le hace ser él mismo. Por eso, en el Reino de los cielos cada uno tiene que ser él mismo. Unas luces son más fuertes, otras más débiles, otras cambian constantemente… Y así podemos encontrar un sinfín de luces tantas como personas.

Cada uno tiene que cuidar y dar cuentas de esa luz que recibió Cada uno tiene que cuidar y dar cuentas de esa luz que recibió. Porque esa lámpara que Dios nos ha dado la tenemos que poner en el candelabro. Y puede que a veces no me guste mi lámpara, no me guste mi luz o gaste mi aceite.

Puede que a veces utilice mis cualidades para presumir o a veces quiera ocultar esa luz, esas virtudes o defectos. Incluso a veces no quiero mi lámpara … Y siempre estoy queriendo la vela o el aceite de los otros.

La lámpara que tengo es la mejor, ¡porque es mi lámpara La lámpara que tengo es la mejor, ¡porque es mi lámpara! Es un regalo de Dios. Lo importante es ver mi vida y mi historia desde los ojos de Dios y no desde una mirada humana. He de elevar la mirada; contemplar la maravillosa obra de Dios en mi vida y darle las gracias.

¿Qué respondo al Señor que me habla en el Texto? oración ¿Qué respondo al Señor que me habla en el Texto?

Dios, tú mi Dios, yo te busco,  mi ser tiene sed de ti,  por ti languidece mi cuerpo,  como erial agotado, sin agua. 

Así como te veía en el santuario,  contemplando tu fuerza y tu gloria,  -pues tu amor es mejor que la vida,  por eso mis labios te alaban-,  así quiero bendecirte en mi vida,  levantar mis manos en tu nombre;  me saciaré como de grasa y médula,  mis labios te alabarán jubilosos. 

mi ser se aprieta contra ti, tu diestra me sostiene. Si acostado me vienes a la mente,  quedo en vela meditando en ti,  porque tú me sirves de auxilio  y exulto a la sombra de tus alas;  mi ser se aprieta contra ti,  tu diestra me sostiene.

¿Cómo reflejo en mi vida lo que me dice Dios en el Texto? contemplación ¿Cómo reflejo en mi vida lo que me dice Dios en el Texto?

Contempla como ante el anuncio de que el Esposo está llegando todas se preparan a recibirle, pero mientras cinco de ellas, prudentes, tienen aceite para alimentar sus lámparas; las otras, necias, se quedan con las lámparas apagadas porque no tienen;

y mientras lo buscan, llega el Esposo y las vírgenes necias encuentran cerrada la puerta que introduce en la fiesta nupcial. Llaman con insistencia, pero ya es demasiado tarde; el Esposo responde: no las conozco.

Quien ama espera. Aunque la persona amada tarde o no se deje encontrar, quien está lleno de amor sabe mantenerse en la atención de quien espera el encuentro. Es una disposición que el cristiano debe practicar toda su vida y con toda su fuerza.

¿Cómo te preparas para el encuentro con el Señor ¿Cómo te preparas para el encuentro con el Señor? ¿Estás dando largas a lo más importante de la vida, dejándote distraer en tantas cosas transitorias, con tantos apegos de tu egoísmo o te estás preparando con diligencia? ¿Qué afanes, apegos y defectos te impiden esperar al Señor con tu lámpara encendida? ¿Te estás preparando para el encuentro con el Señor viviendo la Palabra de Dios y el amor concreto a los hermanos?

Si tuvieras que compararte, ya sea con las vírgenes prudentes o con las necias, ¿con cuál te identificarías?, ¿qué te lleva a sentirte identificado con ellas? ¿Cuáles son ‘las reservas de gracia’, que tienes mientras esperas al Señor?, ¿qué haces para no cansarte en la espera, para mantener viva la llama de tu fe y así estimular tu vivencia cristiana?

Si tuviera la oportunidad de saber el día y la hora de la llegada del Señor, ¿cambiaría en algo tu actitud y tu disposición en la vida?, ¿de qué manera?, ¿en qué, por qué?

Examina tu vida a la luz de esta parábola: cómo es tu espera y preparación para la llegada del Señor, cómo es tu amor y entrega a los hermano…

acción ¿A qué me comprometo?

Llena tu vida del auténtico “aceite” que no se consume, del Amor de Dios. Dedica un tiempo diario a la oración, a la lectura espiritual, a la atención a los hermanos… llena tu vida de Él.

Comparte con ellas la luz del que es la Luz. Llena tu vida de Él Sal al encuentro de esas “vírgenes necias” que les falta el “aceite” de la vida para dar sentido a su vida. Comparte con ellas la luz del que es la Luz. Llena tu vida de Él

Piensa cómo puedes ser luz para alguna persona que vive en la oscuridad y actúa en consecuencia.

Repite al Señor desde el fondo de tu corazón: Jesús, Hazme hablar siempre como si fuese la última palabra que digo. Hazme actuar siempre como si fuese la última acción que hago. Hazme sufrir siempre como si fuese el último sufrimiento que tengo para ofrecerte. Hazme orar siempre como si fuese la última posibilidad que tengo aquí en la tierra para conversar contigo

Algunas personas no se preocupan ni por tener la alcuza llena de aceite, no se sienten invitadas a la boda. Sé tú la invitación de Dios, visitando, acogiendo, escuchando, compartiendo… para que renueven la ilusión por la vida. Están invitados a la boda, aunque no se hayan enterado.

Valora lo que es seguir al Señor y lo que implica su espera. FIN