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1 32 Centro de Espiritualidad Apostólica San Pablo Traducción y Adaptación de Vers le Dimanche editado por Christ Source.

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1 1 32 Centro de Espiritualidad Apostólica San Pablo espiritualidad.sanpablo@gmail.com Traducción y Adaptación de Vers le Dimanche editado por Christ Source de Vie, Toulouse HACIA EL DOMINGO XV ORDINARIO Para Orar Cada Día el Evangelio del Domingo Próximo Del Lunes 7al Domingo 13 de julio de 2014  Hacia el Domingo XV Ordinario  Orar en el Corazón del Mundo: Por los laicos  Niños Sembradores  Orar en la Casa Hacia el Domingo XV ORDINARIO Evangelio de Jesucristo según san Mateo Capítulo 13, versículos 1-9 (lectura breve) “Aquel día, Jesús salió de la casa y se sentó a orillas del mar. Una gran multitud se reunió junto a él, de manera que debió subir a una barca y sentarse en ella, mientras la multitud permanecía en la costa. Entonces él les habló extensamente por medio de parábolas. Les decía: «El sembrador salió a sembrar. Al esparcir las semillas, algunas cayeron al borde del camino y los pájaros las comieron. Otras cayeron en terreno pedregoso, donde no había mucha tierra, y brotaron en seguida, porque la tierra era poco profunda; pero cuando salió el sol, se quemaron y, por falta de raíz, se secaron. Otras cayeron entre espinas, y estas, al crecer, las ahogaron. Otras cayeron en tierra buena y dieron fruto: unas cien, otras sesenta, otras treinta. ¡El que tenga oídos, que oiga!».

2 5 76 4 M AR 8 M IÉ 9 L UN 7 J UE 10 El verbo “salir” suena en dos ocasiones en la narración, como si el evangelista quisiera atraer nuestra atención al hecho de que Jesús -al salir de la casa- y este sembrador, al salir a sembrar, son una sola y misma persona. Sí. Jesús es quien “salió” del seno del Padre para darnos a conocer el amor de este último. Dejo que resuene en mis oídos este verbo. Le permito que actúe en mí. ¿Qué quiere enseñarme Jesús? Habla, Señor, tu siervo escucha. La semilla que se siembra Juan el profeta El sembrador sale El verbo “salir” suena en dos ocasiones en la narración, como si el evangelista quisiera atraer nuestra atención al hecho de que Jesús -al salir de la casa- y este sembrador, al salir a sembrar, son una sola y misma persona. Sí. Jesús es quien “salió” del seno del Padre para darnos a conocer el amor de este último. Dejo que resuene en mis oídos este verbo. Le permito que actúe en mí. ¿Qué quiere enseñarme Jesús? Habla, Señor, tu siervo escucha. Jesús y la multitud Entro en la meditación de esta parábola con mi imaginación. Veo a Jesús salir de la casa y sentarse tranquilamente a orillas del lago… ¿para descansar, para orar? Y luego miro a la multitud que se reúne a su alrededor. Entro en sus sentimientos: siente la espera de toda esta gente y no los elude sino que, para que todos puedan oírlo, toma distancia y sube a una barca. Imagino esta escena (los lugares, las personas) y me coloco en el lugar que me parezca más apropiado. Habla, Señor, tu siervo escucha. Jesús se cuestiona… Tiene sed de transmitir el mensaje que le quema los labios y el corazón. Quiere interpelar a todas las personas para invitarlas a convertirse. Desea que lo comprendan y levantar un poco el velo para que todos descubran quién es él y de dónde viene. Pero ¿cómo actuar, qué imagen utilizar? Ve a lo lejos, hacia las orillas del lago, los campos donde crece el trigo… Esta parábola es para mí el día de hoy. Escucho a Jesús dirigírmela personalmente, ahí donde me he colocado en esta escena. Habla, Señor, tu siervo escucha.

