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1 32 Centro de Espiritualidad Apostólica San Pablo Traducción y Adaptación de Vers le Dimanche editado por Christ Source.

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1 1 32 Centro de Espiritualidad Apostólica San Pablo espiritualidad.sanpablo@gmail.com Traducción y Adaptación de Vers le Dimanche editado por Christ Source de Vie, Toulouse HACIA EL DOMINGO XII DEL TIEMPO ORDINARIO Para Orar Cada Día el Evangelio del Domingo Próximo Del Lunes 17 al Domingo 23 de junio de 2013 Hacia el Domingo XII del Tiempo Ordinario Orar en el Corazón del Mundo: Por los pueblos y ambientes más secularizados, para que llegue a ellos el inflijo de la evangelización. Una manera de orar en la ciudad (4/5 Orar en la Casa Hacia el XII del Tiempo Ordinario Evangelio de Jesucristo según san Lucas Capítulo 9, versículos 18 al 24 Un día en que Jesús oraba a solas y sus discípulos estaban con él, les preguntó: «¿Quién dice la gente que soy yo?». Ellos le respondieron: «Unos dicen que eres Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, alguno de los antiguos profetas que ha resucitado». «Pero ustedes, les preguntó, ¿quién dicen que soy yo?». Pedro, tomando la palabra, respondió: «Tú eres el Mesías de Dios». Y él les ordenó terminantemente que no lo dijeran a nadie. «El hijo del hombre, les dijo, debe sufrir mucho, ser rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, ser condenado a muerte y resucitar al tercer día». Después dijo a todos: «El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz cada día y me siga. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá y el que pierda su vida por mí, la salvará.

2 5 76 4 M AR 18 M IÉ 19 L UN 17 J UE 20 Y ahora la pregunta esencial, la que Jesús me dirige personalmente: ¿Y tú, quién dices que soy yo? Para ti ¿quién soy?. No puedo esquivar esta pregunta. Jesús espera mi respuesta. Entonces, en el secreto de mi corazón, busco las palabras que corresponden mejor a lo que creo. Respondo con la verdad, sin ocultarme nada. Quizá son palabras que expresan confianza y amor, o bien vacilación, duda e incluso revuelta. Para que mis palabras se ajusten verdaderamente a mi fe, pido al Espíritu Santo que abra e ilumine mi inteligencia y mi corazón. El Mesías de Dios Jesús pregunta Jesús me pregunta Tú eres el Mesías de Dios: esta respuesta de Pedro va a permitir que los discípulos entren un poco más en el misterio de Jesús. ¡Pero qué respuesta tan equivocada! Para ellos, el Mesías es quien va a expulsar al invasor romano y restaurar la grandeza de Israel. Entonces, Jesús deja ver un poco… No, el Hijo del hombre va a sufrir, a ser rechazado, a morir y resucitar al tercer día. Nada que ver con el Mesías que ellos esperan. ¿Qué sentimientos me embargan ante esta evocación de la Pasión-Resurrección? ¿Tengo el deseo de seguirlo en este camino inesperado? A solas con Jesús El Evangelio de esta semana comienza a solas para Jesús y sus discípulos. Justo antes de este pasaje, Jesús ha realizado el milagro de los panes y ha saciado a la multitud; desea ahora encontrarse bajo la mirada del Padre y recibirse de él para continuar su misión. La oración es su verdadero lugar de regreso a la fuente. Yo también puedo quedarme a solas con Jesús, elegir un lugar silencioso y escucharlo con atención. Vuelvo a leer las dos preguntas que hizo a sus discípulos, dejando que resuenen en mí sin responder a ellas por el momento. La primera pregunta de Jesús es sorprendente: ¿Quién dice la gente que soy yo?. Sin duda quiere oír lo que la gente dice de él y lo que entienden los discípulos de su misión. Pero también podemos pensar que el hombre- Jesús se pregunta sobre sí mismo y tiene necesidad de recibir apoyo en su misión de parte de quienes lo rodean y le tienen confianza. Jesús plantea esta misma pregunta al discípulo que soy. ¿Qué voy a responder? Entro en mí mismo para oír el ruido del mundo respecto a Jesús. Luego, le respondo con la espontaneidad de los discípulos.

