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El empirismo británico: David Hume.

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Presentación del tema: "El empirismo británico: David Hume."— Transcripción de la presentación:

1 El empirismo británico: David Hume.
La crítica al principio de causalidad. El emotivismo ético

2 Racionalismo y empirismo
Para el racionalismo, la razón era la fuente del conocimiento, el empirismo considera la experiencia como el origen y el límite de nuestros conocimientos. Crítica del innatismo: No hay "ideas" o contenidos mentales que no procedan de la experiencia. La mente como "tabula rasa" en la que no hay nada impreso. Todos sus contenidos dependen de la experiencia. Para Hume la experiencia es un conjunto de impresiones de causa desconocida. Su causa no debe identificarse con "el mundo", con "las cosas ahí fuera".

3 Impresiones e ideas "He aquí, pues, que podemos dividir todas las percepciones de la mente en dos clases o especies, que se distinguen por sus distintos grados de fuerza o vivacidad. Las menos fuertes e intensas comúnmente son llamadas pensamientos o ideas; la otra especie carece de un nombre en nuestro idioma, como en la mayoría de los demás, según creo, porque solamente con fines filosóficos era necesario encuadrarlos bajo un término o denominación general. Concedámosnos, pues, a nosotros mismos un poco de libertad, y llamémoslas impresiones, empleando este término en una acepción un poco distinta de la usual. Con el término impresión, pues, quiero denotar nuestras percepciones más intensas: cuando oímos, o vemos, o sentimos, o amamos, u odiamos, o deseamos, o queremos." (Investigación, sec.2)

4 Los elementos del conocimiento.
Para Descartes, todos los contenidos mentales son "ideas”. Para Hume son las impresiones y las ideas. Diferencia: la intensidad o vivacidad con que las percibimos. Las impresiones contenidos mentales más intensos y las ideas contenidos mentales menos intensos. Relación entre las impresiones y las ideas: es la misma que la del original con la copia: las ideas derivan de las impresiones Criterio empirista de significado: una proposición será verdadera si las ideas que contiene corresponden a alguna impresión; y falsa sino hay tal correspondencia. Hume: “Por tanto, si albergamos la sospecha de que un término filosófico se emplea sin significado o idea alguna (como ocurre con demasiada frecuencia) no tenemos más que preguntarnos de qué impresión se deriva la supuesta idea, y si es imposible asignarle una, esto serviría para confirmar nuestra sospecha” (Investigación sobre el conocimiento humano)

5 Leyes de asociación de ideas (I)
Las ideas se asocian naturalmente en la mente humana siguiendo tres leyes: semejanza, contigüidad espacio temporal y causalidad. La ley de semejanza opera cuando de una idea nuestra mente nos lleva a otra semejante en algún respecto: un retrato nos lleva a pensar en la persona a que representa. La ley de contigüidad nos lleva a asociar ideas sobre la base de su proximidad espacial o temporal: cuando se menciona el nombre de St. Denis, dice Hume, nos viene a la mente naturalmente la idea de París. La ley de causalidad nos lleva de la idea de causa a la de efecto: cuando pensamos en el hijo, dice Hume, estamos predispuestos a pensar en el padre.

6 Las ideas según Hume No hay ideas innatas ni al modo platónico ni al cartesiano: toda idea se deriva de una impresión antecedente. No son ni se derivan de modelos o arquetipos ejemplares (frente a la concepción platónica, neoplatónica y agustiniana). Las ideas no se obtienen por abstracción (Tomás de Aquino): las ideas simples derivan de impresiones y las complejas, de las ideas simples, de acuerdo con las leyes de asociación. Las ideas no son “universales” en sentido escolástico (Tomas de Aquino), es decir como “formas sustanciales” representadas en la mente sin la materia. Las ideas, según Hume, se parecerían, las simples, a lo que Descartes llamaba ideas adventicias (aquellas que parecen provenir de la experiencia), y las obtenidas por asociación a las denominadas facticias (construidas en la mente a partir de las anteriores).

7 Los tipos de conocimiento.
Siguiendo la distinción que había hecho Leibniz entre verdades de razón y verdades de hecho, Hume nos dirá que todos los objetos de la razón e investigación humana puede dividirse en dos grupos: relaciones de ideas y cuestiones de hecho. Las relaciones de ideas (relation of ideas) son juicios en los que se establecen conexiones necesarias entre sujeto y predicado cuya verdad depende de su coherencia interna y no de la experiencia. Son los juicios de la matemática y de la lógica (p.ej. “el todo es mayor que la parte” o “ la suma de 2+3 es cinco”. Su negación implica contradicción. Las cuestiones de hecho (matters of fact) son juicios que se refieren a la experiencia y cuya verdad depende de nuestras observaciones empíricas. Son los juicios de las ciencias naturales y parecen fundarse, según Hume, en la relación causa-efecto

8 La crítica del principio de causalidad (I)
Según Hume, la relación causal se ha concebido tradicionalmente como una "conexión necesaria" entre la causa y el efecto, de tal modo que, conocida la causa, la razón puede deducir el efecto que se seguirá, y viceversa, conocido el efecto, la razón está en condiciones de remontarse a la causa que lo produce. ¿Qué ocurre si aplicamos el criterio de verdad establecido por Hume para determinar si una idea es o no verdadera? Una idea será verdadera si hay una impresión que le corresponde. ¿Hay alguna impresión que corresponda a la idea de "conexión necesaria" y, por lo tanto, es legítimo su uso, o es una idea falsa a la que no corresponde ninguna impresión?

