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IÑIGO DE LOYOLA Y LA ESPIRITUALIDAD IGNACIANA APRENDIENDO, DE UN BUEN CAMINANTE, A CAMINAR Vamos a ir reflexionando despacio, en la vida de Ignacio.

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1 IÑIGO DE LOYOLA Y LA ESPIRITUALIDAD IGNACIANA APRENDIENDO, DE UN BUEN CAMINANTE, A CAMINAR
Vamos a ir reflexionando despacio, en la vida de Ignacio de Loyola y en su espiritualidad, sacando conclusiones para nuestro Ser y Quehacer como cristianos.

2 SAN IGNACIO DE LOYOLA nació y vivió en el S
SAN IGNACIO DE LOYOLA nació y vivió en el S. XVI (1491)- época de cambios, descubrimientos e invenciones- en la casa señorial de Loyola, junto a la pequeña ciudad de Azpeitia, en la Provincia vasca de Guipúzcoa. Pertenecía a una de las 24 familias de la nobleza de dicha Provincia. Lo bautizaron como Iñigo, pero comenzó a llamarse Ignacio -por influencia de Ignacio de Antioquia- cuando tenía más de 30 años.

3 Fundó la Compañía de Jesús, una de las Órdenes religiosas que más han influido en la Iglesia. Escribió los Ejercicios espirituales después de su conversión, los cuales han transformado muchos corazones y muchas vidas y han sido la fuente de inspiración en importantes cambios sociales y culturales. Él afirma que los Ejercicios son todo lo mejor que yo en esta vida he podido pensar, sentir y entender. Pero también está su Autobiografía, leída por muchísimas personas, y las más de seis mil Cartas que escribió a lo largo de su vida; Finalmente, hay otros dos documentos: las Constituciones de la Compañía de Jesús, y su Diario espiritual; allí anotó las experiencias que iba teniendo en la oración.

4 Ignacio fue asiduo lector de libros de caballería y otorgó un fuerte valor a la amistad. Fue peregrino y un apasionado por la persona de Jesús, con un profundo deseo de ayudar a los demás. Un monje benedictino que le conoció afirmó de él lo siguiente: “Aquel peregrino era un loco por Cristo”. Fue, además, un hombre que comprendió a la persona humana desde el fondo y visualizó el trabajo en el mundo, pero haciéndolo desde el corazón de las cosas. Experimentó que es precisamente en nuestro interior donde Dios actúa y se nos revela -San Agustín decía que Dios es más intimo que nuestra propia intimidad-.

5 Ignacio no es un humanista, no es un filósofo, no es un artista, no es poeta ni siquiera literato, no es un teólogo.., y sin embargo, lo encontramos con un lugar propio y personal en gran medida recibido, no buscado, en el convulsivo siglo XVI. ¿Quién y qué fue entonces Ignacio de Loyola? ¿un peregrino? ¿un fundador? ¿un reformador? ¿un militar a lo divino? ¿un maestro de oración?... todo en parte y nada de esto en plenitud.

6 Qué haya sido Ignacio y qué podamos saber de él, nos viene dado por dos mediaciones históricas.
En primer lugar por la orden religiosa de la Compañía de Jesús cuyo origen alentó y encabezó. 2. En segundo lugar, por su persona y por lo que escribió e hizo en su tiempo.

7 CERCANÍAS DE LOYOLA

8 IÑIGO LOPEZ DE LOYOLA nació en 1491, viviendo su niñez y adolescencia en la casa paterna de Loyola.
A LOS 6 AÑOS MURIÓ LA MADRE, y siendo el menor de 13 hermanos, no le faltó el cariño y ayuda familiar. Su padre murió cuando tenía 16 años. A LOS 15 AÑOS MARCHÓ A ARÉVALO , -AVILA- a la Corte, para aprender a ganarse la vida.

