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1 32 Centro de Espiritualidad Apostólica San Pablo Traducción y Adaptación de Vers le Dimanche editado por Christ Source.

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1 1 32 Centro de Espiritualidad Apostólica San Pablo espiritualidad.sanpablo@gmail.com Traducción y Adaptación de Vers le Dimanche editado por Christ Source de Vie, Toulouse HACIA EL DOMINGO 2º ORDINARIO Para Orar Cada Día el Evangelio del Domingo Próximo Del Lunes 13 al Domingo 19 de enero 2014  Hacia el Domingo 2º Ordinario  Orar en el Corazón del Mundo: Por el desarrollo económico de los pueblos en la dignidad de las personas.  Una manera de vivir el bautismo (2/3)  Orar en la Casa Hacia el Domingo 2º ORDINARIO Evangelio de Jesucristo según san Juan Capítulo 1, versículos 29 al 34 “Al día siguiente, Juan vio acercarse a Jesús y dijo: «Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. A él me refería, cuando dije: Después de mí viene un hombre que me precede, porque existía antes que yo. Yo no lo conocía, pero he venido a bautizar con agua para que él fuera manifestado a Israel». Y Juan dio este testimonio: «He visto al Espíritu descender del cielo en forma de paloma y permanecer sobre él. Yo no lo conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: "Aquel sobre el que veas descender el Espíritu y permanecer sobre él, ese es el que bautiza en el Espíritu Santo". Yo lo he visto y doy testimonio de que él es el Hijo de Dios».

2 5 76 4 M AR 14 M IÉ 15 L UN 13 J UE 16 “Este es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo”. A fuerza de oírla en la liturgia, esta frase ya no nos sorprende. Pero ¿en verdad nos damos cuenta del peso de estas palabras? Jesús es el hombre de los dolores que cargó con nuestros sufrimientos, la oveja muda de la que habla el profeta Isaías (53,3-7), y el cordero pascual (Ex 12,1-28). Iluminado por el Espíritu, Juan ve que Jesús es aquel de quien habla la Escritura. Al pronunciar estas palabras en la Eucaristía, pediré al Señor la gracia de entrar mucho más en este misterio del Cordero que toma sobre sí el mal para librarnos de él. Juan el enviado Juan el profeta Jesús Cordero de Dios Apeguémonos a la manera en la que Juan Bautista descubre quién es Jesús. Él nos hace parte de ella cuando dice: “El que me envió a bautizar con agua me dijo…” Se sabe enviado por Dios y escucha su palabra. Hay una estrecha relación entre su escucha de Dios y el conocimiento interior que tiene de Jesús. ¿No sucedería lo mismo con nosotros, los bautizados? Señor, tú que me envías a anunciar la buena nueva, enséñame a ponerme cada vez más a la escucha de tu Palabra. Juan y Jesús ¿ Podemos meditar estas palabras sin colocarlas en el contexto del principio del evangelio de san Juan? Si puedo, tomo tiempo para leer una parte del primer capítulo (Jn 1,1-34) que pone en presencia uno del otro a Juan Bautista y a Jesús. En el pasaje que se nos propone, asistimos a un encuentro entre ellos, y Juan confiesa que no conocía a Jesús. ¿Acaso no es su primo? Sin duda, pero todavía tiene que descubrirlo de otro modo, con el corazón, como debemos hacerlo nosotros mismos. Para dejarme guiar en este descubrimiento, puedo orar con las palabras que usó el evangelista san Juan: Señor, tú eres el Verbo, la vida, la luz, el Cordero de Dios… enséñame a conocerte con el corazón. Se dice de Juan Bautista que él es el último de los profetas. Profeta es aquel que “ve” antes que los demás (verbo utilizado en cuatro ocasiones), y que comprende el sentido de las cosas. Entonces, ¿qué ve Juan Bautista? Ve a Jesús que viene hacia él, y vio al Espíritu descender y posarse sobre él cuando lo bautizó. Inspirado por el Espíritu, comprende que Jesús viene de Dios. Por el bautismo, cada cristiano ha recibido el Espíritu Santo y se vuelve a su manera un profeta. Enséñame, Señor, a “ver” los signos de tu presencia en mí y a mi alrededor.

