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3º Dom. Cuaresma. Ciclo C Ten paciencia  UN DIOS QUE NOS INTERPELA. Moisés descubre a Dios de una manera nueva, distinta, singular. El pasaje del libro.

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1 3º Dom. Cuaresma. Ciclo C Ten paciencia  UN DIOS QUE NOS INTERPELA. Moisés descubre a Dios de una manera nueva, distinta, singular. El pasaje del libro del Éxodo nos habla de un Dios cercano a las preocupaciones y sufrimientos del pueblo (ve, oye, baja), un Dios que se deja conmover por la dolor y las quejas de los oprimidos, un Dios familiar que está presente y ha guiado a los antepasados, un Dios que no se deja “encasillar”, dominar o manipular, a quien no se puede conocer del todo ni abarcar, un Dios que se compromete a acompañar al pueblo, un Dios que necesita ayuda, colaboración, mensajeros que encarnen su proyecto… ¿Qué me dice todo esto a mi propia experiencia de Dios? ¿Cómo la enriquece, la purifica, la completa…? ¿Qué imagen de Dios tengo y cómo ha ido evolucionando? ¿Qué me pide Dios en este momento de mi vida? ¿Hacia dónde me envía? ¿Qué quiere de mí? ¿Soy capaz de “ver”, “oír”, “bajar” a dónde hoy descubro situaciones de opresión, injusticia, soledad, muerte, violencia….?  VIVIR LOS ACONTECIMIENTOS COMO OPORTUNIDAD. Dos hechos dolorosos, dos desgracias sirven a Jesús para corregir la mala interpretación que se hace de ellos. En el tiempo de Jesús, quien sufría una desgracia era culpable de algún pecado. ¿No queda algo de esa mentalidad también entre nosotros? ¿No escuchamos alguna vez eso de “Dios me manda pruebas”? Nada más contrario a la lógica de Jesús. Él me invita a estar integrado en el tiempo en el que vivo, en las circunstancias que me rodean, en los retos que se me plantean. Examinar mi vida y pasar del “lamento por…”, a la “oportunidad para…” ¿Me sugiere esto algo?  CULTIVAR LA PACIENCIA Y FRUCTIFICAR. Dos personajes contrapuestos y una “higuera estéril”. ¿Con quien me identifico más? Puedo identificarme con la higuera seca, sin frutos, llena de “hojarasca” y apariencia, que realizo las cosas a medias, envuelto en la vulgaridad, lo cómodo, lo que no compromete ni me lleva a ninguna exigencia. ¿Cuáles son los frutos de que mí se esperan? ¿Dónde están mis frutos de bondad, tolerancia, amabilidad, perdón, cariño? Puedo identificarme con el amo de la higuera y pensar: lo que no da fruto rápidamente, no sirve; de lo que no saco provecho inmediato, lo abandono; quien no responde a lo que yo espero, le doy por perdido; lo que no se ajusta a mis criterios, lo rechazo… ¿Puedo identificar alguna experiencia concreta en que lo vea reflejado? Puedo identificarme con el viñador: paciente y confiado, dispuesto a cuidar, a respetar el ritmo de crecimiento, a dar una nueva oportunidad, a no tener prisa para que pueda desarrollarse y madurar, a no dar por perdido lo sembrado, lo trabajado, el cariño, el esfuerzo, y el tiempo empleado… esperando que en su momento dé el fruto adecuado. ¿Soy consciente de que mis “prisas” con los demás suelen coincidir con mi “paciencia” conmigo mismo? ¿En qué y ante quién tengo que ser más paciente? ¿Qué cuidados y atenciones debo tener con quienes convivo para que se desarrollen adecuadamente? Señor, ten paciencia conmigo, dame una nueva oportunidad, cuídame con cariño para que vaya dando frutos y no me encuentres vacío. Señor, ten paciencia conmigo, cava y abona mi vida para que vaya creciendo y avanzando por tus caminos. Señor, ten paciencia conmigo, ayúdame a desarrollar los dones que de Ti he recibido para poderlos entregar y ver cómo puedo compartirlos. Señor, enséñame a ser paciente con las personas con las que convivo, dando tiempo, sabiendo esperar, respetando sus ritmos, para ser signo de tu amor misericordioso y compasivo. Señor, haz que no cierre mi corazón ni mis oídos a las necesidades y problemas del mundo en el que vivo. Empújame con tu fuerza para ser tu testigo, llevando tu Buena Noticia y creciendo cada día en un mayor compromiso Me he instalado en la mediocridad. ¡Y ni siquiera me molesta! He acabado acostumbrándome a ella, como termina uno por acostumbrarse a una vieja prenda o a un vecino desagradable. ¡Cuántos años hace que mi existencia es estéril...! ¡Cuántos años viviendo sólo para mí...! ¡Cuántos años, Señor, llevas esperando en vano que dé fruto...! Agoto mi propia vida, agoto a mi familia y a mi comunidad, agoto a mis amigos...: agoto a todo el mundo. ¡Soy un ser agotador! ¡Mi miseria es incorregible! ¿Habré acabado cansándote también a ti, Señor? ¿Por qué me abandonas en este triste hastío que me deprime? ¿Me habré quedado tan seco que sólo sirvo para ser echado al fuego? Lo reconozco, Señor: soy agotador. ¡Pero se dice que tu bondad jamás se agota, que tu paciencia es infinita, que tu gracia es imperecedera...! Tú sabes que he caído demasiado bajo como para poder levantarme sin ayuda. Envíame, Señor, a un hermano, a una hermana..., a quien tú quieras; pero envíame a alguien dispuesto a emplear tiempo en amarme, en remover pacientemente la tierra que rodea mi reseco corazón, para que, desde la punta de las raíces hasta las ramas muertas, fluya de nuevo por todo mi ser la savia de tu Vida. [M.H.] Renovaos. Ixcis https://youtu.be/pqKn0rI0Vdo Cuida, Señor… -a tu Iglesia. Que encuentre en el Evangelio, la luz la fuerza y la savia. -a los pueblos que viven en la violencia y la guerra. Que puedan llegar a una paz lograda. -a los enfermos, para que encuentren apoyo, ánimo y esperanza. -a los que se embarcan en causas justas y solidarias. Que no caigan en la tentación de abandonar cuando se desaniman y se cansan. -a los pequeños, los débiles, los que la sociedad rechaza. Que vean en nosotros una mano amiga que les ayuda y acompaña. -a las familias; para que sean hogares donde se dialoga y se ama. -a los que han respondido a tu llamada. Que sean fieles en su compromiso y se dejen guiar por tu gracia. -nuestra fe, a veces tan dormida y aletargada. Despiértala para que sea más viva, más profunda y encarnada

