La sincronía
La diacronía
Las discontinuidades pueden ocurrir por cambios “naturales” de la lengua, como por ejemplo, las alteraciones de los sonidos por parte de la población. No existe situaciones en que las lenguas hayan estado inmutables, inalterables. En un punto de la historia, la lengua ya cuenta con variaciones sociolectales, dialectales, cronolectales, etcétera. Por otro lado, también suceden cambios en la lengua por el aporte de seres singulares [escritores como Luis Góngora y Argote o César vallejo] que renuevan el lenguaje a nivel artístico.
Los periodos en que ocurren los cambios lingüísticos pueden ser extensos o cortos. Es labor del lingüista determinar, en la medida de lo posible, las épocas en que ocurren las alteraciones gramaticales de una lengua. Se calcula que una duración media de periodo es de 30 años. Efectivamente la Historiografía y la Sociología estiman que en el entorno de unos treinta años la vida histórica se renueva, cambia el cariz de la vida - según la expresión literal de Ortega y Gasset-, y nosotros creemos que resulta posible y necesario asimismo establecer períodos de más o menos un tercio de siglo en la diacronía del idioma patrimonial español. ABAD NEBOT, Francisco: Diacronía y sincronía del español. (pág.10) En CAUCE, N° 27. Descargado de 27/cauce27_01.pdf 27/cauce27_01.pdf
Al ser la sociedad un conglomerado de personas de distintas generaciones, culturas y costumbres, es inevitable la mezcla, el roce, y hasta el antagonismo. Lo mismo ocurre con los códigos con los que las personas se comunican. Cada grupo anhela poseer su particularidad, incluso en la forma de hablar. Las palabras de cada quien circulan, y son aceptadas o rechazadas. Se generalizan o pierden en el olvido.. Sucede pues en definitiva que la lengua se halla diversificada, que según la estratificación social, las edades, etc., se escinde y dialectaliza interiormente, y esta escisión puede dar lugar a un cambio idiomático que se generalice y cobre vigencia en toda la comunidad hablante… ABAD NEBOT, Francisco: Diacronía y sincronía del español. (pág.11)
Las instituciones normativas de la lengua también inciden en el cambio lingüístico al imponer normas que constituyen modelos sobre la forma “correcta” de usar la lengua. Algunas de las recomendaciones de las academias suelen fijarse en la lengua y, con ello, logran innovarla. A nivel social, son los grupos humanos con más prestigio los que suelen difundir con más éxito sus innovaciones. Los grupos sociales de menor rango suelen imitar a las culturas con más prestigio.
FÚTBOL,tomado del ingl. Football íd., compuesto de foot ‘pie’ y ball ‘pelota’. 1ª doc.: Acad. Después de La acentuación inglesa fútbol es general en América y gana terreno en España, donde la otra tenía hasta hace poco bastante arraigo. No ha logrado generalizarse el neologismo balompié, calco muy literal del nombre inglés, que sólo alcanzó cierta difusión en la prensa madrileña. COROMINAS, Joan: Diccionario crítico etimológico castellano e hispánico. MADRIRD: Gredos, Ejemplos de estudios diacrónicos
CHICLE, ‘gomorresina masticatoria’, del náhualt tzíctli íd. 1ª doc.: 1780, Clavigero. Como voz náhualt tzíctli ya aparece en Sahagún, Friederici, Am. Wb., En castellano quedó restringido el uso a Méjico (falta Acad. Aún 1899), hasta que en fecha reciente lo internacionalizó la industria nortemaericana (admitido como inglés en Supl. De Oxford, 19347). DERIV. Chiclear. COROMINAS, Joan: Diccionario crítico etimológico castellano e hispánico. MADRIRD: Gredos, 1984.
ZÁBILA, Del ár. occidental ~abbára íd., pronunciado vulgarmente ~ábbira en España. Deriv. de ~ábir 'acíbar' (V. éste). YAGUAR, 1879, o más comúnmente JAGUAR, Del tupf-guaraní yaguará. El vocablo llegó al castellano por conducto del portugués, o quizá del francés, lo cual explica la forma con jo. ePT. Yaguareté, h. 1800, guaraní yaguar(a) eté 'yaguar verdadero'. que se aplicó al tigre sudamericano cuando los indios extendieron el nombre de yaguará al perro (desconocido en la América aborigen). COROMINAS, Joan: Breve diccionario etimológico de la lengua española. MADRID: gredos, 1987.
CHATO. Se llama à la persóna que tiene las narices hundidas, cortas y anchas, lo mismo que romo. Lat. Sinus, a, um. CERV. Quix. tom. 2. cap. 10. Y como no descubria en ella sino una moza aldeana y no de mui buen rostro, porque era cariredonda y chata, estaba suspenso y admirado. BARBAD. Coron. fol. 95. Nunca Dios quiera seor compadre (respondió el chato) que yo contradiga cosas tan puestas en razon. QUEV. Mus. 7. Entrem. de la Venta. Harto de hacer las barbas en el hato, à puros estirónes se hizo chato. Diccionario de Autoridades: