Tabla comparativa de las escuelas de pensamiento criminológico

Escuela clásica Su máximo exponente fue César Beccaria. Surge como una crítica a la aplicación de penas y castigos crueles e inhumanos de la época. Propone la humanización del castigo y la limitación del abuso en la aplicación de las leyes por parte del Estado. Se basó en el derecho natural y en el libre albedrío. Creía que el individuo era capaz de actuar libre, voluntaria e inteligentemente.

Introduce el siguiente principio de legalidad: nulla poena sine lege, nullum crimen sine lege y nulla poena sine crimen, en el cual se establece que no se puede aplicar un castigo sobre una conducta que no esté prohibida por la ley. No toma en cuenta las situaciones sociales, por lo que es puramente jurídico. Ejemplo: seria un joven que ande desnudo por plena avenida y sin estar prohibido por las leyes, las autoridades lo encarcelen y torturen desmedidamente. A esto es que esta escuela se opone.

La escuela neoclásica o revisionista, dentro de su corriente de pensamiento filosófico: Aboga por la revisión de las medidas de castigo o penas a ser impuestas. Entiende que al momento de aplicar las medidas punitivas deben tomarse en consideración las diferencias existentes entre los individuos y delincuentes. Cree en la participación activa y aportaciones de otras disciplinas especializadas para nutrir a la criminología con una visión abarcadora de la acción criminal.

Escuela positiva Sus precursores más distinguidos fueron César Lombroso, Enrico Ferri y Rafael Garófalo. La escuela positiva aportó a la criminología: Las definiciones de lo que se considera delito socialmente. Las definiciones de carácter legal. Los efectos de la aplicación jurídica. Su finalidad era que al momento de aplicarse la ley penal se realizara de forma eficaz e inequívoca para combatir la criminalidad. Su pensamiento giró en torno al estudio del individuo delincuente, la diferencia de la escuela clásica que se basó en aspectos exclusivamente jurídicos. Sus explicaciones se basaron en que la conducta desviada es influenciada por una serie de factores físicos y sociales que interactúan y provocan que el individuo lleve a cabo el delito.

Escuela de defensa social La escuela de defensa social basó su pensamiento en la necesidad de proteger la dignidad y personalidad del individuo considerado como delincuente o desviado. Este pensamiento fue influenciado por Enrico Ferri, quien entendía que debían reducirse los factores sociales relacionados con la criminalidad, como la pobreza, la falta de educación, la marginalidad, etc. Sus pensadores más destacados fueron Bentham, Romagnosi y Filippo Gramatica.  

Escuela sociológica Desviada o delictiva en factores externos al individuo que propician y predisponen la conducta de este. Esta entiende que el fenómeno de la criminalidad es social y no necesariamente se debe a factores internos del individuo. Estudia el medio ambiente e influencia social que rodea al individuo para lograr identificar los factores externos que provocan la conducta delictiva. Dentro de esta corriente de pensamiento encontramos las escuelas cartográficas o estadísticas fundada por Adolphe Quételet (1796-1874) y André Michel Guerry (1802-1866).

Escuela romana La escuela romana integra y aporta un pensamiento multidisciplinario y holístico de cómo explicar las conductas antisociales y delictivas. Aborda el problema de la criminalidad basándose en el análisis de la conducta como una respuesta a factores morfológicos, fisiológicos, psicológicos y sociales del individuo. Esta corriente de pensamiento incorporó las aportaciones de otras escuelas, integrando los conocimientos y añadiendo el aspecto de la psicología criminal. Asimismo, representa una vertiente de análisis más complejo de la relación causal de la criminalidad.