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EL HOMBRE CARNAL Y EL HONBRE ESPIRITUAL.

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Presentación del tema: "EL HOMBRE CARNAL Y EL HONBRE ESPIRITUAL."— Transcripción de la presentación:

1 EL HOMBRE CARNAL Y EL HONBRE ESPIRITUAL.
Dentro de mí hay un hombre interior, que desea vivir, conforme a la piedad, y otro que quiere vivir conforme a los deseos pecaminosos. (Rom 7:14) Porque sabemos que la ley es espiritual; más yo soy carnal, vendido al pecado. (1Co 3:1) De manera que yo, hermanos, no pude hablaros como a espirituales, sino como a carnales, como a niños en Cristo.

2 (2Co 10:4) porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, (1Tesalinisenses 5:23) Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo. 1. Cuerpo -- 2. Alma 3. Espíritu. El cuerpo esta lisiado, con los deseos, (concupiscencia)-- Apetito, Deseo, Pasión, Placer El hombre carnal, se llena de placer, complace sus apetitos, carnales. (Rom 6:12) No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal, de modo que lo obedezcáis en sus concupiscencias; no podemos obedecer a los deseos, para

3 (Santiago 1:14) sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido. ¿Cuáles son los deseos que batallan con el alma? (Gal 5:16) Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne. (Gal 5:17) Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis. (Gal 5:18) Pero si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley. (Gal 5:19) Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia,

4 (Gal 5:20) idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, (Gal 5:21) envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios. El hombre nuevo, no se agrada practicar tales cosas. (Col 3:5) Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría;

5 (Col 3:6) cosas por las cuales la ira de Dios viene sobre los hijos de desobediencia,
(Col 3:7) en las cuales vosotros también anduvisteis en otro tiempo cuando vivíais en ellas. (Col 3:8) Pero ahora dejad también vosotros todas estas cosas: ira, enojo, malicia, blasfemia, palabras deshonestas de vuestra boca. (Col 3:9) No mintáis los unos a los otros, habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos, cuando somos sepultados queda el hombre viejo sepultado, y salimos del agua con una vida Nueva , espiritual. (Col 3:10) y revestido del nuevo, el cual conforme a la imagen del que lo creó se va renovando hasta el conocimiento pleno,

6 (Col 3:11) donde no hay griego ni judío, circuncisión ni circuncisión, bárbaro ni escita, siervo ni libre, sino que Cristo es el todo, y en todos. (Col 3:12) Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia; Esta es la lucha que hay entre los deseos, de la carne. Todos los que obedecemos el evangelio de Jesús, hemos llevado una vida desenfrenada, siguiendo la corriente de este mundo. (1Pe 1:14) como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia; Todo cristiano ahora tiene razonamiento que no puede vivir con los deseos que antes tenía.

7 (Rom 13:14) sino vestíos del Señor Jesucristo, y no proveáis para los deseos de la carne. No debemos, alimentar, proveer, para los deseos de la carne, (1Pe 2:11) Amados, yo os ruego como a extranjeros y peregrinos, que os abstengáis de los deseos carnales que batallan contra el alma, Muchos de nosotros cuando entramos a esta vida nueva, aun queremos vivir, con los deseos de antes. Es tiempo de cambiar y vivir conforme a la vida espiritual, una vida nueva, y tengamos dominio propio, cada creyente. (Santiago 1:15) Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte.

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