2 Lectura del libro del Éxodo (3,1-8a.13-15): En aquellos días, Moisés pastoreaba el rebaño de su suegro Jetró, sacerdote de Madián; llevó el rebaño trashumando por el desierto hasta llegar a Horeb, el monte de Dios. El ángel del Señor se le apareció en una llamarada entre las zarzas. Moisés se fijó: la zarza ardía sin consumirse. Moisés se dijo: «Voy a acercarme a mirar este espectáculo admirable, a ver cómo es que no se quema la zarza.» Viendo el Señor que Moisés se acercaba a mirar, lo llamó desde la zarza: «Moisés, Moisés.» Respondió él: «Aquí estoy.» Dijo Dios: «No te acerques; quítate las sandalias de los pies, pues el sitio que pisas es terreno sagrado.» Y añadió: «Yo soy el Dios de tus padres, el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac, el Dios de Jacob.» Moisés se tapó la cara, temeroso de ver a Dios. El Señor le dijo: «He visto la opresión de mi pueblo en Egipto, he oído sus quejas contra los opresores, me he fijado en sus sufrimientos. Voy a bajar a librarlos de los egipcios, a sacarlos de esta tierra, para llevarlos a una tierra fértil y espaciosa, tierra que mana leche y miel.» Moisés replicó a Dios: «Mira, yo iré a los israelitas y les diré: "El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros." Si ellos me preguntan cómo se llama, ¿qué les respondo?» Dios dijo a Moisés: «"Soy el que soy"; esto dirás a los israelitas: `Yo-soy' me envía a vosotros".» Dios añadió: «Esto dirás a los israelitas: "Yahvé (Él-es), Dios de vuestros padres, Dios de Abrahán, Dios de Isaac, Dios de Jacob, me envía a vosotros. Éste es mi nombre para siempre: así me llamaréis de generación en generación".»

3 Salmo 102,1-2.3-4.6-7.8.11 R/. El Señor es compasivo y misericordioso. Bendice, alma mía, al Señor, y todo mi ser a su santo nombre. Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides sus beneficios. R/. Él perdona todas tus culpas y cura todas tus enfermedades; él rescata tu vida de la fosa y te colma de gracia y de ternura. R/. El Señor hace justicia y defiende a todos los oprimidos; enseñó sus caminos a Moisés y sus hazañas a los hijos de Israel. R/. El Señor es compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia; como se levanta el cielo sobre la tierra, se levanta su bondad sobre sus fieles. R/. Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (10,1-6.10-12): No quiero que ignoréis, hermanos, que nuestros padres estuvieron todos bajo la nube y todos atravesaron el mar y todos fueron bautizados en Moisés por la nube y el mar; y todos comieron el mismo alimento espiritual; y todos bebieron la misma bebida espiritual, pues bebían de la roca espiritual que los seguía; y la roca era Cristo. Pero la mayoría de ellos no agradaron a Dios, pues sus cuerpos quedaron tendidos en el desierto. Estas cosas sucedieron en figura para nosotros, para que no codiciemos el mal como lo hicieron aquéllos. No protestéis, como protestaron algunos de ellos, y perecieron a manos del Exterminador. Todo esto les sucedía como un ejemplo y fue escrito para escarmiento nuestro, a quienes nos ha tocado vivir en la última de las edades. Por lo tanto, el que se cree seguro, ¡cuidado!, no caiga.

4 Lectura del santo evangelio según san Lucas (13,1-9): En una ocasión, se presentaron algunos a contar a Jesús lo de los galileos cuya sangre vertió Pilato con la de los sacrificios que ofrecían. Jesús les contestó: «¿Pensáis que esos galileos eran más pecadores que los demás galileos, porque acabaron así? Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis lo mismo. Y aquellos dieciocho que murieron aplastados por la torre de Siloé, ¿pensáis que eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis de la misma manera.» Y les dijo esta parábola: «Uno tenía una higuera plantada en su viña, y fue a buscar fruto en ella, y no lo encontró. Dijo entonces al viñador: "Ya ves: tres años llevo viniendo a buscar fruto en esta higuera, y no lo encuentro. Córtala. ¿Para qué va a ocupar terreno en balde?" Pero el viñador contestó: "Señor, déjala todavía este año; yo cavaré alrededor y le echaré estiércol, a ver si da fruto. Si no, la cortas".»


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