9 La gente vasca se caracterizaba por ser una mezcla de campesinos, labradores, con un carácter fuerte, dispuesta a defender lo suyo, su propiedad, sus valores más íntimos Los rasgos de su personalidad que más pueden haber condicionado su espiritualidad serían, por un lado su temperamento emotivo, impulsivo, imaginativo; por otro lado, una fuerte tendencia al perfeccionismo y al voluntarismo; un hábito muy cultivado de reflexión y análisis de sí mismo.

10 Vivió un proceso de búsqueda de sentido
Una vez salido de su tierra de Loyola, fue a Arévalo al servicio de D. Juan Velásquez, Contador mayor de Castilla, a la corte del rey Fernando el Católico. Esto le colocó en un marco de vida cortesana. Allí fue soñando una vida de caballero. Pero al caer en desgracia su señor, se deshicieron todas esas ilusiones. Pronto sustituyó su ideal de cortesano por el de militar. Tenía 26 años. A las órdenes del Duque de Nájera, pretendió defender la ciudad de Pamplona para Carlos V, pero una bala de cañón le quebró la pierna. De allí lo trasladaron a Loyola y su vida cambió.

11 CAMINO DE ARÉVALO En Arévalo: 1506-7

12 DIOS ROMPE A IGNACIO: De Pamplona a Loyola
La experiencia de Dios: Dios protagonista Ignacio cambia de vida: conversión Del “maravillarse” y “observar” a decidirse

13 IÑIGO, HERIDO, ES LLEVADO DE PAMPLONA A LOYOLA

14 La Edad del Deseo La edad del despertar del corazón, del dejarse enamorar por alguien. Todo comienza en el interior. Para Ignacio fueron las lecturas. La imaginación comienza a trabajar y proyecta imágenes de posibilidades cada vez más atractivas. Uno se siente capaz de todo. Esa experiencia profunda, esa capacidad de no vivir desde fuera, sino vivir desde dentro, es un punto de partida de la espiritualidad ignaciana. La correcta pedagogía consistirá en comprender que las cosas son medios y no fines.

15 Durante su recuperación, para no aburrirse, Ignacio leyó algunos libros (la vida de Jesús y la vida de los Santos). Al principio lo hizo por fuerza, pero poco a poco aquellas lecturas le hicieron pensar y le cambiaron el corazón. Se abrieron en él nuevos modelos de identidad que polarizan muchos deseos dispersos.

16 Carácter místico de su conversión
La convalecencia en Loyola cambiará definitivamente su vida. Allí, tirado en una cama, descubrirá sus batallas interiores, descubrirá que hay un mundo profundo, más apasionante que la Corte, que es necesario conocer e interpretar y donde se juega la verdadera libertad. Esto se va logrando a través de las lecturas y el discernimiento de su vida sopesando entre la vanidades del mundo y los nuevos retos que se plantea conforme al ejemplo de Cristo y los santos.

17 Síntesis de la conversión: cuatro etapas:
Seducido por Cristo y los Santos (Jesús que invita al servicio). Seducido por aspectos heroicos de este servicio: hacer grandes cosas. Necesidad de hacer una "elección”: seguir a Cristo o conquistar favores de una dama. Hay un proyecto que va tomando cuerpo. Unión de elementos medievales (valor y nobleza caballeresca) y modernos (introspección). Esta fusión de ambos elementos esconde lo más típico de su carácter.

18 ¿QUÉ HE HECHO POR TI. ¿QUÉ HAGO POR TI. ¿QUÉ PUEDO HACER POR TI SEÑOR
¿QUÉ HE HECHO POR TI? ¿QUÉ HAGO POR TI? ¿QUÉ PUEDO HACER POR TI SEÑOR? Fueron las preguntas que Ignacio empezó a plantearse. En adelante su vida sería distinta. Su gran deseo era ir a Jerusalén. “Cabalgando en una mula salió de Loyola”

19 RASGOS DE LA ESPIRITUALIDAD IGNACIANA
Ignacio era un hombre de mundo, acostumbrado a utilizar los instrumentos que tenía a su alcance para ganar honra. Creció en un clima en el que los grandes gestos no sólo se celebraban, sino que además eran algo exigido. Aquí empieza a aparecer la palabra “magis”, “mejor”. En vida se dedicó a buscar, porque le tocó vivir situaciones de cambio de época y buscó apasionadamente. Y el motor de esa búsqueda fue el MAGIS, hacer lo mejor: cómo servir, cómo amar más, cómo salir de sí mismo.

