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V.- NUESTRA ESTRUCTURA PASTORAL

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Presentación del tema: "V.- NUESTRA ESTRUCTURA PASTORAL"— Transcripción de la presentación:

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2 V.- NUESTRA ESTRUCTURA PASTORAL
La Iglesia de Monterrey, a la luz de la acción del Espíritu Santo, posee un arduo caminar que nos ha heredado una práctica estructura pastoral que, en una clara consonancia con la legislación de la Iglesia Universal, debe ser considerada parte de nuestro derecho particular. Efectivamente muchas de las leyes de la Iglesia surgieron como prácticas pastorales antes de ser codificadas (n. 298). El tener en claro el perfil de cada una de las estructuras y agentes pastorales nos posibilitará, en este Plan de Pastoral Orgánica , asumir las responsabilidades y evaluarlas objetivamente (n. 299).

3 1.- SECTORIZACIÓN Y ESTRUCTURAS PASTORALES
La sectorización en la Iglesia ha existido desde el inicio del cristianismo: de esta manera la creación de comunidades (1Tim 4,14), la delegación de ministerios, y con ellos el nacimiento de las parroquias, fue el inicio de una sectorización territorial de la encomienda recibida (Mt 28,20) (n. 300) Definamos lo que entendemos por Sectorización en la Pastoral: Es la delimitación de funciones y competencias de un todo más complejo en sectores homogéneos de actividad, para precisar responsabilidades, evitar duplicidad de funciones y permitir que las decisiones y acciones del gobierno pastoral fluyan de manera rápida y eficiente (n. 301).

4 Esta sectorización puede desarrollarse en lo eclesial de dos maneras que son igualmente valiosas e importantes: territorial y diferenciada (n. 303). Primero, la Sectorización Territorial: Es la acción de subdividir en porciones estratégicas la totalidad de un territorio físico-geográfico (n. 304). Segundo, la Sectorización Diferenciada: Es la acción por la cual de manera funcional se determinan grupos o sectores de personas conforme a diferentes factores: el sexo, las etapas de la vida, las funciones, la vocación y el estado de vida… (n. 305).

5 2.- LAS ESTRUCTURAS PASTORALES TERRITORIALES
Nuestra arquidiócesis es ya una estructura de sectorización territorial de la Iglesia universal y en nuestra arquidiócesis ya se ha realizado un ejercicio de sectorización territorial en primerísimo lugar a través de las parroquias, pero también por medio de las estructuras conocidas como decanatos, así como de aquellas que son conocidas como zonas pastorales (n. 306). Hablemos sobre las estructuras territoriales de la Pastoral partiendo del todo de la Iglesia Universal para así descender a las partes que en la comunión son expresión de eclesialidad y que son sumamente necesarias para atender pastoralmente al rebaño del Señor (n. 307).

6 2.1.- LA IGLESIA UNIVERSAL La Iglesia Universal es todo el pueblo de Dios que, bajo la guía del Romano Pontífice y del Colegio de los Obispos, se extiende por toda la tierra. Será Iglesia Católica sólo si posee los siguientes elementos (n. 308): Una diferenciación orgánica entre los fieles, aun en la unidad del Espíritu Santo; La aceptación íntegra de todos los medios de salvación instituidos en ella, el primero de los cuales es la Eucaristía; La unión con Cristo en el cuerpo visible de la Iglesia, por medio de los vínculos de la profesión de fe, de los sacramentos, del gobierno eclesiástico y de la comunión; El gobierno del Sumo Pontífice y de los Obispos.

7 2.2.- LA DIÓCESIS Para hablar de “las Iglesias” en la única Iglesia existen dos vocablos: “local” y “particular”, tomados indiferentemente el uno por el otro para hablar de una Iglesia Diocesana (n. 309). Se le llama Iglesia Particular y con ello se indica la relación de la Iglesia a una porción del total de los bautizados aunado al elemento del gobierno en el Obispo propio a quien se le conoce como el Ordinario, ya que solamente el Obispo es aquél que garantiza la autenticidad apostólica (n. 311). Se le puede llamar también Iglesia Local y con ello se indica la relación de la Iglesia con una parte de la totalidad de los bautizados residentes en un territorio concreto (n. 312).

8 2.3.- LA ZONA PASTORAL Por zona pastoral se entiende un conjunto humano en un territorio bien definido que forma una comunidad particular relativamente autónoma en su desarrollo y que exige una acción pastoral distinta (n. 313). La zona pastoral es una respuesta a las exigencias de la realidad para resolver los problemas de unidad y eficacia pastoral (n. 314). La zona debe revitalizar la parroquia y a los decanatos e iluminar su acción, sobre todo al tratar de la pastoral específica. Aquí se deben hacer más efectivos los principios de corresponsabilidad y subsidiaridad (n. 315).

9 El Código de Derecho Canónico habla de tres categorías de vicario episcopal (n. 316):
Territorial: para una parte determinada de la diócesis. Sectorial: para ciertos asuntos. Personal: fieles de un rito determinado o un grupo de personas. De los tres poderes facultativos que tiene el obispo: legislativo, ejecutivo y judicial, el vicario episcopal de zona sólo participa del ejecutivo en la zona asignada (n. 317). Estos son los rasgos que competen a los vicarios espiscopales como agentes de la pastoral: Colaborador inmediato del obispo. Coordinación de la pastoral orgánica en su zona. Miembro de la curia pastoral (n. 318).

10 Las misiones importantes del vicario episcopal son (n. 319):
Favorecer una pastoral más adaptada a la realidad sociocultural y religiosa de su territorio. Aplicar en su zona los planes y programas diocesanos. Fomentar una mayor conciencia de Iglesia diocesana. Promover y potenciar cauces de corresponsabilidad y comunión entre personas, parroquias, decanatos, comunidades y movimientos. Convocar y presidir la asamblea eucarística en nombre del obispo. Preocuparse de la situación humana, espiritual y apostólica de los sacerdotes. Impulsar la formación permanente de los presbíteros, acompañarlos en los momentos de dificultad.

11 2.4.- EL DECANATO El Decanato tiene una finalidad eclesial y evangelizadora. Aquél que sea nombrado Decano deberá tener en cuenta las bondades pastorales que se suscitan desde esta estructura de una diócesis (n. 320). El Decanato debe ser una unidad pastoral constituida por varias parroquias que limitan entre sí, a fin de hacer posible la coordinación e integración de la acción pastoral de un determinado territorio (n. 321). Esta unidad pastoral refleja una unidad ya existente, porque tiene en la base los siguientes factores (n. 322): una homogeneidad en las costumbres, idiosincrasia y condiciones sociales de los fieles; cierta relación geográfica e histórica en las parroquias.

12 El Decanato es una instancia útil para vivir y testimoniar la comunión y participación eclesial en forma "corresponsable" por sacerdotes, miembros de vida consagrada y fieles que viven en un territorio de la diócesis. Esta corresponsabilidad está al servicio de la misión de la Iglesia diocesana y ha de vivirse en plena comunión con el obispo (n. 323). El Decanato y el decano, es cauce para (n. 324): Vivir el encuentro y la fraternidad. Experimentar la comunión eclesial, aspirando a visibilizar la comunión de bienes, vida y oración. Favorecer la oración común y la vida religiosa. Tomar mejor conciencia de la misión evangelizadora en un lugar concreto. Realizar una necesaria programación pastoral de conjunto en la que se integren todos los agentes de pastoral: sacerdotes, miembros de la vida consagrada y fieles. Realizar el seguimiento y coordinación de programas pastorales. Facilitar la formación permanente de los agentes de pastoral.

13 7.- EL MUNDO, COMO DESTINATARIO DE LA EVANGELIZACIÓN Y LA MISIÓN DE LA IGLESIA
La voluntad del Padre sobre la persona humana que ha sido conocida en el envío del Hijo y en el envío del Espíritu Santo, y que ha tenido un modelo muy especial en la persona de la Virgen María, se vincula estrechamente con la comunidad de la que el hombre forma parte. La comprensión adecuada de la doctrina cristiana necesitará que se tenga presente la dimensión social y comunitaria de la vocación humana unida al nacimiento del pueblo de Dios (n. 196). La Iglesia es servidora de la salvación no en abstracto o en sentido meramente espiritual, sino en el contexto de la historia y del mundo en que el hombre vive (n. 197). En la Misión de la Iglesia tendrá siempre un lugar especial el unir el anuncio con el testimonio (n. 199).

