Lectio divina del Salmo dominical Domingo II de Adviento Is 11,1-10: Juzgará a los pobres con justicia. Sal 71,1-2.7-8.12-13.17: Que en sus días florezca la justicia y la paz abunde eternamente. Rm 15,4-9: Cristo salvó a todos los hombres. Mt 3,1-12: Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos.
Que en sus días florezca la justicia y la paz abunde eternamente.
Dios mío, confía tu juicio al rey, tu justicia al hijo de reyes, para que rija a tu pueblo con justicia, a tus humildes con rectitud.
Que en sus días florezca la justicia y la paz abunde eternamente.
Que en sus días florezca la justicia y la paz hasta que falte la luna; que domine de mar a mar, del Gran Río al confín de la tierra.
Que en sus días florezca la justicia y la paz abunde eternamente.
Él librará al pobre que clamaba, al afligido que no tenía protector; él se apiadará, del pobre y del indigente, y salvará la vida de los pobres.
Que en sus días florezca la justicia y la paz abunde eternamente.
Que su nombre sea eterno, y su fama dure como el sol: que él sea la bendición de todos los pueblos, y lo proclamen dichoso todas las razas de la tierra.
Que en sus días florezca la justicia y la paz abunde eternamente.
Lectio Ahora leemos el salmo entero, despacio… 1 [De Salomón.] Dios mío, confía tu juicio al rey, tu justicia al hijo de reyes, 2 para que rija a tu pueblo con justicia, a tus humildes con rectitud. 3 Que los montes traigan paz, y los collados justicia; 4 que él defienda a los humildes del pueblo, socorra a los hijos del pobre y quebrante al explotador. 5 Que dure tanto como el sol, como la luna, de edad en edad; 6 que baje como lluvia sobre el césped, como llovizna que empapa la tierra. 7 Que en sus días florezca la justicia y la paz hasta que falte la luna; 8 que domine de mar a mar, del Gran Río al confín de la tierra. 9 Que en su presencia se inclinen sus rivales; que sus enemigos muerdan el polvo; 10 que los reyes de Tarsis y de las islas le paguen tributo. Que los reyes de Saba y de Arabia le ofrezcan sus dones; 11 que se postren ante él todos los reyes, y que todos los pueblos le sirvan. 12 Él librará al pobre que clamaba, al afligido que no tenía protector; 13 él se apiadará del pobre y del indigente, y salvará la vida de los pobres; 14 él rescatará sus vidas de la violencia, su sangre será preciosa a sus ojos.
15 Que viva y que le traigan el oro de Saba; que recen por él continuamente y lo bendigan todo el día. 16 Que haya trigo abundante en los campos, y susurre en lo alto de los montes; que den fruto como el Líbano, y broten las espigas como hierba del campo. 17 Que su nombre sea eterno, y su fama dure como el sol; que él sea la bendición de todos los pueblos, y lo proclamen dichoso todas las razas de la tierra. **** 18 Bendito sea el Señor, Dios de Israel, el único que hace maravillas; 19 bendito por siempre su nombre glorioso; que su gloria llene la tierra. ¡Amén, amén! [20 Fin de las oraciones de David, hijo de Jesé.] Si quieres escuchar el salmo en hebreo, su lengua original, pincha aquí.
Lectio ¿Qué lugar ocupa este salmo en el salterio? Según el P. Ramón Ribera, monje de Montserrat, y otros estudiosos, el orden de los salmos no se debe al azar sino que hay toda una estructura interna.
Lectio ¿Qué lugar ocupa este salmo en el salterio? Nuestro salmo se encuentra en la primera parte del salterio, dedicado a las súplicas a Dios, formada por los libros: 1º: salmos 1-40 2º: salmos 41-71 Y 3º: salmos 72-88 Salmo 71: Poder real del Mesías. Este salmo es el último del segundo libro, de ahí la doxología final que se le ha añadido, igual que a los salmos 40, 88 y 105 con los que se cierran los otros libros del salterio. Este salmo real hace inclusión con el salmo 2, también real, y cierra las dos colecciones davídicas de esta primera parte del salterio.