20 En el fondo, el MAGIS se entiende desde el afecto
En el fondo, el MAGIS se entiende desde el afecto. Cuando uno quiere a alguien, no parte el corazón, uno lo entrega entero y busca lo mejor para la persona que ama. El MAGIS está ligado a un proyecto que vale la pena. El Magis está ligado a la capacidad de soñar grandes cosas.

21 El Quijote: Un caballero andante sueña muy alto, no se descorazona con las cosas más difíciles, es leal y quiere servir. El ignaciano / ignaciana le será típico nunca estar satisfechos con lo establecido, lo conocido, lo ya probado o lo ya existente. Somos llevados constantemente a descubrir, redefinir y buscar el 'magis'. Para nosotros, las fronteras y los límites no son obstáculos o términos, sino nuevos desafíos a ser encarados, nuevas oportunidades a ser bienvenidas (C.G. 34).

22 La conversión de Ignacio fue gradual y discernida a cada paso
La conversión de Ignacio fue gradual y discernida a cada paso. Al principio eran unos deseos vagos de servir a Jesucristo, con una mentalidad de caballero medieval. Poco a poco, esos deseos se fueron orientando y concretizando mediante el discernimiento. Ignacio descubre una misión que le supone estar muy cerca al que le manda e inmensamente unido a aquél a quien es enviado. Esta idea de misión es clave en el mundo que le tocó vivir. Todo consiste en entregarle su vida a Dios y a los demás. El hijo de Ignacio es un hombre/mujer para los demás cuya clave de lectura es el servir. Amar es servir.

23 En el dolor físico, Ignacio mostró un admirable valor
En el dolor físico, Ignacio mostró un admirable valor. Tuvo una formación como para soportar la adversidad. Se tacha a Ignacio de cierto “voluntarismo”: alcanzarlo todo con sólo fuerza de voluntad. No se niega que detrás está la gracia o fuerza de Dios que nos impulsa. Hay que hacer las cosas como si todo dependiera de nosotros y nada de Dios. Pero hay que confiar en Dios como si todo dependiera de Él y nada de nosotros. El hijo de Ignacio se siente un instrumento en las manos de Dios. Y ¡Confía!

24 El discernimiento espiritual nació en esta experiencia de Ignacio: cuando se le abrieron los ojos y comenzó a analizar que de unos pensamientos quedaba triste y de otros alegre. Así descubrió que Dios habla a través de los sentimientos. Ignacio fue capaz no sólo de vivir la experiencia, sino de analizarla, corregirla y profundizarla.

25 Presupongo ser [que hay] tres pensamientos [o incitaciones a actuar] en mí, a saber,
1. Uno propio mío, el cual sale de mi mera [propia] libertad y querer; Y otros dos que vienen de afuera [como sugeridos por otro]: 2. El uno que viene del buen espíritu 3. Y el otro del malo

26 Ignacio pasó por 4 tiempos:
a. Experimentó, padeció en su propia historia las mociones de los diversos espíritus. Un rasgo antropológico de Ignacio es que el ser humano es una realidad abierta en la que conviven mociones que no cesan en él y que pueden moverle hacia acciones o conductas no provocadas directamente por la persona, sino por estas otras fuerzas que interaccionan en él.

27 Avanzando en el proceso, se dio cuenta de que las estaba experimentando, es decir, se manifestó en el ámbito de la conciencia lo que hasta ese momento venía dándose inadvertidamente. c. Y la verbalizó, se dedicó a denominar aquello que estaba experimentando. Hasta entonces sabía que algo estaba ocurriendo, pero no sabía qué. Por la palabra empezó a poner luz en la oscuridad de mociones anónimas.

