Lectio divina del Salmo dominical

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Transcripción de la presentación:

Lectio divina del Salmo dominical Domingo XXII del Tiempo Ordinario Año A: El amor /seguimiento de Cristo vale más que la vida. Jr 20,7-9: La palabra del Señor se volvió oprobio para mí. Sal 62,2.3-4.5-6.8-9: Mi alma está sedienta de ti, Señor Dios mío. Rm 12,1-2: Ofreceos vosotros mismos como hostia viva. Mt 16,21-27: El que quiera venirse conmigo que se niegue a sí mismo.

Mi alma está sedienta de ti, Señor, Dios mío.

Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo, mi alma está sedienta de ti; mi carne tiene ansia de ti, como tierra reseca, agostada, sin agua.

Mi alma está sedienta de ti, Señor, Dios mío.

¡Cómo te contemplaba en el santuario viendo tu, fuerza y tu gloria ¡Cómo te contemplaba en el santuario viendo tu, fuerza y tu gloria! Tu gracia vale más que la vida, te alabarán mis labios.

Mi alma está sedienta de ti, Señor, Dios mío.

Toda mi vida te bendeciré, y alzaré las manos invocándote Toda mi vida te bendeciré, y alzaré las manos invocándote. Me saciaré como de enjundia y de manteca, y mis labios te alabarán jubilosos.

Mi alma está sedienta de ti, Señor, Dios mío.

Porque fuiste mi auxilio, y a la sombra de tus alas canto con júbilo; mi alma está unida a ti y tu diestra me sostiene.

Mi alma está sedienta de ti, Señor, Dios mío.

Lectio: Ahora leemos el salmo entero, despacio…   [1 Salmo. De David. Cuando estaba en el desierto de Judá.] 2 Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo, mi alma está sedienta de ti; mi carne tiene ansia de ti, como tierra reseca, agostada, sin agua. 3 ¡Cómo te contemplaba en el santuario viendo tu fuerza y tu gloria! 4 Tu gracia vale más que la vida, te alabarán mis labios. 5 Toda mi vida te bendeciré  y alzaré las manos invocándote. 6 Me saciaré como de enjundia y de manteca, y mis labios te alabarán jubilosos. 7 En el lecho me acuerdo de ti  y velando medito en ti, 8 porque fuiste mi auxilio, y a la sombra de tus alas canto con júbilo; 9 mi alma está unida a ti, y tu diestra me sostiene. [10 Pero los que buscan mi perdición bajarán a lo profundo de la tierra; 11 serán entregados a la espada, y echados como pasto a los chacales. 12 Y el rey se alegrará con Dios, se felicitarán los que juran por su nombre, cuando tapen la boca a los traidores.] Si quieres escuchar este salmo en hebreo, su lengua original, pincha aquí.

Lectio ¿Qué lugar ocupa este salmo en el salterio? Según el P. Ramón Ribera, monje de Montserrat, y otros estudiosos, el orden de los salmos no se debe al azar sino que hay toda una estructura interna.

Lectio ¿Qué lugar ocupa este salmo en el salterio? Nuestro salmo se encuentra en la primera parte del salterio, dedicado a las súplicas a Dios, formada por los libros: 1º: salmos 1-40 2º: salmos 41-71 Y 3º: salmos 72-88 Salmo 62: La añoranza de Dios. Dentro del segundo libro, este salmo pertenece a un conjunto de súplicas “mizmorim” (salmos 61-67) que constituyen un grupo homogéneo de siete salmos de alabanza en el que se hace una relectura posterior interpretando las antiguas plegarias individuales de David en sentido colectivo.

Lectio: ¿Qué dice el texto? En el salmo 62, todo el ser (v. 2bc: alma y cuerpo) del salmista -sea éste el rey o un levita desterrado y perseguido por sus enemigos- añora el templo, la Presencia del Señor (v. 3), día y noche (vv. 2a. 7) . Y, desde esta añoranza del pasado descubre con gozo, en su presente anhelante de Dios, que Él ya está a su lado, que Su diestra lo sostiene (vv. 8b-9). Y con esta seguridad y certeza mira con confianza al futuro: volverá a alabar al Señor con júbilo (vv. 4-6), y sus enemigos serán derrotados (vv. 10-12). Cristo en la Cruz dijo: “Tengo sed” (Jn 19, 28). Oremos este salmo poniéndolo en labios de Jesús agonizante en la Cruz. ¡Qué bella profesión de confianza en el Padre! Porque Él, ciertamente, lo resucitará, lo librará de sus enemigos (el mal y la muerte), y hará que de nuevo Lo contemple, cara a cara, en su Seno (Jn 1, 18). También nosotros tenemos sed de Dios, acudamos al costado abierto de Cristo en la Cruz, ya que de Su seno brotan torrentes de Agua viva (cf. Jn 7, 37). Si decimos seguir a Cristo hemos de participar de su mismo destino: sencillamente, tomar nuestra cruz de cada día, y seguir sus pasos.

Mecditatio: Lo propio de este paso es meditar qué me dice a mi el texto. Esto es algo muy personal por ello aquí para ayudar a esta meditación relacionamos el salmo con las lecturas del domingo. Y tú, ¿tienes sed de Dios? Jeremías, a pesar de todas sus luchas interiores, reconoce que su alma está sedienta del Señor, que desde la aurora de su vida lo busca, que el Señor es su Dios.

“Tu gracia –tu amor, tu misericordia- vale más que la vida.” Cuando uno descubre vitalmente que Jesucristo es el Amor, la Gracia, la Misericordia del Padre, no duda en tomar su cruz de cada día y en seguir al Señor.

Los últimos versículos de este salmo nos resultan muy duros, ¿cómo los puede orar un cristiano? Dirigiéndolos al Maligno, a aquel que siempre está dispuesto a separarnos de la voluntad del Padre. También Jesús le dirige a Pedro ese terrible reproche: “¡apártate de mi vista, Satanás, tú piensas como los hombres y no como Dios!”

Oratio ¿Qué me hace decirle a Dios este salmo, la liturgia de este domingo? Te damos gracias, Señor, porque Tú siempre nos esperas, porque tu amor vale más que la vida. Haz que te sigamos con decisión y constancia para poder contemplar tu Rostro en tu templo santo. Amén.

Contemplatio: Miro y me dejo mirar… En esto los Padres de la Iglesia son maestros… “Mi alma está pegada a ti. Mirad qué ansioso, qué sediento está de Dios, y cómo se une a él. Que nazca en vosotros este sentimiento. Si ya está brotando, sea regado y que crezca; que llegue a un tal vigor, que digáis también vosotros de todo corazón: Mi alma está pegada a ti. ¿Con qué pegamento? El de la caridad. Ten caridad, y con ese adhesivo tu alma estará pegada a Dios. No en igualdad con Dios, sino en pos de Dios, de modo que sea él quien preceda y tú le sigas. El que intente preceder a Dios, quiere vivir según su arbitrio, no seguir los preceptos de Dios. De ahí que hasta el mismo Pedro fue rechazado, cuando pretendió dar un consejo a Cristo, que debía padecer por nosotros.” (San Agustín, Comentario al salmo 62, 17)

Actio ¿Qué me hace vivir el Señor a partir de esta Palabra? Es el momento de la “obediencia de la Fe”… El que quiera seguirme que tome su cruz de cada día y se venga conmigo.