14 Así mismo, se pueden señalar tres grandes líneas de respuesta que desde el nivel de decanato puede darse (n. 325): Pastoral: porque hace más fácil y concreto el estudio, la participación, coordinación y seguimiento de las actividades pastorales. Sociológica: porque la unidad de recursos en el decanato, permitirá dar mejor respuesta a necesidades de grupos homogéneos o de comunidades humanas particulares. Teológica: porque ayuda a la superación de concepciones cerradas de Iglesia, haciendo sentir la pertenencia y participación de la vida de la arquidiócesis, facilitando la encarnación de las líneas de acción pastoral diocesanas. Las directrices que un decanato asuma en su acción pastoral, no deben ser vistas como imposición arbitraria o como directivas opcionales, sino como el compromiso responsablemente aceptado, cuyo cumplimiento es exigible como signo de unidad pastoral derivada de la comunión eclesial (n. 326).

15 2.5.- LAS PARROQUIAS El nombre de la Parroquia procede del verbo Paroikein que en el griego clásico significa “vivir junto a” o “habitar en la vecindad”. El parroquiano es un vecino. Excepcionalmente parroquiano equivaldrá a extranjero domiciliado en un país, sin derecho de ciudadanía, un advenedizo (n. 328). Tanto en los escritos del Antiguo Testamento (se cita 16 veces) como del Nuevo Testamento, Paroikein significa una comunidad del Pueblo de Dios que peregrina en tierra extraña. Se les llama: “Extranjeros” (Ef 2,19), “Emigrantes” (1Pe 2,11), “Peregrinos” (Hb 11,13) (n. 329). La parroquia debe ser, al igual que el primer núcleo del cristianismo ya descrito, una comunidad de vida, de amor, de solidaridad, de servicio, de fe y de esperanza (Hch 2,42-46; 4, 32-35), convocada por Jesucristo como único dueño y Señor (Mt 16,18), y donde Él está presente todos los días hasta el fin (Mt 28,20) (n. 330).

16 Efectivamente la parroquia es el principal lugar institucional donde se desarrolla cualitativa y cuantitativamente la vida cristiana (n. 331). El año 1983, el Código de Derecho Canónico vigente define así a la Parroquia (n. 332): “La parroquia es una determinada comunidad de fieles, constituida de modo estable en la Iglesia particular, cuya cura pastoral, bajo la autoridad del obispo diocesano, se encomienda a un párroco como su pastor propio”

17 Esta descripción se inspira en la Constitución Conciliar sobre la Liturgia: Sacrosanctum Concilium (n. 42), y destaca tres elementos importantes (n. 333): Centralidad en la Teología del Pueblo de Dios, no tanto en la figura del párroco: la parroquia no es un territorio determinado, sino una comunidad de fieles constituida de forma estable. La parroquia se define por el ministerio: lo importante es el cuidado pastoral, entendido desde el ministerio de la Palabra, como primordial servicio y desde el ministerio sacramental, en el que aparece la Eucaristía como centro de la vida comunitaria, desde el que se proyectan los fieles hacia la caridad y la evangelización. Se pone de relieve la comunión de la parroquia con la Iglesia particular y universal. La comunidad parroquial y sus agentes se comprenden a sí mismos en el contexto de una Iglesia “comunión”.

18 El párroco es el pastor propio de la parroquia que se le confía y que ejerce la cura pastoral de la comunidad que le está encomendada, bajo la autoridad del Obispo de la iglesia local, en cuyo ministerio de Cristo ha sido llamado para participar, para que en esa misma comunidad cumpla las funciones de enseñar, santificar y regir, con la cooperación también de otros presbíteros o diáconos, y con la ayuda de fieles laicos, conforme a la norma de derecho (n. 334). El Código de Derecho Canónico nos enseña que, para que alguien pueda ser designado párroco válidamente, debe haber recibido el orden sagrado del presbiterado, y debe destacar por su sana doctrina y probidad moral, estar dotado de celo por las almas y otras virtudes, y tener las cualidades que se requieren para el cuidado pastoral de la parroquia que se le confíe (n. 335). La comunión eclesial de los miembros del Pueblo de Dios, aún conservando su dimensión universal, encuentra su expresión más visible e inmediata en la parroquia (n. 336).

