La descarga está en progreso. Por favor, espere

La descarga está en progreso. Por favor, espere

El capítulo 6º del evangelio de san Juan es clave en la historia de la institución de la Eucaristía por Jesucristo. Se trata del anuncio o la promesa.

Presentaciones similares


Presentación del tema: "El capítulo 6º del evangelio de san Juan es clave en la historia de la institución de la Eucaristía por Jesucristo. Se trata del anuncio o la promesa."— Transcripción de la presentación:

1

2

3 El capítulo 6º del evangelio de san Juan es clave en la historia de la institución de la Eucaristía por Jesucristo. Se trata del anuncio o la promesa de la Eucaristía. Comienza el capítulo con el milagro de la multiplicación de panes y peces. Es figura de la Eucaristía y quiere ser como una preparación para la proclamación.

4 Al final del milagro de los panes y peces, san Juan habla del entusiasmo que se había suscitado entre la multitud de personas hasta el extremo de querer hacer rey a Jesús. Éste mandó a los apóstoles que se fueran en la barca y se retiró solo al monte para orar.

5 Se había levantado una tormenta y el agua estaba encrespada. La tormenta estaba también en el ánimo de los apóstoles, seguramente porque no acababan de entender a Jesús, pues había desaprovechado esa gran ocasión para proclamarse rey. Luego Jesús se les unió a los apóstoles caminando sobre el agua.

6 Jesús quiso darles a los apóstoles una gran enseñanza y preparar sus ánimos para el gran anuncio de la Eucaristía. Jesús sosegó la tormenta del agua; pero sosegó también los ánimos de sus discípulos. Jesús se presentaba como señor de la naturaleza y, al caminar sobre el agua, manifestaba su superioridad sobre los límites de lo corpóreo.

7 La gente seguía entusiasmada buscando a Jesús, porque les había dado de comer. Como no le encontraron por el lugar de la multiplicación de panes, fueron de pie por la orilla del lago hasta Cafarnaún donde le encontraron. Así llegó Jesús con los apóstoles a Cafarnaún

8 Y comenzó un diálogo de Jesús con la gente que se preocupaban por estar cerca de Él, quizá porque esperaban que otra vez les iba a dar de comer. Pero Jesús aprovecha la ocasión para que deseen no sólo el alimento material, sino uno más especial que permanezca hasta la vida eterna.

9 ¿Qué debemos hacer? Jesús aprovecha ya para decir que deben creer en aquel a quien Dios ha enviado. Esta era la preparación para el sermón que Jesús iba a proclamar ya dentro de la sinagoga de Cafarnaún. Entre la gente había algunas personas con buena voluntad, deseosas de seguir a Jesús, no sólo por lo material, y le preguntan:

10 Pero otros, que no eran tan fieles, quizá ya dentro de la sinagoga, le piden una señal espectacular, como otras veces le pedirían los fariseos. Y, como estaban aún en ambiente de alimento, le recuerdan la señal que les había dado Moisés, cuando iban por el desierto: el maná.

11 Ahora Jesús les habla del maná, lo cual le sirve de introducción para hablar del alimento verdaderamente celestial. Resulta que el maná ni lo dio Moisés ni era un alimento venido del cielo. Era un alimento que les daba Dios, aunque era terreno. De aquí ya pasa a decir que Dios tiene otro alimento mucho más especial.

12 Jesús lo recuerda como un ejemplo de algo inmensamen- te mayor, porque da una vida que no se queda en lo material, sino que salta hasta la vida eterna. Ya el libro de la Sabiduría (16, 26) había hablado de la palabra de Dios como alimento para los que creen en Dios. Ahora Jesús da un paso más en el alimento y la vida. El maná había sido un signo de bendición de Dios para los israelitas.

13 Todavía no entendían de qué pan se trataba; pero Jesús les estaba diciendo que Dios tenía para ellos un pan más especial. Y le dicen: “Señor, danos siempre de este pan”. Nosotros también, ya desde ahora le pidamos: Danos tu pan, Señor, Aquí entran en el diálogo las personas buenas, que también había allí.

14 Danos tu pan, Señor, el pan que da la vida, Automático

15

16 Danos tu pan, Señor, el pan de cada día.

17 Tu pan: el mismo cuerpo nacido de María,

18

19

20 Danos tu pan, Señor, el pan que da la vida, Hacer CLICK

21 Ante ese reclamo de la gente buena, Jesús hace la primera proclamación, que deberá explicar y repetir para que permanezca en la mente y en el corazón: “Yo soy el pan de vida”. Esta es una expresión solemne de Jesús, la del “Yo soy”, que para el evangelista san Juan es el contacto con la divinidad.