28 d. Una vez iluminada la experiencia, localizada conceptualmente, sometió las diversas situaciones a análisis comparativos. Es decir, contrastó unas experiencias con otras, indagó en sus orígenes (“principios”), les siguió el proceso en su propio interior y se observó a sí mismo en sus afectos y en su estado anímico.

29 Es muy notable el espíritu de lucha y la ruptura que hizo Ignacio con su pasado. Hizo sacrificios quizá exagerados en su manera de vestir, presentarse, comer. La vida de Ignacio está atravesada por el sentido de lo gratuito y la generosidad. Lo experimentó con Dios. “Dar gratis lo que gratis hemos recibido”. Esa fue la experiencia de Ignacio, confiar totalmente en Dios. Poner en Él sólo su esperanza a lo largo de toda su vida.

30 “Dar gratis lo que gratis hemos recibido”.
El ignaciano / ignaciana debe ver la gratuidad como un talante y estilo personal que se expresa en hacerse todo a todos, como prolongación de la encarnación y el vaciamiento de Jesús.

31 APLICACIONES PARA NUESTRA VIDA PERSONAL Y PROFESIONAL.
¿Soy, somos personas de aspiraciones? De no ser educadores, trabajadores, ¿Estaríamos aspirando al “magis” ignaciano? ¿Aprovechamos las ocasiones que nos brinda el contacto diario con la gente, para infundirles de palabra y con el ejemplo el deseo de ser más, de ser mejores? Vivimos en un medio social que favorece el menor esfuerzo. ¿Cómo superarlo? ¿Soy, somos personas de aguante y fortaleza? Dijo Jesús: “El Reino de Dios es de los esforzados”. ¿Damos testimonio de ser tales? ¿Ayudamos a nuestros alumnos o a las personas con quienes trabajamos a que sepan afrontar los retos de la vida? El verdadero cristianismo es un compromiso. ¿Puedo decir que soy una persona para los demás y que formo hombres y mujeres para los demás y con los demás?

32 HACIA FUERA: AYUDAR A LAS ALMAS Peregrino, peregrino que no sabes el camino: ¿Dónde vas?

33 La Edad del crecimiento Transformante: De Montserrat a Roma
Es la etapa que va desde Montserrat (Barcelona) hasta La Storta (Roma), una pequeña capilla que marca el fin del itinerario geográfico y donde Ignacio vive una profunda experiencia mística que le marca para su nueva vida en la ciudad de Roma. Es un momento crucial en la espiritualidad ignaciana y en la historia de la Compañía.

34 Esta etapa es el momento inicial en que Ignacio comienza a realizar su deseo.
Antes de comenzar su corretear, pasó casi un año de oración, penitencia y reflexión en Manresa, un pequeño pueblito, cerca de Barcelona. Hace una impresionante experiencia de búsquedas, andando por el mundo solo y a pie. Nadie sabía quién era ese peregrino cojo y bien educado, apasionado de Dios que recorría Europa hablando de Dios.

35 Camino a Manresa se detuvo en Montserrat y ante la imagen de la Virgen se despojó de su cabalgadura, armas y vestiduras. ¡Y empezó a vestir una túnica pobre de peregrino! Toda su cosa era tener a Dios por refugio. Allí murió el hombre viejo y nació otro.

36 MONSERRAT Y MANRESA LOYOLA MANRESA MONSERRAT BARCELONA

37 Durante su estancia en Manresa que duró casi un año, el Espíritu va a educar a Ignacio en la ciencia del discernimiento. Allí escribirá los Ejercicios espirituales. En Manresa, Ignacio dará el paso de penitente solitario a penitente apostólico: Será una actitud tímida al principio (Ignacio tiene miedo a la honra), después madura (por la experiencia de consolaciones). Ayudar, servir, empiezan a ser para él elementos esenciales de su quehacer posterior.