19 3.- LAS ESTRUCTURAS PASTORALES FUNCIONALES
Aunado a las estructuras territoriales, es posible entender que otro ejercicio de sectorización ya efectuado y consolidado en nuestra arquidiócesis, y que se puede catalogar como diferenciado, ha sido el de la creación de los Departamentos de la Pastoral Familiar y de la Pastoral Juvenil, sin excluir en este campo las diferentes áreas de pastoral como lo pueden ser la Pastoral Catequética, la Pastoral Litúrgica y la Pastoral Social, así como la labor efectuada por la Vicaría de Vida Consagrada, la Comisión para el Apostolado de los Laicos, la Pastoral Universitaria, la Pastoral del Clero, la Pastoral Vocacional, la Pastoral Misionera, etc… (n. 337).

20 3.1- LA VICARÍA EPISCOPAL DE PASTORAL
La Vicaría Episcopal de Pastoral es una estructura funcional y está al servicio de los tres sectores del pueblo de Dios (laicos, vida consagrada y ministerio ordenado) y de todas las estructuras territoriales (parroquias, decanatos y zonas) y funcionales (seminario, curia, secretariados, departamentos, comisiones, instituto diaconal, etc…); su objetivo general es: fomentar la espiritualidad de comunión y participación que lleve a los miembros de la comunidad eclesial a asumir corresponsablemente las tareas de la evangelización, de acuerdo a las exigencias de la pastoral orgánica (n. 338). La Vicaría Episcopal de Pastoral actúa bajo la presidencia del obispo diocesano y la responsabilidad inmediata de un Vicario Episcopal (n. 340).

21 La Vicaría Episc. de Past
La Vicaría Episc. de Past. busca realizar su objetivo general a través de las siguientes tareas (n. 339): promover y coordinar la elaboración, aplicación y evaluación del Plan de Pastoral Orgánica; propiciar el eficaz funcionamiento de mecanismos de coordinación e interacción de los agentes y de las estructuras pastorales; especialmente, de los consejos pastorales de los distintos niveles; coordinar programas pastorales de carácter general y otros proyectos que tenga a bien encomendarle el obispo diocesano; dinamizar la información pastoral ascendente y descendente, como signo de comunión y participación. Función prioritaria de la Vicaría Episc. de Past. es promover el conocimiento y aplicación del Plan de Pastoral Orgánica, porque éste contiene las necesidades y retos señalados por la comunidad eclesial, y las correspondientes respuestas de carácter diocesano expresadas en objetivos, metas, opciones, líneas de acción pastorales, programas, estrategias, indicadores. (n. 341)

22 Los criterios orientadores de la acción de la Vicaría Episc. de Past
Los criterios orientadores de la acción de la Vicaría Episc. de Past. son de tres tipos (n. 342): Doctrinales son la doctrina y las orientaciones pastorales de la Palabra de Dios, del Vaticano II, del Magisterio Pontificio, del Código de Derecho Canónico, del Obispo local, de los Sínodos Episcopales, de las Conferencias del Episcopado Latinoamericano y de la Conferencia del Episcopado Mexicano. Jurídicos se ubican en su actuación con potestad ordinaria, en la sola línea ejecutiva, dentro del campo que se le ha señalado: la promoción de la pastoral orgánica de la diócesis, informa al obispo diocesano sobre los asuntos más importantes por resolver o ya resueltos, y nunca actúa contra la voluntad e intenciones del obispo diocesano. Los criterios pastorales son el fomento de la comunión, participación, corresponsabilidad, solidaridad, subsidiaridad; una retroalimentación dialógica con los distintos corresponsables de la acción pastoral, respeto por la autonomía interna de las estructuras territoriales y funcionales.

23 La Pastoral Catequética tiene como objetivo el animar, coordinar y promover la catequesis a nivel diocesano y alcanzar una adecuada formación a los catequistas. La Pastoral Litúrgica tiene como metas, la formación litúrgica en toda la diócesis, así mismo supervisar que la administración de los sacramentos y sacramentales se lleven a cabo según el espíritu de la constitución sobre la liturgia y los demás documentos post-conciliares, así como en conformidad con las directrices del Obispo diocesano. Además es su deber el supervisar las comisiones de música y arte sacros. La Pastoral Social, por su parte, se ocupa de dar a conocer la Doctrina Social de la Iglesia así como el proyectar la dimensión social de la fe a las realidades concretas para promover la transformación de las relaciones y estructuras sociales según las exigencias del Reino de Dios.

24 La evangelización que siempre es una y la misma en los elementos fundamentales, se dirige a personas que tienen nombre, sexo, edad, domicilio, actividades, problemas, necesidades. Por lo anterior, la Evangelización se orienta de manera distinta a niños, jóvenes, familias, enfermos, estudiantes... Etc (n. 345). A las actividades que tratan de hacer llegar la evangelización a esos conjuntos de personas se les llama "pastorales especiales" o “especializadas". Cada una de estas pastorales queda bajo la responsabilidad de un Departamento o de una Comisión (n. 346).

