En el país se considera, desde el punto de vista estadístico, como localidad urbana toda aquella que tiene 2,500 habitantes o más, y población rural, que tiene menos de 2,500 habitantes.

El límite entre lo urbano y lo rural, es arbitrario, establecido por fines estadísticos. Por supuesto, esta delimitación no corresponde al punto de vista sociológico, en el que se toma en cuenta no sólo el número de habitantes sino también la presencia o carencia de servicios públicos (agua, drenaje, luz eléctrica, etc.) y el tipo de actividad de la mayoría de la población.

Sin embargo, oficialmente se ha establecido el criterio señalado para clasificar a una localidad como urbana o rural.

Antes de 1960, la mayor parte de la población vivía en comunidades rurales. Por primera vez y como margen, el Censo de 1960 registró mayor proporción de la población en el medio urbano que en el rural, y a partir de esa fecha, la población absoluta y relativa ha id aumentando considerablemente en el medio urbano, principalmente en las grandes ciudades; lo que significa:

“ABANDONO DE LAS LOCALIDADS RURALES Y CONCENTRACIÓN EN ZONAS URBANAS”.

DEMOGRAFÍA Y TRABAJO SOCIAL

En virtud de que el Trabajador social actúa precisamente con y para la población, el conocer las características de ella es primordial para poder saber las necesidades que presenta, y conforme a los recursos disponibles, formular programas encaminados a la atención de estos problemas, desde el punto de vista preventivo y correctivo, e incluso rehabilitatorio.

El trabajador social tiene entre sus funciones genéricas las siguientes: Investigación. Diagnóstico. Planeación y programación social. Fomento de la coordinación de recursos sociales e institucionales. Administración de servicios sociales, gestión y operación de programas.

Identificación y capacitación de líderes. Organización y educación social. Supervisión y evaluación de acciones sociales. Elaboración de normas de servicios sociales. Identificación, diseño, promoción y aplicación de políticas sociales. Construir conocimientos teórico-metodológicos para la fundamentación de la disciplina y la intervención profesional.

El trabajador social en cualquier comunidad o grupo donde actúe, debe investigar el tamaño de la población, la composición que tiene por grupos de edad y sexo, ocupación, ingresos, hechos vitales, migraciones y tendencias demográficas.

La profundidad del conocimiento dependerá del problema que se pretenda abordar, pero siempre deberá ser suficiente para poder interpretar la situación que se pretenda conocer y atender.

En una comunidad joven con gran crecimiento demográfico, el trabajador social tiene que plantear las necesidades de servicios, como jardines de niños, escuelas, centros de salud, viviendas, alimentos, empleos y recreación.

En una población en crecimiento hay mucha demanda de servicios materno-infantil, incluyendo los de atención obstétrica. Si la población es vieja, se presentan demandas de servicios dedicados a los ancianos: Asilos, recreación, trabajos para jubilados, servicios específicos de salud.

En atención a la salud, los programas deben orientarse a las prioridades, de acuerdo con la morbilidad, invalidez, letalidad y mortalidad; tomando en cuenta los recursos disponibles. Cuando la población comprende una proporción significativa de desempleados, habrá que fomentar las fuentes de trabajo y así sucesivamente.

Si se trata de un programa de abatimiento de la mortalidad infantil, tendrá que precisarse cuáles son las principales causas de muerte en los menores de un año e incluso se pueden investigar las causas de defunción en el primer mes de nacido, en la primera semana de vida, o en las primeras 24 horas de nacimiento.

El Trabajo Social debe conocer la legislación y políticas demográficas, su relación con las necesidades de la colectividad, los programas y recursos de que se dispone para atenderlas; por ejemplo, políticas de vivienda, de educación, de salud y de empleo.

Los países subdesarrollados presentan un elevado crecimiento de población por diversos factores, destacando la ignorancia del proceso de la reproducción, las creencias religiosas, las necesidades de mano de obra a nivel familiar y la falta de incorporación de la mujer a las actividades económicas.

Para algunos, el elevado crecimiento poblacional genera la pobreza, para otros, la pobreza es la que propicia un alto incremento de la población.