38 Desde Manresa marchó a Barcelona para embarcarse hacia Venecia
Desde Manresa marchó a Barcelona para embarcarse hacia Venecia. Allí tomaría la nave que le llevase a visitar Jerusalén. Su deseo era imitar a Cristo. Siempre en búsqueda. El contacto directo con la tierra de Jesús produce en Ignacio grandes emociones. Con los ojos bien abiertos, iba grabando en su imaginación todos los detalles que luego recogerá en las “contemplaciones” de los EE.. Pensaba quedarse allí toda la vida, pero Dios a través de las circunstancias, le tenía reservada otras cosas.

39 Regresa nuevamente a Barcelona y allí reflexionando y rezando, llegó a la conclusión de que era necesario prepararse para servir mejor a Dios y va a Alcalá, Salamanca, París. Da un gran salto espiritual: sale de su soledad y busca compañeros, genera un grupo de Amigos en el Señor con los que va a fundar la Compañía de Jesús.

40 RASGOS DE LA ESPIRITUALIDAD IGNACIANA QUE AQUÍ SE INSINÚAN.
Es muy notable el espíritu de lucha y la ruptura que hizo Ignacio con su pasado. Su vida se explica por su capacidad de hacer experiencias profundas. Es un hombre de hondura. Es también muy notable su imagen de Dios a quien llama su Divina Majestad y ese sentido de la Santísima Trinidad. Su oración, como aparece en lo que se conserva de su Diario Espiritual, está centrada en la visión trinitaria de Dios.

41 En la vela de armas ante el altar de nuestra Señora y en el dejar su daga y su espada a los pies de la Virgen, Ignacio nos da testimonio de una profunda reverencia, admiración y amor a la Madre de Dios. MARÍA es central en la mente ignaciana, como mediadora e intercesora ante el Padre. Loyola - Aránzazu - Montserrat La Storta - La Strada

42 Para él, María es nuestra Señora
Para él, María es nuestra Señora. Nuestra significa de todos, para todos; Señora es Dama, como la dama de los pensamientos del Quijote y de los caballeros medievales… En el libro de los EE María siempre está al lado de Jesús. Ella, para él, es principalmente la Señora de su vida, y nuestra Señora; la Madre de Jesús. Su constante petición es que María nos ponga con Jesús.

43 En aquel rudo combatiente, recién convertido, está viva la compasión por el pobre. A un pobre le da sus vestidos lujosos; después llora al entender que aquel mendigo ha sido calumniado. Su “trabajo social” estará destinado a los menos favorecidos. Va entrando en Ignacio el mismo espíritu que vemos en el Jesús del Evangelio. El ignaciano / la ignaciana tiene que tener una sensibilidad hacia el dolor y el sufrimiento ajeno. Ignacio buscaba formar personas libres para hacerlas conscientes de todo aquello que impide caminar, que impide ser libre.

44 Sin tener una seria formación religiosa y humana, Ignacio se lanzó a hacer apostolado. Nunca vio su crecimiento espiritual como algo que le pertenecía a él solo, sino como un tesoro que debía comunicar a otros. Por eso tuvo sus primeros problemas con la Inquisición, que se admiraba de tan extraño predicador. Finalmente, la importancia en la vida de Ignacio de su experiencia mística junto al río Cardoner. No se sabe en qué consistió esa iluminación, pero las palabras de Ignacio son definitivas: es lo más grande que le sucedió. No fue una aparición, fue encontrar en profundidad el sentido de su vida, el motor que lo impulsó a lo que después haría.

45 Ignacio veía claro su camino: sabía que el Señor lo quería en Jerusalén, y allí llegó. Necesitaba tener una experiencia concreta del Jesús histórico. Y todo le fue saliendo como lo pensaba. Este saber lo que se quiere y buscarlo con firmeza, es un rasgo temperamental de Ignacio. Hizo todo lo posible por quedarse en la tierra de Jesús. Su intención era vivir como El, ayudando a las personas. No importaba que la misión pareciera imposible. Se va gestando su pensamiento absolutamente Cristo-céntrico, que posteriormente lo llevaría a fundar una “Compañía de Jesús”.