25 En la arquidiócesis son prioritarias la Pastoral Familiar y la Pastoral Juvenil, promovidas por los Departamentos respectivos, en atención a las recomendaciones del Magisterio Pontificio y a las opciones de los obispos latinoamericanos (n. 347) La Pastoral Familiar se propone impulsar, promover y apoyar la evangelización integral de las familias, para que ellas mismas puedan cumplir su misión, como parte de la sociedad y de la Iglesia doméstica evangelizada y evangelizadora, a partir de la propia experiencia de comunión familiar, siendo así formadoras de valores humanos y cristianos. La Pastoral Juvenil se ha propuesto acompañar a los jóvenes a descubrir, seguir y comprometerse con Jesucristo y su mensaje para que, transformados en hombres nuevos e integrando su fe y su vida, se conviertan en protagonistas de la construcción de la civilización del Amor.

26 De forma especial y preferente ante la respuesta de la comunidad y la necesidad de vocaciones específicas se ha asumido la Pastoral Vocacional como una urgencia pastoral y ante la dinámica de nuestra Iglesia Latinoamericana le damos una especial atención a la Pastoral Misionera (n. 348) La Pastoral Vocacional busca que todos los bautizados, preferencialmente los jóvenes, crezcan a la luz de la fe en su vocación humana y cristiana y conozcan las distintas vocaciones que hay en la Iglesia, para que opten por la mejor forma de respuesta a su compromiso bautismal, en un estilo definido de vida al servicio de la Iglesia y del mundo. La Pastoral Misionera trata de promover los medios para que sacerdotes y laicos realicen su misión evangelizadora, anunciando a Cristo. Se atienden las múltiples necesidades de animación, formación y proyección de sacerdotes, religiosos y laicos de diferentes grupos a diversos niveles. Se ha ofrecido el proceso evangelizador-misionero Pueblo de Dios en Misión.

27 Tarea básica de los Secretariados y Departamentos mencionados es lograr la integración orgánica de Organismos y Agrupaciones Apostólicos del Apostolado Seglar, así como de otros Secretariados y Comisiones que trabajan en las áreas respectivas respetando su autonomía (n. 349) Los Secretariados de Pastoral Catequética, Litúrgica y Social y los Departamentos de Pastoral Familiar, Juvenil, Vocacional y Misionera tienen la responsabilidad de prestar servicios subsidiarios a los tres sectores del Pueblo de Dios y a las estructuras territoriales y funcionales (n. 350). Para atender a los grupos o situaciones especiales existen otras Pastorales Específicas encargadas: Pastoral de la Salud, de la Movilidad Humana, Penitenciaria, de los Medios de Comunicación, de la Cultura, del Ecumenismo, Universitaria, Bíblica, las cuales es necesario implementar de acuerdo a las urgencias de nuestra iglesia particular (n. 351).

28 3.3.- LA VICARÍA DE VIDA CONSAGRADA
La vida consagrada es un tesoro en la vida de la Iglesia ya que pone de manifiesto cómo la participación en la comunión trinitaria puede transformar las relaciones humanas y crea un nuevo tipo de solidaridad. Ellos comprenden a partir de su espiritualidad la función que una autoridad tiene para el provecho de todos, para consolidar la comunión fraterna y la obediencia profesada (n. 352). La función de la Vida Consagrada es proyectar con énfasis la sublime vocación trascendente del ser humano. Su llamado especial a vivir con radicalidad el Evangelio de Jesucristo les exige un testimonio de vida ejemplar, que los constituye precursores de caminos proféticos en aquellas áreas del apostolado, para las que el Espíritu Santo los ha enriquecido con carismas cualificados para el bien de todo el Cuerpo (n. 353).