9 La crítica del principio de causalidad (II)
Observemos el choque de dos bolas de billar. El choque (causa) de la primera con la segunda, y el movimiento de la segunda (efecto). Suponemos que hay una “conexión necesaria” entre el choque y el movimiento. ¿Pero hay alguna impresión que le corresponda a esta idea de "conexión necesaria"? (Conexión necesaria es, por ejemplo, la que existiría entre las premisas y la conclusión de un razonamiento deductivo) Hume responde negativamente: No percibimos ninguna conexión racionalmente necesaria entre la causa y el efecto. Lo único que observamos es: 1.Contigüidad espacial (las bolas se ponen en contacto antes del movimiento) y temporal (no hay intervalo entre el choque y el movimiento). 2. Prioridad en el tiempo y en el espacio (el movimiento que fue la causa es anterior al movimiento que es el efecto). 3. Cada vez que repetimos la experiencia, se produce una unión constante entre lo que consideramos causa y efecto.

10 La crítica del principio de causalidad (III)
Hume: “El impulso de una bola de billar se acompaña del movimiento de la otra. Esto es todo lo que aparece ante los sentidos externos. La mente no percibe ningún sentimiento ni impresión interna de esta sucesión de objetos. Consecuentemente, no existe, en ningún caso particular de causa y efecto, ninguna cosa que pueda sugerir la idea de poder o conexión necesaria.“ ¿De dónde procede nuestro convencimiento de la necesidad del movimiento de la segunda bola tras el choque? De la experiencia: el hábito, o la costumbre, al haber observado siempre que los dos fenómenos se producen sucesivamente, produce en nosotros la creencia de que esa sucesión es necesaria. ¿Cuál es, pues, el valor del principio de causalidad? Sólo tiene valor aplicado a la experiencia, aplicado a objetos de los que tenemos impresiones y, por lo tanto, sólo tiene valor aplicado al pasado: de los fenómenos que puedan ocurrir en el futuro no tenemos impresión ninguna. Contamos con la producción de hechos futuros porque aplicamos la inferencia causal; pero esa aplicación es racionalmente ilegítima, por lo que nuestra predicción de los hechos futuros no pasa de ser una mera creencia , por muy razonable que pueda considerarse. Conclusión: “No es la razón la guía de la vida humana, sino la costumbre. Sólo ella hace que la mente, en todos los casos, suponga que el futuro ha de ser conforme al pasado” (Resumen del Tratado de la naturaleza humana)

11 La teoría ética de Hume: el emotivismo moral (I)
La moralidad es para Hume una cuestión de hecho: hacemos de modo permanente consideraciones sobre lo bueno y lo malo. Las discrepancias empiezan cuando nos preguntamos por el fundamento de tales distinciones morales. Los juicios morales: ¿Se fundan en la razón, como afirmaron los filósofos desde Platón, de modo que lo bueno y lo malo son lo mismo para todos los seres humanos? ¿O se fundan en el sentimiento, en la forma en que reaccionamos ante los "objetos morales" según nuestra constitución humana? Para Hume, qué sea lo bueno y lo malo no se puede averiguar ni analizando las conexiones entre nuestras ideas ni nuestras percepciones sobre los hechos. En la descripción de los hechos que constituyen un crimen no percibimos la maldad o la bondad por ninguna parte. La moralidad no se ocupa del ámbito del ser, sino del deber ser: No pretende describir lo que es, sino prescribir lo que debe ser. Pero de la simple observación y análisis de los hechos no se podrá deducir nunca un juicio moral, lo que "debe ser". Cuando pretendemos pasar de lo que es a lo que debe ser cometemos una falacia: la falacia naturalista.

12 El emotivismo ético (II)
La razón no puede encontrar fundamento alguno para la distinción de lo "bueno" y lo "malo“ ni a través del conocimiento de hechos ni a través del conocimiento de relación de ideas. Para Hume, la moralidad no se funda en la razón sino en el sentimiento. Consideramos que algo es bueno o malo, justo o injusto, virtuoso o vicioso por el sentimiento de agrado o desagrado, de aprobación o rechazo que se genera en nosotros al observar dicho objeto moral. ¿Qué garantía tenemos de coincidir con los demás en tales valoraciones morales, eliminada la posibilidad de que la valoración moral dependa de categorías racionales, objetivas, universales? ¿No nos conduce a esta teoría a un relativismo moral? Hume da por supuesto que la naturaleza humana es común y constante y que las pautas del sentimiento también son comunes a la humanidad. La utilidad como criterio moral: para Hume aprobamos y nos agrada lo socialmente útil y desaprobamos lo socialmente perjudicial.


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