3 9 1110 V IE 17 Orar en el Corazón del Mundo con el Papa Francisco Si Juan Bautista es un enviado, también es un testigo. Esto se nos dice a lo largo del primer capítulo de san Juan. Vino para dar testimonio a otro. Y sabemos hasta dónde va a conducirlo este testimonio, pues morirá mártir –que es la traducción griega de la palabra “testigo”. A nosotros también nos pide Jesús que seamos testigos, en nuestras relaciones familiares, de vecinos, de amigos. Y esto nos lleva algunas veces a tomar riesgos. Señor, pon en mí tu Espíritu de fuerza para ser un testigo audaz. D OM 19 8 Juan el testigo Enviado en misión Jesús Hijo de Dios S ÁB 18 Al ver a Jesús y al dejarse iluminar por el Espíritu, Juan Bautista penetra el misterio de Dios. Se atreve a decir de Jesús. “Este es el Hijo de Dios”. Su convicción profunda está dictada por una proximidad con Aquel que lo envió a bautizar. Entro en mí y me pregunto quién es Jesús para mí y qué palabras uso para hablar de él a quienes me rodean. Espíritu de Jesús, concédeme las palabras que alcancen los corazones de hoy. Hoy es domingo. Es el día en que se nos invita a la mesa del Señor para compartir su Palabra y su Pan. ¿Acaso no es un lugar privilegiado para profundizar en Iglesia nuestro conocimiento de Jesús y nuestra intimidad con él? A imagen de Juan Bautista, y siguiendo su ejemplo, nos situamos entre Jesús – a quien aprendemos a conocer- y nuestros hermanos – a quienes somos enviados. En la primera lectura de este día (Is 49, 5-6) se nos dan palabras de luz para este envío en misión: “yo te destino a ser la luz de las naciones, para que llegue mi salvación hasta los confines de la tierra”. Dejemos brillar esta luz en nosotros y no dudemos en “meditarla” en el transcurso del día para saborearla y alimentarnos de ella. Oremos para que se promueva un auténtico desarrollo económico, respetuoso de la dignidad de todos los hombres y de todos los pueblos.

4 13 1514 ORAR EN LA CASA 12 O RAR EN LA CASA Veamos nuestras identificaciones. Descubramos cómo se encuentra mencionada nuestra identidad: nombre, apellido, fecha y lugar de nacimiento, foto. Esto expresa bien quiénes somos y, sin embargo, no venimos de ninguna parte. Estamos situados en una filiación: hijo o hija de… Si esto no nos da de qué hablar, hablemos de nuestros padres y abuelos, de nuestro origen. Luego tomemos tiempo para hacer una identificación de Jesús. ¿Qué pondríamos en ella? Luego veamos cómo San Juan nos dice quién es Jesús al escuchar el evangelio de este domingo. Guardemos un momento de silencio para saborear la expresión: “Él es el Hijo de Dios”. “Él es el Hijo de Dios” San Juan 1, 34 Recuerdo mi identidad de “hijo de Dios”. Lo soy desde ahora, no gracias a mis esfuerzos sino gratuitamente, sin haberlo merecido. Me doy cuenta de este don precioso que se me hace y veo cómo puedo transformar toda mi vida si me atrevo a hacerme cercano, incluso amigo, de los pobres, de quienes sufren, de los humildes, de la gente despreciada… como lo hizo Jesús. Una manera de vivir el bautismo (2/3)

5 17 1918 16 ________________________________ ________________________________ _______________________________________________ _______________________________________________ _______________________________________________ La verdad se hace poco a poco. Al revelarnos quién es él, Jesús nos revela también quiénes somos nosotros. Él, el Hijo único del Padre, nos invita a ser hijos a su manera y entonces hermanos y hermanas unos de otros. Por ello somos bautizados en el Espíritu Santo. Esta semana, abramos los ojos y veamos a quienes nos rodean para recibirlos como regalos. Nos sorprenderá cómo esto transforma nuestra existencia. Reconoceremos furtivamente en ellos el rostro de Cristo. Juan Bautista, consciente de su identidad, no se considera el Mesías: sabe mantener su lugar. Probablemente a causa de esta conciencia muy clara que tiene de sí mismo es capaz de reconocer en Jesús al Hijo de Dios. Para proclamar este acto de fe, se apoya en las palabras de quien lo envió a bautizar con agua. El día de hoy, la construcción de nuestra identidad requiere tiempo. Tan solo progresivamente descubrimos quiénes somos en la relación con los demás. Nuestra tentación algunas veces es tomarnos por Mesías o por alguien que no somos en verdad.


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