La primavera simbólica de Juan de la Cruz Jardín sobrenatural La primavera simbólica de Juan de la Cruz Psyche, en griego, mariposa. En la portada Argynnis pandora o gran nacarada, foto del autor hecha en La Esperilla (Úbeda), 2007. José Biedma López 2007 Animalandia
Canciones del alma El poeta más grande de la obra más corta...
Deus absconditus “gemidos inefables” vs. Teología dogmática Amor Poeta-Medium “Dichos de amor en inteligencia mística... Amamos a Dios sin entenderle” (Prólogo del Cántico)
Interpretación actualizada Ecológica Erótica Cosmopolita La poética naturalista de Juan de la Cruz nos anima a superar la visión economicista de la naturaleza, reencantándola como objeto máximo y sagrado de contemplación. Versión danzada del Cántico espiritual
«Mi Amado, las montañas,... los valles solitarios nemorosos, las ínsulas extrañas, los ríos sonorosos, el silbo de los aires amorosos; la noche sosegada en par de los levantes del aurora la música callada, la soledad sonora, la cena que recrea y enamora.» La naturaleza renace con su genio, su Amado y su misterio...
Simbólica de la carne «Entrado se ha la esposa en el ameno huerto deseado, y a su sabor reposa, el cuello reclinado sobre los dulces brazos del Amado.» La sublimación de la unión amorosa expresa la teopatía de Alma, su absorción por el Principio Absoluto de la Naturaleza
Dos laderas «A las aves ligeras, leones, ciervos, gamos saltadores, montes, valles, riberas, aguas, aires, ardores y miedos de las noches veladores;» La Fuerza de la Naturaleza, conjurada por el poeta para apaciguar su alma, representada en un emblema de Alciato.
Misticismo cristiano «Debajo del manzano, allí conmigo fuiste desposada, allí te di la mano, y fuiste reparada donde tu madre fuera violada» Juan de la Cruz explica que esa “madre” del poema es la naturaleza humana violada por el pecado original bajo el Árbol del Paraíso, y luego "reparada" en el “árbol” de la Cruz de Jesús.
Místicismo metacristiano “Las noches oscuras de Juan de la +” Puede abstraerse el cristianismo de la poética sanjuanista, sin destruir su teoría mística. La mística es una sublimación, no una perversión. Inquietante, le subyace sin embargo la tentación de esta interpretación “humana demasiado humana”, que asustó a Menéndez Pelayo. El erotismo es también una vía platónica hacia el absoluto y lo genuino. El poeta nos anima: “¡entremos más adentro en la espesura!”
Erotismo sagrado “Hay en el paso de la actitud normal al deseo una fascinación fundamental de la muerte. Lo que está en juego en el erotismo es siempre una disolución de las formas constituidas... De esas formas de vida social, regular, que fundan el orden discontinuo de las individualidades definidas que somos” (Bataille. El Erotismo) La mística es la última posibilidad de la vida, pero también la unión sexual expresa la unión del Dios trascendente y de la humanidad... “La sexualidad humana es significativa de lo sagrado”. ¿Es preferible una interpretación sexual de lo místico a una interpretación mística de lo sexual?
Sensualidad y místicismo “Antes que él nadie había hablado de Dios de manera tan sensual” Rita Martín ¿Por qué el amor sensual presta su vocabulario al éxtasis místico? Esos trances, esos encantamientos y esos estados teopáticos, que describieron a porfía los místicos... Tienen el mismo sentido: se trata siempre de un desprendimiento en relación al mantenimiento de la vida..., desde la angustia experimentada en semejantes condiciones hasta el instante en que los poderes del ser zozobran, y finalmente del libre desarrollo de ese movimiento inmediato de la vida que acostumbra estar comprimido, que se libera de repente en el desbordamiento de una alegría de ser infinita. La diferencia entre esa experiencia y la de la sensualidad radica únicamente en la reducción de todos esos movimientos al terreno interior de la conciencia, sin intervención del juego real y voluntario de los cuerpos” Bataille. El erotismo, 1979.