46 Ignacio comprendió muy pronto la necesidad de una sólida preparación intelectual para el servicio que Dios le pedía. Para hacer las cosas bien ante los complejos retos de nuestro mundo contemporáneo, se requiere toda la instrucción y la inteligencia, toda la imaginación y la perspicacia, todos los estudios sólidos y los análisis rigurosos que podamos juntar (C.G. 34) El ministerio instruido forma parte de lo medular del modo de proceder ignaciano.

47 Ignacio comprendió que Dios intervenía en su vida a través de los acontecimientos. Ahí radica otro signo distintivo de la espiritualidad ignaciana: la idea de “buscar y hallar a Dios en todas las cosas”. El Dios de Ignacio es el que trabaja en todo Y allí hay que descubrirlo. Estamos llamados a ser contemplativos en la acción. El ignaciano es una persona que se pregunta constantemente por lo que ha hecho, así como la pregunta por lo que Dios va haciendo en su vida, y esto, en la historia.

48 La experiencia de Ignacio lo lleva, precisamente para servir más y mejor, a formar un grupo de “amigos en el Señor”, ya que sin grupo (institución) no hay carisma que dure. Aislados, disgregados, no somos eficaces. La unión se hace necesaria. El ignaciano / ignaciana crea compañerismo con otros, comunión, apoyo mutuo. Se trata de potenciarnos los unos a los otros.

49 APLICACIONES PARA NUESTRA VIDA PERSONAL.
¿Tomamos en serio nuestra vida espiritual? Un ignaciano, esté donde esté, vive la vida a fondo y es capaz de tener experiencias profundas. No se queda en la superficie de las cosas (apariencia). ¿Tomamos nuestro trabajo como un apostolado? ¿Qué tanto cuentan en mi vida esa mayoría de nicaragüenses que llamamos los pobres? Ignacio habla del servicio como algo fundamental en su vida; ¿A quién estamos sirviendo? ¿Hasta dónde nos ha llevado este ideal de servicio?

50 PARA LA REFLEXIÓN La vida del “peregrino” es un testimonio válido para todo cristiano. ¿ Qué he aprendido de la vida de Ignacio? ¿Sentimos que nuestro trabajo nos acerca a esta espiritualidad o manera de ver la vida interior? ¿Como laico(a) cristiano(a), me intereso en conocer más a fondo y vivir mejor esta espiritualidad? ¿Las personas con quienes trabajo, qué sacan de la espiritualidad ignaciana?

51 ¿QUE ES LA ESPIRITUALIDAD IGNACIANA?
RESUMEN. ¿QUE ES LA ESPIRITUALIDAD IGNACIANA? ES UN CAMINO ESPIRITUAL QUE INVITA A LA PERSONA A HACER UNA ENTREGA DE SÍ MISMO, LIBREMENTE, RADICALMENTE, Y ¨DISCERNIDAMENTE¨ AL MISTERIO DE DIOS PARA IDENTIFICARSE CON SU VOLUNTAD Y TODO ESTO MEDIANTE UN SEGUIIMIENTO CONCRETO AL JESUS POBRE Y HUMILADO PRESENTE EN LOS POBRES DE LA TIERRA.

52 RASGOS PRINCIPALES DE LA E I
Búsqueda apasionada de la voluntad de Dios. Capacidad para saber discernir los “signos de Dios”. Actitud de querer siempre “lo más y mejor” en el servicio de Dios. Conocimiento, valoración y amor personal a Jesucristo. Integración entre contemplación y acción: Amor-Servicio. Simpatía y sintonía con todo lo creado y humano. Libertad interior y disponibilidad al servicio del Reino. Amor y obediencia a la Iglesia real. Armonización entre el servicio a la fe y la promoción de la justicia. Devociones sólidas: Oración , Discernimiento, Magis.

53 En todo Amar y Servir


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