3 9 1110 V IE 11 Orar en el Corazón del Mundo con el Papa Francisco Detrás de su aspecto indulgente y lleno de imágenes, las parábolas tienen con frecuencia un lado un poco rugoso que quiere hacernos “salir” de nuestro adormecimiento, de nuestra ceguera o de nuestra ligereza. Podemos reconocer que hay en nosotros parcelas de suelo duro y estéril, donde las aves se comen la semilla, donde el sol de nuestro orgullo la quema o incluso donde las espinas de nuestras distracciones la asfixian. Pido a Jesús que abra mis ojos para revelármelas, y le ruego junto a San Benito, patrón de Europa a quien festejamos hoy. Benito se retiró a una gruta para vivir bajo la mirada de Dios y ponerse a su escucha. Habla, Señor, tu siervo escucha. D OM 13 8 Suelos estériles Tener oídos para oír Ser buena tierra S ÁB 12 El sembrador nunca desespera. Lanza la semilla por todas partes, seguro de que encontrará también en nosotros una buena tierra para ser recibida y fecunda. Pero para ser rica y producir un buen rendimiento, la tierra necesita también ser trabajada y labrada. Me vuelvo hacia el Sembrador y le expreso mi deseo de ser buena tierra, que recibe su Palabra. Lo invito a mullirla de la manera que él quiera. Me vuelvo disponible a su acción para que las semillas sembradas en mí puedan “dar fruto unas cien, otras sesenta, otras treinta”. Habla, Señor, tu siervo escucha. La última frase de esta parábola es sin duda la más importante, la que tiene mayor peso. Sí, todo es cuestión de escucha de la Palabra que hace lo que dice en nuestra vida si en verdad se le recibe. Es tan importante que ya desde la primera lectura bíblica se quiere abrir nuestros oídos, incluso antes de que resuene el Evangelio: “Así como la lluvia y la nieve descienden del cielo y no vuelven a él sin haber empapado la tierra, sin haberla fecundado y hecho germinar… así sucede con la palabra que sale de mi boca” (Is 55, 10-11). Todo es cuestión de escucha y de apertura de corazón. ¿Cómo no pensar entonces en las primeras palabras de la regla de san Benito: “Escucha, hijo, los preceptos de un maestro e inclina el oído de tu corazón”? Señor, abre mi corazón y mi boca publicará tu alabanza. Oremos para que el Espíritu Santo sostenga la obra de los laicos que anuncian el Evangelio en los países más pobres.

4 13 1514 ORAR EN LA CASA 12 O RAR EN LA CASA A lo largo del verano, el cielo nos guiará para orar mejor manteniendo los pies sobre la tierra. Esta semana, demos lugar al sol, al astro de astros, el que ilumina, atrae y calienta nuestra tierra. Luz: es verano; en el hemisferio norte de nuestro planeta, los días son largos. El sol sale temprano y se pone tarde. El día domina a la noche. La luz triunfa sobre las tinieblas. ¿Cómo ilustrar mejor la aplastante victoria de Cristo sobre las sombras de la muerte? ¿Acaso el día del Señor –significado de la palabra domingo – no se llama día del sol en muchas otras lenguas: Sunday, Sonntag? Oremos mirando cómo el sol ilumina al mundo a la manera de Jesús, luz nacida de la luz. Atracción: en nuestro sistema solar, nuestro planeta como tantos otros gira alrededor del sol. En el campo, las hierbas, las flores, árboles y plantas germinan y crecen en su dirección. Oremos con los dos pies sobre un planeta atraído por el sol, oremos contemplando la vegetación que se vuelve hacia aquel que la hace crecer, la hace vivir con el Espíritu que concede el crecimiento y el ser. Calor: hay lindo clima en verano: el aire es cálido, el agua del mar está a buena temperatura. ¡Ningún problema! Oremos sintiendo un suave calor que entibia nuestro corazón y la imagen de Dios Padre grabada en nosotros. “Cuando salió el sol, se quemaron” San Mateo 13, 6 ¡Los niños y las niñas somos tus manos para sembrar la paz! Donde hay odio, sembramos amor Donde hay peleas, sembramos perdón Donde hay mentiras, sembramos verdad Donde hay miedo, sembramos fe Donde hay desánimo, sembramos esperanza Donde hay injusticia, sembramos solidaridad Donde hay tristeza, sembramos alegría Queremos ayudar siempre a los demás, comprender aunque no nos comprendan y amar aunque no nos amen.Porque cuando damos es cuando más recibimos cuando perdonamos somos libres y nos sentimos en paz, y viviendo junto a ti nos sentimos más felices. ¡Gracias por hacernos Sembradores y Sembradoras de Paz! Niños Sembradores

5 17 1918 16 ________________________________ ________________________________ _______________________________________________ _______________________________________________ _______________________________________________ Pues aunque el sol quema las semillas sembradas, el sembrador no se desalienta. Sigue sembrando sin descanso pues tiene la certeza de que su palabra terminará por germinar y dar fruto en nosotros, incluso en pleno verano. La sequía llega en pleno verano cuando, por falta de lluvia, el sol quema toda vegetación. Otra sequía más espiritual, más interior pues se dirige a las fuentes vivas de nuestra vida, puede instalarse de manera duradera en nosotros, hasta el punto de secarnos por completo. Pero la parábola del sembrador que salió a sembrar no trata de culparnos ni de que tengamos una visión negativa de nosotros mismos.


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