22 A esa primera proclamación continúan unas palabras de Jesús que merecen una posterior explicación, pues al principio se puede entender, más que de la comunión, de una presencia espiritual de Jesús: “El que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí no tendrá sed jamás”. Y continúa prometiendo bienes eternos para los que le sigan.

23 Son los que san Juan siempre nombra como “los judíos”. No le creen a Jesús, pues dice que ha bajado del cielo, mientras que ellos conocen a los familiares terrenos de Jesús. Él hablaba de conocer plenamente a Dios. Él le conoce, pero ha venido para que también nosotros tengamos esa vida. Vuelven los escépticos a meter baza en la conversación, aunque en forma de murmuración.

24 Y Jesús les dice a aquellos y nos dice a nosotros sobre una condición esencial que debemos tener para poder recibir bien lo que nos va a enseñar y para poder tener la vida eterna: Es la FE: Debemos creer. Creer no sólo es condición de la inteligencia, sino del corazón por el amor. La fe debe ser la respuesta del ser humano a Dios.

25 Sin la fe, la Eucaristía no podrá ser el abrazo íntimo que quiere Jesús. El creer es algo esencial para poder continuar proclamando lo que va a ser la Eucaristía. Ha habido santos que han experimentado de una manera externa la unión con Cristo en la Eucaristía. Es como el culmen de la fe, que nosotros debemos pedir y aumentar. La fe precede al sacramento. Para recibir a Jesús dignamente es necesario creer.

26 Hay personas que siguen sin entender las palabras de Jesús, porque no tienen fe. Hay algunos, que se tienen por católicos, que afirman que cuando Jesús dijo “Yo soy el pan de vida”, porque es a Él a quien tenemos que comer, Jesús lo dijo de manera figurativa.

27 Pero Jesús lo dijo de forma real. Por eso, cuando vio que algunos murmuraban y no le creían, no se desmintió como si hubiera dicho algo raro, sino que volvió a repetirlo varias veces: que si queremos tener la verdadera vida, debemos comer su cuerpo y beber su sangre.

28 Los contrarios disputaban entre ellos: ¿Cómo puede éste darnos a comer su carne? El problema estaba en tener fe o no tenerla. Quien tiene fe en Dios, hay muchas cosas que no entiende; pero se entrega en sus manos.

29 Quien tiene fe de verdad, sabe recibir en su corazón las palabras de Jesús: “El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día”.

30 Automático Yo soy el pan de vida,

31

32 el que crea en mi no tendrá sed.

33 Nadie viene a mi si mi Padre no le atrae.

34 El pan que yo daré

35 es mi cuerpo vida para el mundo.

36 El que siempre coma de mi carne

37 vivirá en mi como yo vivo en mi Padre.

38 Yo le resucitaré,

39

40

41 Hacer CLICK

42 Jesús repitió varias veces bien claro que Él es verdadera comida y verdadera bebida. Por lo tanto no hay ninguna equivocación por parte de Jesús. Queda claro que, si queremos alimentar la vida que recibimos en el bautismo, debemos comer a Jesús.

43 ¿Cómo puede ser eso? Debemos esperar y confiar en Jesús que, por ser Dios, es bueno y poderoso y sabrá cómo hacerlo. Cuando llegue el día de la Institución, el jueves santo, veremos que no fue algo monstruoso, sino sencillo y lleno de amor.

44 Pero en ese momento, a pesar de haber hecho muchos milagros, ni todos sus discípulos estaban con Él. Algunos no sólo criticaban sino que se marchaban.

45 Jesús sintió la amargura de ver vencidos algunos de sus seguidores por la falta de fe. Algunos comenzaron por tener a Jesús como loco. Él se volvió a los doce, los comprometidos, y les dijo ¿También vosotros queréis marcharos?

46 Entonces Pedro, más valiente y comprometido le dice: “Señor, ¿a quién vamos a acudir? Tu tienes palabras de vida eterna; nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios”. Así también nosotros le digamos:

47 ¿A quién iremos, Señor? Tu tienes palabras de vida eterna. Automático

48 ¿A quién iremos, Señor?

49

50 Tu eres Jesucristo, el profeta esperado.

51 ¿A quién iremos, Señor?

52

53 Tu eres el camino, la verdad y la vida.

54 ¿A quién iremos, Señor?

55 ¿A Quién iremos?

56 ¿A quién iremos, Señor? Tu tienes palabras de vida eterna.

57 ¿A quién iremos, Señor?

58 Que la madre María nos acompañe para ir al encuentro de Jesús. AMÉN


Descargar ppt "El capítulo 6º del evangelio de san Juan es clave en la historia de la institución de la Eucaristía por Jesucristo. Se trata del anuncio o la promesa."

Presentaciones similares


Anuncios Google