En la interior bodega del Amado de mi Amado bebí y, cuando salía por toda aquesta vega, ya cosa no sabía y el ganado perdí que antes seguía» Doble simbolismo: frutas, árboles, aves y fieras simbólizan el amor humano, que simboliza el amor entre el Alma y Dios.
Huella de la mística sufí En su muy erudito comentario al Cántico, Luce López Baralt ha puesto de manifiesto sus importantes raíces islámicas y sufíes. Lo que pregunta el ave islámica en el Diván del Sol de Tabriz del persa Yalâludîn Rûmî con su onomatopéyico "¿kû, kû?" es precisamente, en farsi: "¿adónde?, ¿adónde?“: ese anhelante clamor que dirige el alma a su Amado y con el que arranca la maravilla poética sanjuanista.
Mestizo huerto de símbolos «La blanca palomica al arca con el ramo se ha tornado...» Paloma griálica La mística se vale de símbolos porque el símbolo no sólo responde a nuestro afán de saber sino sobre todo a nuestra necesidad de identificación con el todo, como vínculo con una presencia de una energía física y psíquica que fecunda, eleva y alimenta.
El canto de sirenas Ambigüedad del símbolo: por una parte el poeta declara que “el canto de las serenas significa el deleite ordinario que el alma posee”, pero lo describe a continuación “tan sabroso y deleitoso que al que le oye, de tal manera le arroba y enamora que le hace olvidar como transportado de todas las cosas... El deleite de esta unión ... Absorbe el alma en sí y la recrea” Los “delirios semitas” del Cantar de los cantares se vierten en liras italianizantes
...Voy de vuelo! Vuélvete, paloma... Mircea Eliade y Jung confirmaron que el símbolo del ave representando el vuelo extático del alma es universal, la paloma además está relacionada con el amor humano desde antiguo, y acompaña a Afrodita en la Teogonía. ...Voy de vuelo! Vuélvete, paloma...
“...el ciervo vulnerado por el otero asoma” Entre hombres y animales persisten vínculos cuyos orígenes se hayan enraizados en la capa más profunda de la psique humana. Desempeñan así el rol de arquetipos esenciales de lo instintivo, de catalizadores de la vida material y espiritual.
“Y cesen vuestras iras” «Y luego a las subidas cavernas de la piedra nos iremos que están bien escondidas, y allí nos entraremos...» E. Chillida a S. Juan de la + Fractal: lo infinito icónico, en lo finito
Moraleja En Dichos..., nos recomienda el santo que escojamos para nosotros un espíritu robusto no asido a nada, y así podremos hallar dulzura y paz en abundancia; "porque la sabrosa y durable fruta en tierra fría se coge". “...y el mosto de granadas gustaremos.” La granada es el símbolo del escudo del Amor en Alciato y Juan Pérez de Moya. La granada es también la marca de la llegada del sufí a la cuarta etapa del camino místico y simboliza la integración de la multiplicidad en la unidad.
El árbol del paraíso En una de las liras más misteriosas del Cántico (CB 23, CA 28) aparece el manzano. En otros textos sanjuanistas, el árbol es imagen del hombre o de su alma, en contextos referidos a la dirección espiritual o al camino ascético. En Dichos de luz y amor compara a quien quiere estar sin maestro con el árbol que está solo y sin dueño en el campo; por más fruta que tenga, no llegará a sazón o será esquilmada. En Noche Oscura, el espíritu aparece como árbol completo, y el cuerpo es sólo una de sus hojas. Junto a la imagen del hombre-árbol, aparece la de los frutos del alma, que son las buenas obras.
Fecundidad del verbo divino Entre los frutos tienen un valor simbólico privilegiado las manzanas. De acuerdo con su forma esférica, la manzana representa la totalidad, relacionándose con los deseos humanos. En nuestra cultura se asocia a la seducción del pecado, también a la rivalidad femenina (la manzana de la discordia); y en fin, con la inmortalidad (las manzanas del jardín de las Hespérides). Orígenes interpretó la manzana del Cantar de los cantares como símbolo de la fecundidad del Verbo divino.