Lectio ¿Qué dice el texto? Este salmo, escrito después del exilio, en una época en que ya la dinastía de David no estaba en el trono, se refiere directamente al "rey-Mesías", ¡al reino Mesiánico esperado como "universal' y "eterno"! Sólo Dios puede tener un reino eterno, "que dure tanto como el sol, hasta la consumación de los siglos". Esta súplica en favor del rey (v. 1) fue compuesta probablemente para el día de su entronización. En ella se describe, con imágenes muy expresivas, la función vital del rey en el seno de la comunidad: la nación no podía gozar de bienestar y prosperidad, si el rey no aseguraba el orden social mediante un gobierno justo. Su “justicia” debía beneficiar, sobre todo, a los miembros más indigentes de la comunidad (vv. 2, 4, 7, 12-14). Posteriormente el Salmo recibió una interpretación mesiánica, y se “releyó” como una descripción profética del Rey Mesías. (A. G. Polo) Lo podemos estructurar de la siguiente forma: Vv. 1-2: Invocación. Vv. 3-7: paz y justicia Vv. 8-11: vasallaje y tributos Vv. 12-14: defensa de los pobres Vv. 15-16: tributos y fertilidad V. 17: fama y bendición Vv. 18-20: doxología conclusiva del segundo libro del salterio.
Meditatio Lo propio de este paso es meditar qué me dice a mi el texto Meditatio Lo propio de este paso es meditar qué me dice a mi el texto. Esto es algo muy personal por ello aquí para ayudar a esta meditación relacionamos el salmo con las lecturas del domingo. Que la paz abunde eternamente. Este deseo que expresa el salmista se ve anunciado ampliamente por la profecía de Isaías que proclamamos como 1ª lectura. Será el gran signo de que los tiempos mesiánicos han llegado. El mesías esperado será un rey de paz. Cristo es nuestra paz. Dejemos que, al menos en nuestras almas, se inicie el Reino de Dios. Sólo así podrá estar más cercano el día de una paz estable y universal.
Que en sus días florezca la justicia. A esto nos llama con fuerza en el Evangelio, el Bautista: “Dad el fruto que pide la conversión.” Preparemos el camino del Señor siendo justos, obrando lo que pide nuestra condición de hijos de Dios. Por nuestras obras seremos juzgados, Juan el Bautista nos ha avisado: ¡Allanemos los senderos de nuestro Dios!
Que él sea la bendición de todos los pueblos. Cristo es la bendición de Dios para todos. Él –como nos enseña san Pablo en la 2ª lectura- “se hizo servidor de los judíos para probar la fidelidad de Dios, y acoge a los gentiles para que alaben a Dios por su misericordia.” ¡No nos desanimemos! Mantengamos la esperanza entre nuestra paciencia y el consuelo que dan las Escrituras.
Oratio ¿Qué me hace decirle a Dios este salmo, la liturgia de este domingo? Te damos gracias, Señor, Príncipe de la Paz, Rey humilde, Bendición de todos los pueblos. Haz que, unidos a Ti, adelantemos el día en que florezca la justicia y la paz abunde eternamente. ¡Ven, Señor Jesús! Amén.
Contemplatio Miro y me dejo mirar… En esto los Padres de la Iglesia son maestros… “Anunciamos la venida de Cristo, pero no una sola, sino también una segunda, mucho más magnífica que la anterior. La primera llevaba consigo un significado de sufrimiento; esta otra, en cambio, llevará la diadema del reino divino. Pues casi todas las cosas son dobles en nuestro Señor Jesucristo. Doble es su nacimiento: uno, de Dios, desde toda la eternidad; otro, de la Virgen, en la plenitud de los tiempos. Es doble también su descenso: el primero, silencioso,; como la lluvia sobre el vellón (salmo 71,6 según la LXX) el otro, manifiesto, todavía futuro. En la primera venida fue envuelto con fajas en el pesebre; en la segunda se revestirá de luz como vestidura. En la primera soportó la cruz, sin miedo a la ignominia; en la otra vendrá glorificado, y escoltado por un ejército de ángeles. No pensamos, pues, tan sólo en la venida pasada; esperamos también la futura. Y, habiendo proclamado en la primera: Bendito el que viene en nombre del Señor, diremos eso mismo en la segunda; y, saliendo al encuentro del Señor con los ángeles, aclamaremos, adorándolo: Bendito el que viene en nombre del Señor.” ( San Cirilo de Jerualén, Catequesis 15,1-3 )
¡Dad el fruto que pide la conversión! Actio ¿Qué me hace vivir el Señor a partir de esta Palabra? Es el momento de la “obediencia de la Fe”… ¡Dad el fruto que pide la conversión!