Lectio divina del Salmo dominical

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Transcripción de la presentación:

Lectio divina del Salmo dominical Domingo VIII del Tiempo Ordinario Año A: Descansa en Dios. Is 49,14-15: Yo no te olvidaré. Sal 61,2-3.6-7.8-9ab: Descansa sólo en Dios, alma mía. 1Co 4,1-5: El Señor pondrá al descubierto los designios del corazón. Mt 6,24-34: No os agobiéis por el mañana.

Descansa sólo en Dios, alma mía.

Sólo en Dios descansa mi alma, porque de él viene mi salvación; sólo él es mi roca y mi salvación; mi alcázar: no vacilaré.

Descansa sólo en Dios, alma mía.

Descansa sólo en Dios, alma mía, porque él es mi esperanza; sólo él es mi roca y mi salvación, mi alcázar: no vacilaré.

Descansa sólo en Dios, alma mía.

De Dios viene mi salvación y mi gloria, él es mi roca firme, Dios es mi refugio. Pueblo suyo, confiad en él, desahogad ante él vuestro corazón.

Descansa sólo en Dios, alma mía.

Lectio Ahora leemos el salmo entero, despacio… [1 Del maestro de coro... Yedutún. Salmo. De David.] 2 Sólo en Dios descansa mi alma, porque de él viene mi salvación; 3 sólo él es mi roca y mi salvación, mi alcázar: no vacilaré.  4 ¿Hasta cuándo arremeteréis contra un hombre  todos juntos, para derribarlo como a una pared que cede o a una tapia ruinosa?  5 Sólo piensan en derribarme de mi altura, y se complacen en la mentira: con la boca bendicen, con el corazón maldicen.  6 Descansa sólo en Dios, alma mía, porque él es mi esperanza; 7 sólo él es mi roca y mi salvación, mi alcázar: no vacilaré.  8 De Dios viene mi salvación y mi gloria, él es mi roca firme, Dios es mi refugio.  9 Pueblo suyo, confiad en él, desahogad ante él vuestro corazón, que Dios es nuestro refugio.  10 Los hombres no son más que un soplo, los nobles son apariencia: todos juntos en la balanza subirían más leves que un soplo.  11 No confiéis en la opresión, no pongáis ilusiones en el robo; y aunque crezcan vuestras riquezas, no les deis el corazón.  12 Dios ha dicho una cosa, y dos cosas que he escuchado:  "Que Dios tiene el poder 13 y el Señor tiene la gracia; que tú pagas a cada uno según sus obras“. Si quieres escuchar este salmo en hebreo, pincha aquí.

Lectio ¿Qué lugar ocupa este salmo en el salterio? Según el P. Ramón Ribera, monje de Montserrat, y otros estudiosos, el orden de los salmos no se debe al azar sino que hay toda una estructura interna.

Lectio ¿Qué lugar ocupa este salmo en el salterio? Nuestro salmo se encuentra en la primera parte del salterio, dedicado a las súplicas a Dios, formada por los libros: 1º: salmos 1-40 2º: salmos 41-71 Y 3º: salmos 72-88 Dentro del segundo libro, este salmo pertenece a un conjunto de súplicas “mizmorim” (salmos 61-67) que constituyen un grupo homogéneo de siete salmos de alabanza en el que se hace una relectura posterior interpretando las antiguas plegarias individuales de David en sentido colectivo. Salmo 61: La paz de Dios.

Lectio: ¿Qué dice el texto? “El Salmo 61, un canto de confianza, que comienza con una especie de antífona, repetida en la mitad del texto. Es como una jaculatoria fuerte y serena, una invocación que es también un programa de vida: «Sólo en Dios descansa mi alma, porque de Él viene mi salvación; sólo Él es mi roca y mi salvación, mi alcázar: no vacilaré» (versículos 2-3.6-7). El Salmo, sin embargo, más adelante pone en contraposición dos formas de confianza. Son dos opciones fundamentales, una buena y otra perversa, que comportan dos conductas morales diferentes. Ante todo, está la confianza en Dios, exaltada en la invocación inicial, donde aparece un símbolo de estabilidad y seguridad, la «roca», es decir, una fortaleza y un baluarte de protección. Pero está también la confianza de carácter idólatra, ante la que el orante fija con insistencia su atención crítica. Es una confianza que lleva a buscar la seguridad y la estabilidad en la violencia, en el robo y en la riqueza. Entonces, se hace un llamamiento sumamente claro: «No confiéis en la opresión, no pongáis ilusiones en el robo; y aunque crezcan vuestras riquezas, no les deis el corazón» (v. 11).” (A. G. Polo)

Sólo en Dios descansa mi alma, porque de él viene mi salvación Mecditatio Lo propio de este paso es meditar qué me dice a mi el texto. Esto es algo muy personal por ello aquí para ayudar a esta meditación relacionamos el salmo con las lecturas del domingo. Sólo en Dios descansa mi alma, porque de él viene mi salvación El salmo de hoy es un canto que nos exhorta a la confianza en Dios por encima de toda confianza humana y transitoria. Israel, en la 1ª lectura, del DeuteroIsaías, desterrado en Babilonia, durante el exilio, se siente abandonado por el Señor. Y el Señor mismo, por medio de su profeta, le recuerda que Él no olvida jamás la obra de sus manos.

Sólo en Dios descansa mi alma. En este contexto, y más teniendo en cuenta los versículos escogidos de este salmo 61, un tanto repetitivos, se nos antoja la comparación con un canto de cuna que una madre repite sin cesar para serenar a su hijo mientras lo mece en las rodillas.

Sólo en Dios descansa mi alma. El Señor es Providente, es un Padre amoroso que cuida de nosotros ¡No estemos agobiados! Eso sí hay que optar: confiar en Dios significa no servir al dinero y buscar con todas nuestras fuerzas el Reino de Dios y su justicia. Sólo en Dios descansa mi alma.

Oratio ¿Qué me hace decirle a Dios este salmo, la liturgia de este domingo? Te damos gracias, Señor, porque cuidas de nosotros como una madre. Haz que confiemos siempre en Ti y sólo en Ti hallemos nuestro descanso. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

Contemplatio Miro y me dejo mirar… En esto los Padres de la Iglesia son maestros… “Verted en su presencia vuestros corazones: pidiendo, confesando, esperando. No retengáis vuestros deseos dentro de vuestros corazones. Vaciad en su presencia vuestros corazones. No perecerá lo que derraméis. Pues Él es mi auxilio. Si Él recibe, ¿por qué temes derramar? Pon tu cuidado en el Señor y espera en Él, verted en su presencia vuestros corazones. Dios es nuestro auxilio.” (san Agustín, Enarraciones sobre los Salmos, 61, 14)

Actio ¿Qué me hace vivir el Señor a partir de esta Palabra? Es el momento de la “obediencia de la Fe”… Confiar más plenamente en la Providencia amorosa de Dios en mi vida, sin por ello descuidar la misión que Él mismo me ha encomendado.