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LA DIVINA PRESENCIA CONSTITUTIVA
Es el elemento increado de la persona humana, indestructible y permanente, propio de todos los hombres.
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Es la presencia divina de “Alguien” absoluto la que constituye a los hombres, los hace otro “alguien”; los hace personas. La divina presencia constitutiva no es la persona divina del logos, sino el acto constitutivo ad extra de la Trinidad.
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Constituye al hombre como persona deitática o mística, en ningún caso divina.
La persona humana es definida, constituida esencialmente por su relación con Dios, el Sujeto Absoluto.
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La persona humana es definida por la divina presencia constitutiva del Sujeto Absoluto en su espíritu libremente creado.
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En la persona humana se distingue el ámbito divino o metafísico del místico u ontológico.
El metafísico trata la realidad divina ad intra. El ontológico trata la acción divina ad extra en el ser humano con el ser humano
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La persona humana está compuesta por dos elementos, uno creado y otro increado
El elemento increado es el estado del ser y acto de ser en que el espíritu humano en virtud de la divina presencia constitutiva del Sujeto Absoluto que lo define.
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El elemento creado es el complejo cuerpo-alma-espíritu, es lo que decimos el elemento psicosomatizado. Este espíritu estructurado, d.p.c., es infundido en el elemento psicosomatizado en el momento de la concepción
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En la dimención ontológica de la persona se habla de gene.
El gene es el estado de ser y acto de ser en que se encuentra el espíritu humano inhabitado por la divina presencia constitutiva del Sujeto Absoluto.
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El gen es el “ser +” del espíritu, su apertura, su esencia mística, el patrimonio que Dios le transmite con su acto. El hombre es deidad creada, a imagen y semejanza de la Divinidad increada.
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La experiencia originaria, la experiencia más pura es la divina presencia constitutiva o de la inspiración por parte del Espíritu Santo.
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