Conclusión Lo que hace grande el pensamiento místico de nuestro autor es precisamente esa capacidad amorosa para reconciliar en un crisol poético las tradiciones más diversas... Es evidente que el Cántico puede ser leído muy ecológicamente, o en clave panteísta, como una celebración a la vez que una sublimación mágica de la naturaleza, pero también cabe leerlo como un epitalamio, por más que las bodas que celebre sean las de la unión entre el alma-esposa y el esposo-Dios: "Nuestro lecho florido/ de cuevas de leones enlazado/ en púrpura tendido/ de paz edificado/ de mil escudos de oro coronado".
Un gran daimon: Animus et Anima El amor más elevado es también el más profundo, el más antiguo y el más ambiguo: el amor abisal que articula el sentido trascendente del universo. Ya lo había afirmado Marsilio Ficino, ambas Venus, la celestial y la popular, Pandémica y Celeste, representan amores "honrosos y dignos de alabanza", porque el amor busca la creación de la belleza tanto en su forma contemplativa como en su forma activa, y es sagrado en todos sus registros y manifestaciones, porque une el cielo del que sin duda procedemos, con la tierra en que enraizamos y a la que sin remedio volveremos. La ninfa Dalmacis abraza a Hermafrodita Epitalamio íntimo, narcisita
Bibliografía Albert de Paco, José María. Diccionario de los símbolos, Barcelona, 2003. Alciato. Emblemas. Edición de Santiago Sebastián. Akal, 1993. Cruz, San Juan de la. Vida y obras de San Juan de la Cruz. BAC, 1974. -Poesías, Úbeda, 1991. Introducción de Francisco-Víctor López Fernández, O. C. D. López-Baralt, Luce. Asedios a lo Indecible. Ed. Trotta, Madrid, 1998. -San Juan de la Cruz y el Islam, Hiperión, Madrid, 1990. -Prólogo a la edición de la Obra Completa de San Juan de la Cruz a cargo de ella misma y Eulogia Pacho. Alianza Editorial, Madrid1994. -Huellas del Islam en la Literatura Española. Hiperión, 1989 (2ª). -"La amada nocturna de San Juan de la Cruz se pudo haber llamado Laylà". En Mujeres de luz. La mística femenina y lo femenino en la mística, ed. de Pablo Beneito et al. Ed. Trotta, Madrid, 2001. -"Simbología mística musulmana en San Juan de la Cruz y en Santa Teresa de Jesús". Nueva Revista de Filología Hispánica XXX, 1981, pp 21-91. López Castro, Armando. "Un viaje al corazón de la nada: Eckhart y Juan de la Cruz". Rev. San Juan de la Cruz, 2ª etapa. Año 23, 1991/I. Pgs. 5-21. Lledó Emilio. "Juan de la Cruz: Notas hermenéuticas sobre un lenguaje que se habla a sí mismo". En Hermenéutica y Mística en San Juan de la Cruz, José Ángel Valente y José Lara Garrido (editores), Madrid, Tecnos, 1995. Maqueda Gil, Antonio. "Debajo del manzano: aproximación a una imagen sanjuanista". Rev. San Juan de la Cruz, Año XIII. Nº 19- 1997/I, pgs. 165-175. Morales y Marín, José Luis. Diccionario de iconología y simbología, Taurus, Madrid, 1984. Schlüter Rodés, Ana María, "San Juan de la Cruz y el Zen". Rev. San Juan de la Cruz. 2ª etapa. Año VIII, Nº 9, 1992/I. Pgs. 53-68. Torres Jiménez, María Jesús. "Del vacío a la plenitud amorosa en el pensamiento de San Juan de la Cruz". Rev. San Juan de la Cruz. 2ª etapa. Año XI, nº 15/16- 1995/I-II. Pgs. 221-229.