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Lectio divina del Salmo dominical

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Presentación del tema: "Lectio divina del Salmo dominical"— Transcripción de la presentación:

1 Lectio divina del Salmo dominical
Pentecostés Hch 2,1-11: Se llenaron todos de Espíritu Santo y empezaron a hablar. Sal 103,1ab.24ac.29bc : Envía tu Espíritu, Señor, y repuebla la faz de la tierra. 1Cor 12,3b : Hemos sido bautizados en un mismo espíritu, para formar un solo cuerpo. Antes del Evangelio se recita la Secuencia del Espíritu Santo (Veni Sancte Spiritus): Jn 20,19-23: Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo. Recibid el Espíritu Santo.

2 Envía tu Espíritu, Señor, y repuebla la faz de la tierra.

3 Bendice, alma mía, al Señor: ¡Dios mío, qué grande eres
Bendice, alma mía, al Señor: ¡Dios mío, qué grande eres! Cuántas son tus obras, Señor; la tierra está llena de tus criaturas.

4 Envía tu Espíritu, Señor, y repuebla la faz de la tierra.

5 Les retiras el aliento, y expiran y vuelven a ser polvo; envías tu aliento, y los creas, y repueblas la faz de la tierra.

6 Envía tu Espíritu, Señor, y repuebla la faz de la tierra.

7 Gloria a Dios para siempre, goce el Señor con sus obras
Gloria a Dios para siempre, goce el Señor con sus obras. Que le sea agradable mi poema, y yo me alegraré con el Señor.

8 Envía tu Espíritu, Señor, y repuebla la faz de la tierra.

9 Lectio Ahora leemos el salmo entero, despacio…
1Bendice, alma mía, al Señor: ¡Dios mío, qué grande eres! Te vistes de belleza y majestad, 2la luz te envuelve como un manto. Extiendes los cielos como una tienda, 3construyes tu morada sobre las aguas; las nubes te sirven de carroza, avanzas en las alas del viento; 4los vientos te sirven de mensajeros; el fuego llameante, de ministro. 5Asentaste la tierra sobre sus cimientos, y no vacilará jamás; 6la cubriste con el manto del océano, y las aguas se posaron sobre las montañas; 7pero a tu bramido huyeron, al fragor de tu trueno se precipitaron, 8mientras subían los montes y bajaban los valles: cada cual al puesto asignado.  9Trazaste un frontera que no traspasarán, y no volverán a cubrir la tierra. 10De los manantiales sacas los ríos, para que fluyan entre los montes; 11en ellos beben las fieras de los campos, el asno salvaje apaga su sed; 12junto a ellos habitan las aves del cielo, y entre las frondas se oye su canto. 13Desde tu morada riegas los montes, y la tierra se sacia de tu acción fecunda; 14haces brotar hierba para los ganados, y forraje para los que sirven al hombre. 15Él saca pan de los campos, y vino que le alegra el corazón; y aceite que da brillo a su rostro, y alimento que le da fuerzas. 16Se llenan de savia los árboles del Señor, los cedros del Líbano que él plantó: 17allí anidan los pájaros, en su cima pone casa la cigüeña. 18Los riscos son para las cabras, las peñas son madriguera de erizos.

10 Lectio Ahora leemos el salmo entero, despacio…
19Hiciste la luna con sus fases, el sol conoce su ocaso. 20Pones las tinieblas y viene la noche, y rondan las fieras de la selva; 21los cachorros rugen por la presa, reclamando a Dios su comida. 22Cuando brilla el sol, se retiran, y se tumban en sus guaridas; 23el hombre sale a sus faenas, a su labranza hasta el atardecer. 24Cuántas son tus obras, Señor, y todas las hiciste con sabiduría; la tierra está llena de tus criaturas. 25Ahí está el mar: ancho y dilatado, en él bullen, sin número,  animales pequeños y grandes; 26lo surcan las naves, y el Leviatán que modelaste para que retoce. 27Todos ellos aguardan a que les eches comida a su tiempo: 28se la echas, y la atrapan; abres tu mano, y se sacian de bienes; 29escondes tu rostro, y se espantan; les retiras el aliento, y expiran y vuelven a ser polvo; 30envías tu aliento, y los creas, y repueblas la faz de la tierra. 31Gloria a Dios para siempre, goce el Señor con sus obras, 32cuando él mira la tierra, ella tiembla; cuando toca los montes, humean. 33Cantaré al Señor mientras viva, tocaré para mi Dios mientras exista: 34que le sea agradable mi poema, y yo me alegraré con el Señor. 35Que se acaben los pecadores en la tierra, que los malvados no existan más. ¡Bendice, alma mía, al Señor! Si quieres escuchar el salmo en su original hebreo, pincha aquí.

11 Lectio ¿Qué lugar ocupa este salmo en el salterio?
Según el P. Ramón Ribera, monje de Montserrat, y otros estudiosos, el orden de los salmos no se debe al azar sino que hay toda una estructura interna.

12 Lectio ¿Qué lugar ocupa este salmo en el salterio?
Nuestro salmo se encuentra en la segunda parte del salterio, dedicado a las alabanzas a Dios, formada por los libros: 4º: salmos y 5º: salmos Salmo 103: Himno al Dios Creador.

