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Publicada porSimón Bobadilla Modificado hace 9 años
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Sexto Mandamiento Bienaventurados los limpios de corazón
Porque verán a Dios
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Tú has visto un cielo sin nubes, tan azul que parece recién pintado.
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Y un paisaje nevado donde nada ni nadie ha dejado una huella.
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Y un lago en la alta montaña, de aguas limpias y transparentes.
Todo eso es una maravilla.
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Pero hay algo más resplandeciente y más bello que todas esas cosas.
Es tu alma tal como Dios la dejó el día de tu Bautismo: Sin mancha de pecado, llena de luz y de gracias.
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Además, por el Bautismo, tu cuerpo y tu alma se han convertido en Templo de Dios.
Eres como un Sagrario donde vive Dios. ¿Ves por qué merece tanto respeto nuestro cuerpo?
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Ocurre que el cielo, a veces, se cubre de nubarrones, la nieve se mancha con las pisadas y las aguas claras se contaminan cuando en ellas se vierten basuras. ¿Y el alma puede mancharse? Sólo si nosotros queremos. El alma sólo se mancha con el pecado.
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Para conservar tu alma limpia, pura, como el cielo sin nubes, como la nieve que nadie ha pisado, todo en ti tiene que ser limpio: tus palabras, tus pensamientos y tus acciones.
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Escribe San Pablo: ¿No sabéis que vuestros cuerpos son miembros de Cristo? ¿No sabéis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo que está en vosotros y que habéis recibido de Dios y que no os pertenece? ¡Habéis sido comprados a gran precio! Glorificad, por tanto a Dios en vuestro cuerpo. (1 Corintios 6, 15, 19-20)
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Aprendemos ¿Cuál es el sexto mandamiento de la Ley de Dios? El sexto mandamiento de la Ley de Dios es: No cometerás actos impuros.
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Aprendemos ¿Qué nos manda el sexto mandamiento? El sexto mandamiento nos manda que seamos puros y castos en obras y palabras.
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Una historia de la Biblia
Un día, mientras Jesús paseaba con sus discípulos, una multitud le trajo a una mujer que no había sido limpia con su cuerpo ni fiel a su marido. Según la ley de entonces de los judíos, esa mujer debía morir apedreada. Se la llevaron a Jesús porque querían saber qué es lo que pensaba y algunos también para ponerle en un aprieto.
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Pero Jesús, en vez de aprobar la conducta de los fariseos, dijo:
— «El que esté libre de pecados que tire la primera piedra».! Todos los que estaban allí comenzaron a irse poco a poco, comenzando por los más viejos. Cuando se habían quedado solos Jesús y la mujer pecadora, le dijo: «Yo tampoco te condeno. Vete y no peques más». Y todos suponemos que esa mujer, desde aquel día, vivió pura y casta.
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Lo que Dios me propone para ser feliz:
Amar la pureza como regalo de Dios. Cuidar el pudor y la delicadeza en el vestir y en el hablar. Huir de las ocasiones que pudieran hacernos pecar. Evitar las malas amistades. No ver los programas sucios en la TV, Internet, en DVDs, en el cine, etc. Decir no a lo que nos pudiese llevar a pecar. Cultivar un gran amor a Cristo y Maria. Los que les aman, aman lo que ellos nos dieron como ejemplo: la pureza. Recibir los sacramentos con frecuencia: confesarse y comulgar a menudo. Pedir ayudar a Dios y a la Virgen: rezar tres avemarías al acostarme. Imitar a Jesús, que vivió la castidad sin ensuciar su cuerpo con la impureza.
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Leer libros o revistas que dañan nuestra pureza.
Lo que me aleja de Dios Leer libros o revistas que dañan nuestra pureza. Asistir a diversiones poco convenientes como algunas fiestas, películas, etc. Tener conversaciones sobre temas impuros. No respetar nuestro propio cuerpo, ofendiendo a Dios con actos impuros.
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Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea, pues todo un Dios se recrea, en tan graciosa belleza. A Ti celestial princesa, Virgen Sagrada María, te ofrezco en este día, alma vida y corazón. Mírame con compasión, no me dejes, Madre mía. Amén. FIN
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