3 9 1110 V IE 21 Orar en el Corazón del Mundo Jesús no oculta las exigencias para seguirlo: se trata de cargar con su cruz cada día. Pero no hay que equivocarse: cargar con su cruz no necesariamente significa imaginar los peores sufrimientos o tormentos en el futuro. La cruz es el lugar supremo del amor. Cargar con su cruz es asumir la vida en el día a día, con determinación, amando hasta el final. Mira el día que viene (eventos, encuentros) y pido a Jesús que esté a mi lado para enseñarme a amar como él mismo ama. D OM 23 8 Cargar con su cruz Oremos para que ahí donde la influencia de la secularización es más fuerte, las comunidades cristianas sepan promover eficazmente una nueva evangelización. Salvar su vida: vivir plenamente Perder su vida S ÁB 22 Jesús va todavía más lejos: para seguirlo, habla de perder la vida. ¿Qué quiere decir? Aquí también todo se trata de amor y de confianza. Quien ama en verdad está dispuesto a todo para seguir al ser amado y vivir de él. Si quiero seguir a Jesús, hay renuncias que tengo que vivir para abrirme a otro que no sea yo. Miro mi vida, con sus sombras y sus luces, y la entrego al Padre. Le ofrezco todo lo que está en mí, en unión con Jesús, para que su vida y su amor crezcan en mí. Cargar con su cruz, renunciar a sí mismo, perder su vida… todo esto no tiene ningún interés a menos que sea para tener una vida estrecha. Pero es todo lo contrario: la vida crece al darse, la vida se vuelve fecunda al ofrecerse para que otros vivan, la vida procura mucha alegría al perder la que tratamos de darnos a nosotros mismos. ¿Acaso esto no es salvar la vida? En este domingo, día de vida y de resurrección por excelencia, estoy invitado a participar en la eucaristía, con otros cristianos. Entraré en el movimiento de ofrenda de Jesús a su Padre. Dejaré que resuenen en mí las palabras de la oración eucarística número 3: Que el Espíritu Santo haga de nosotros una eterna ofrenda a tu gloria. ¡Sí, el Espíritu quiere hacer de nosotros seres que viven!

4 13 1514 ORAR EN LA CASA 12 O RAR EN LA CASA ¿Por qué no jugar esta semana al juego del descubrimiento? ¿Ustedes quién dicen que soy yo?. En familia, con amigos o solo, tomo tiempo para responder cada día a un tema diferente: En los momentos de alegría y felicidad, ¿quién soy yo, en los momentos de duda, ¿quién soy yo, en los momentos de sorpresa, ¿quién soy yo?, en los momentos de sufrimiento, ¿quién soy yo?… … y así sucesivamente, haciendo memoria de nuestra vida. Lo escribo en un cuaderno o en un papel que podemos colocar en el rincón de oración de la casa, para ofrecer al Señor el domingo este ramo de frutos que son nuestras vidas, y darle gracias. El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo San Lucas 9, 23 Fuentes, caídas de agua, cascadas, ríos, canales o riachuelos, pero también lluvia y tempestad… el agua llega y corre de mil maneras. Cuando escuchemos cómo corre o cae el agua, cuando saboreemos su frescura cuando hace calor o cómo nos quita la sed en medio de una caminata, intercedamos ante el Padre para que los ciudadanos descubran un día la fuente de la verdadera vida. Una manera de orar en la ciudad (4/5)

5 17 1918 16 ________________________________ ________________________________ _______________________________________________ _______________________________________________ _______________________________________________ ¿Pero esto no es acaso porque conoce demasiado bien nuestras vicisitudes, nuestros apegos y nuestras barreras? Es claro y transparente: para seguir a Jesús, es difícil no tener que renunciar a uno mismo. Con seguridad ya lo hemos experimentado. Es entonces una experiencia maravillosa y fabulosa que nos transporta y nos saca de nosotros mismos para recibir el Amor, un Amor que dilata y abre todavía un poco más nuestro corazón. No dudemos. Caminemos con amor en seguimiento de Jesús esta semana. Con gran frecuencia, Jesús ora a solas. Regularmente, se retira para volver a centrarse en su Padre y orarle en el secreto. ¡Y qué secreto va a compartir con sus discípulos, presentes a su lado! Tiene confianza en ellos confirmándoles que él es el Mesías, al igual que confía en nosotros cada día diciéndonos incansablemente tanto en nuestros momentos de alegría como en la tristeza o la dificultad: Sí, yo soy el Mesías. Y no es ambiguo cuando continúa: El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo. En primera instancia, palabras no muy fáciles de oír.


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