13 Lectio ¿Qué dice el texto?
Este salmo es un himno a Dios por la creación, no de la creación, ya que las criaturas no son invitadas a bendecir o alabar al Señor, sino que por ellas el orante alaba a Dios. El papel de las criaturas es por tanto revelar la gloria de Dios. Se suele citar como paralelo e inspirador del presente salmo el himno egipcio al Dios Sol de Akhenaton. Podemos dividir esta pieza hímnica en tres partes: v. 1-4 forman la introducción: tras un brevísimo invitatorio (v. 1a), el salmista describe la grandeza real de Dios: envuelto de luz como un manto, habitando en una morada sobre las aguas celestes… con ello se indica el carácter celeste y divino de la labor creadora. v.5-30 son el cuerpo del salmo: en ellos se presenta sistemáticamente la creación: la tierra con las aguas del abismo y los océanos (comparen los vv. 5-9 con Gn 1); el agua de las fuentes y los ríos , y la lluvia que hacen posible la vida de los animales y los hombres (v ); la creación de la luna y el sol con la alternancia entre el día y la noche, que influye en la vida de los animales y del hombre (v.19-23); a continuación encontramos una alabanza global a las obras del Señor con una referencia a la vida del mundo marino, (v.24-26); finalmente, este cuerpo del salmo, subraya la providencia divina que sostiene la vida de las criaturas y las nutre con el alimento cotidiano (v.27-30). v son la parte final en la que el salmista concluye con una doxología de reverente y gozosa admiración por el Señor, creador y dispensador de todo bien. Pero el autor es consciente de que en la tierra también existe el mal que contrasta con la bondad divina. Por eso al final del salmo expresa su deseo de renovación del mundo, con la desaparición de los malvados y los pecadores, para que la creación se convierta en lo que Dios quiere que sea.

14 Meditatio Lo propio de este paso es meditar qué me dice a mi el texto
Meditatio Lo propio de este paso es meditar qué me dice a mi el texto. Esto es algo muy personal por ello aquí para ayudar a esta meditación relacionamos el salmo con las lecturas del domingo. El salmo 103, como hemos visto, canta al Dios creador, admirable en sus obras. Al Dios que exhala su aliento/espíritu (tanto en hebreo como en griego y latín ambas realidades se designan con la misma palabra: ruah, pneuma, spiritus) sobre sus criaturas y les da vida.

15 El mismo día de la Resurrección –según san Juan- el Señor glorioso, el Viviente, exhala su espíritu sobre sus discípulos. Se instaura así la nueva creación en este primer día de la semana que es el domingo, el día del Señor que vive y nos hace partícipes de su vida, de modo que ahora vivimos “en Cristo”, injertados en Él por el Bautismo y la efusión del Espíritu, formando así un solo Cuerpo que es la Iglesia.

16 Para Lucas esta efusión del Espíritu se da el día de Pentecostés, a los 50 días de la Resurrección, manifestando la Iglesia a todas las culturas y razas de la tierra entonces conocidas, repoblando –por así decir- la faz de la tierra con el alegre anuncio de la Resurrección del Señor y de la llamada a la salvación a todos los hombres por medio del Espíritu santificador y dador de Vida.

17 La meditación de todo esto nos interpela:
¿Soy consciente de que como bautizado estoy injertado en Cristo, pertenezco a su Cuerpo y soy templo del Espíritu Santo? El salmo nos invita a alabar al Señor por la obra de la creación, ¿sé agradecer al Señor el gran don de la naturaleza y admirar su belleza? ¿Me comprometo en su cuidado y protección?

18 Oratio ¿Qué me hace decirle a Dios este salmo, la liturgia de este domingo?
Ven, Espíritu Santo, manda tu luz desde el cielo. Padre amoroso del pobre, don, en tus dones espléndidos. Luz que penetra las almas, fuente del mayor consuelo. Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo. tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas, y reconforta en los duelos. Entra hasta el fondo del alma, divina luz y enriquécenos. Mira el vacío del hombre Si tu le faltas por dentro; mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento. Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo, doma al Espíritu indómito, guía el que tuerce el sendero. Reparte tus siete dones según la fe de tus siervos. Por tu bondad y tu gracia dale al esfuerzo su mérito; salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. Amén.

19 Contemplatio Miro y me dejo mirar… En esto los Padres de la Iglesia son maestros…
“Este mundo es un modelo de la operación divina porque, mientras se ve la obra, se descubre a su autor. (…) Viendo el mundo y al mismo tiempo elevando los ojos de la mente a la contemplación de las realidades invisibles , el profeta dice: ¡Qué maravillosas son tus obras, Señor! Todo lo has hecho con sabiduría. (…) Y para que sepamos que la fertilidad de las tierras no se atribuye al calor del sol, sino que se debe a la misericordia divina, dice el profeta: Todos esperan de Ti que les des el alimento a su tiempo; Tú se lo das y ellos lo toman; abres tu mano y se sacian de todo bien; y más abajo: Envía tu Espíritu y serán creados y renovarás la faz de la tierra. (…) Por eso el profeta ha dirigido al Señor una justa alabanza, diciendo: ¡Cuán magníficas son tus obras, Señor! Todo lo has hecho con sabiduría. Todo lo penetra la sabiduría divina, todo lo llena.” (San Ambrosio de Milán, Los seis días de la creación, Ciudad Nueva, Madrid, 2011, 43,44, 166, 289.)

20 Actio ¿Qué me hace vivir el Señor a partir de esta Palabra
Actio ¿Qué me hace vivir el Señor a partir de esta Palabra? Es el momento de la “obediencia de la Fe”… Si el Espíritu Santo habita en mi, mis obras, pensamientos y actitudes deben estar impregnadas del amor y la vida de Dios.


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