29 En nuestra arquidiócesis se ha favorecido un acompañamiento especial de este importante sector del Pueblo de Dios con un Vicario Sectorial de vida consagrada, conforme lo permite el Código de Derecho Canónico (n. 354). Los religiosos presbíteros son igualados en cuanto a su cooperación pastoral a los presbíteros diocesanos. Los bautizados que profesan los consejos evangélicos deben procurar edificar e incrementar el Cuerpo Místico de Cristo en la propia Iglesia Particular (n. 355). La espiritualidad de comunión abre a la Vida Consagrada a la misión, a través de un modo de pensar, decir y obrar que hace crecer a la Iglesia. La Comunión en la vida religiosa se vuelve Misión en la investigación teológica, la enseñanza, las publicaciones, la catequesis y los Medios de Comunicación Social en la adhesión de mente y de corazón al Magisterio de los Obispos (n. 356).

30 La Iglesia Particular es el espacio histórico en el cual una vocación consagrada se expresa realmente y realiza su tarea apostólica. Los consagrados y los miembros de sociedades de vida apostólica aun perteneciendo a Institutos de Derecho Pontificio, deben sentirse verdaderamente miembros de la familia diocesana (n. 357). Como las actividades pastorales de los miembros de la Vida Consagrada, en la mayoría de los casos, son obras peculiares que corresponden a los distintos carismas de los Institutos, el enlace con el Plan de Pastoral Orgánica de la arquidiócesis se tiene que realizar a nivel del SEDECOPA, según el área propia de cada obra, y, a nivel de las estructuras pastorales territoriales, especialmente con la Parroquia que les corresponde (n. 358).

31 Compete a los Consagrados prepararse para adaptarse a la genuina cultura local sin perder los rasgos inherentes a su vocación y misión: “Los carismas de la vida consagrada pueden contribuir poderosamente a la edificación de la caridad en la Iglesia particular” (n. 359). Ni siquiera la virtud de la “exención” aísla a los religiosos de la acción pastoral orgánica de una diócesis, ya que deben cultivar la adhesión al Romano Pontífice y a los Obispos (n. 360).

32 3.4.- EL LAICADO ORGANIZADO
Los Movimientos Apostólicos representan un fruto trascendental de la consciencia que muchos Fieles Laicos han adquirido con respecto a su vocación de discípulos y misioneros de Jesucristo y que los ha llevado a ejercer su derecho a asociarse para alcanzar más eficazmente sus objetivos apostólicos. Por lo general, patentizan haber recibido un auténtico carisma en orden al bien común, procuran la formación de sus propios miembros y asumen tareas apostólicas de una forma organizada (n. 361). Los Obispos deben ser solícitos pastoralmente con los fieles cristianos cualesquiera que sea su edad, condición o nacionalidad, su estabilidad o transitoriedad, su situación especial o su alejamiento consciente de la práctica de la religión (n. 362). Estas son las orientaciones sobre el ser y el quehacer de los laicos a partir del Concilio (n. 363):

33 entre los bautizados reina igualdad en cuanto a la dignidad y acción común a todos los fieles en la edificación del Cuerpo de Cristo; todos participan en la misión del pueblo cristiano en la Iglesia y en el mundo, todos tienen parte activa en la vida y en la acción de la Iglesia, son reconocidos como hermanos de los pastores; todos son llamados por el Señor al apostolado, a todos incumbe colaborar para que el divino designio de salvación alcance más y más a todos los hombres de todos los tiempos y de toda la tierra; todos participan de la función sacerdotal, profética y regia de Cristo; el Eterno Sacerdote desea continuar su testimonio y servicio por medio de los laicos, haciéndolos partícipes de su oficio sacerdotal; Cristo Profeta cumple su misión profética también por medio del laico, a quien constituye testigo y le ilumina con el sentido de la fe y la gracia de la Palabra; el fiel cristiano tiene parte activa en la acción eucarística, debiendo ofrecerse a sí mismo y “no solo por las manos del sacerdote”

34 Cabría señalar, después del elenco presentado, dos espacios del apostolado laical inseparables entre sí: la acción pastoral de la Iglesia hacia el interior de la Iglesia y su misión específica en el mundo para transformar las realidades y crear estructuras justas conforme al Evangelio (n. 364). Les toca a los Obispos el convertirse en los auténticos perfeccionadores de los fieles cristianos, para auxiliarse en este cometido se ha creado en Monterrey la CAL, que es la Comisión Arquidiócesana para los Laicos en el que se aglutina pastoralmente el laicado organizado de Monterrey (n. 365). La Comisión Arquidiócesana para los Laicos (CAL) en la Iglesia de Monterrey, debe ser signo e instrumento de comunión y participación en la vida de la Iglesia, en comunión permanente con el Obispo, signo e instrumento de la unidad de la Iglesia local (n. 366).


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