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El “canon” cristiano del “Antiguo Testamento” Lic. Claudia Mendoza /// 2009.

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Presentación del tema: "El “canon” cristiano del “Antiguo Testamento” Lic. Claudia Mendoza /// 2009."— Transcripción de la presentación:

1 El “canon” cristiano del “Antiguo Testamento” Lic. Claudia Mendoza /// 2009

2 ¿Cómo se compuso la colección de obras que forman nuestra “Biblia”? ¿Por qué estos libros y no otros? ¿Cuáles fueron los criterios de discernimiento para aceptar un libro como sagrado? ¿En base a qué razones se descarta una obra como “apócrifa”?

3 Con este tipo de preguntas se plantea la tan compleja como importante cuestión del “canon” “de las Escrituras”

4 Comencemos preguntándonos por el significado de la palabra “canon” La palabra “canon” es la transliteración del vocablo griego “kanon” cuyo sentido primario era “caña” o “caña de medir”. El término designaba originariamente una medida o un instrumento de medición.

5 Ur-Nammu, soberano de Ur de fines del III Milenio a.C., relató que su dios, al ordenarle que construyera para él un templo y al darle las instrucciones pertinentes, le había entregado una vara de medir y un rollo de cuerda para el trabajo

6 Planta de cálamo “Luego me fue dada una caña de medir (kálamos) parecida a una vara, diciéndome: «Levántate y mide el Santuario de Dios y el altar, y a los que adoran en él” (Apocalipsis 11,1) La misma idea aparece en el Libro del Apocalipsis. Allí se lee que a un ángel se le entrega una “caña de medir” y se le ordena “medir” el santuario, el altar y a los que adoran en él …

7 Se entiende que el término griego “kanon” derivaría, a su vez, de un término semítico, probablemente del sumerio “qanu”, un patrón o unidad de medida central

8 El sistema métrico sumerio ha sido objeto de importantes estudios, sobre todo debido a las proporciones armónicas de las esculturas de “Gudea sedente”, conocidas como “El Arquitecto del Plano” y “El Arquitecto con Regla”, hoy conservadas en la Sala de Antigüedades Orientales del Museo del Louvre Antigua Summer III Milenio A.C.

9 GUDEA (“El Llamado”), importante personaje del Renacimiento de Sumer, fue gobernador de Lagash (2141-2122 a. C.). Es el primer gran arquitecto de quien se ha documentado su existencia, y ha sido el hombre más representado de la antigüedad Ver: www.historiaantigua.es/

10 Su capacidad constructora queda reflejada en la estatua del “Arquitecto del plano”, donde aparece sentado con un plano arquitectónico entre sus piernas, incluidos estilete y regla de medidas y que personifica al príncipe como arquitecto de su templo, el Templo Sumerio de Eninnu

11 Qanu sería el equivalente a la altura de una persona de casi 1,65 m (1,6449) – ¿la altura de Gudea?–. Representaría la estatura “normotipo” para los cálculos antropométricos en dos sistemas de medición sumerios. Este sentido estaría en el origen de la palabra “canon” en cuanto regla de las proporciones antropométricas de la figura humana en las culturas de occidente

12 Canon de Durero Canon de Vitruvio Según Leonardo da Vinci

13 No es de extrañar que el sentido primario de “canon” –en cuanto instrumento de medición– derivara pronto en diversas acepciones metafóricas:

14 Por ejemplo, cuando se emplea “canon” para indicar una “norma”, una “regla”, un “patrón”, un “modelo” destinado a determinar, “regular”, “medir” la calidad de ciertas actividades. Así, los filólogos alejandrinos formularon un “canon de escritores” en lengua griega que debía servir de “norma”, de “modelo” para aquellos que pretendían formarse literariamente.

15 Otro significado metafórico de “canon” pronto desarrollado fue el de “lista”, “registro”, “catálogo”. Así, por ejemplo, se hablaba de los “pínakes” de Calímaco (monumental catálogo crítico de la literatura griega) o de las tablas astronómicas de Ptolomeo como “cánones”. Quintiliano llamó “canon” a la lista de autores “clásicos” establecida por los alejandrinos El Almagesto de Tolomeo en una edición del siglo XVI

16 Cuando se habla del “Canon de las Sagradas Escrituras” se tienen en cuenta estos dos sentidos metafóricos: El sentido (activo) de “norma”, “regla”, “modelo”. El sentido (pasivo) de “colección”, “catálogo”, “lista”.

17 Desde esta perspectiva, se dice que un libro es “canónico” tanto por ser “norma” activa de fe y de vida como por pertenecer a la colección de los libros “inspirados” que forman la Sagrada Escritura.

18 Ahora bien: ¿Cómo se determina la “canonicidad” de un libro? ¿Qué criterios permiten reconocer su carácter “normativo”, (debido a) su “origen divino”? ¿Quién (o quiénes) tienen autoridad legítima para proponer un “catálogo” de “libros inspirados”?

19 Una respuesta adecuada a esta cuestión requiere necesariamente complejas consideraciones de orden teológico Implica nociones de Revelación, de Fe, de Inspiración. Depende de problemáticas eclesiológicas, pneumatológicas, antropológicas.

20 Sin embargo, aceptando presupuestos mínimos, cabe plantear esta cuestión también desde la perspectiva de la historia, la literatura y la sociología, es decir, desde “el acontecimiento que de hecho se dio”

21 “Sólo así es posible llegar al límite de lo racionalmente mensurable en el fenómeno religioso” Pérez, M. – Trebolle, J., “El canon bíblico”, en: Id., Historia de la Biblia, Madrid (Trotta 2006), 85.

22 El establecimiento definitivo de un “canon” de libros sagrados –con exclusión de otros no reconocidos como tales– es siempre competencia de una autoridad religiosa legítima.

23 Sólo que la decisión final de una autoridad religiosa legítima y competente sobre el “canon” de los libros sagrados es un momento final, un punto de llegada de un largo “proceso de canonización” Viene a “sancionar” algo que ya se había impuesto de una u otra manera con anterioridad.

24 Si bien es muy importante analizar en qué circunstancias históricas y por qué motivos teológicos se han producido las decisiones de la autoridad competente, para comprender acabadamente el sentido de la decisión final es conveniente (¿necesario?) entender todo el proceso anterior.

25 Mucho antes de que una autoridad legítima sancione definitivamente el “Canon de las Escrituras Sagradas” existe un no menos determinante proceso histórico, muy largo y complejo, en el marco del cual ciertos libros se fueron imponiendo a la conciencia creyente, sea por su autoridad y prestigio, sea por el reconocimiento de su “origen divino”, sea por su particular utilidad al momento de explicar y/o plasmar la propia identidad de fe. "

26 Por ejemplo: En el Libro Segundo de los Reyes se relata que en tiempos del rey Josías (hacia el 622 a.C.) se encontró un libro en el Templo: “El sumo sacerdote Jilquías dijo al secretario Safán: «He hallado en la Casa de Yahveh el libro de la Ley (sefer hattôrah)»” (2Re 22,8) El rey Josías convocó a todo pueblo y, tras la lectura solemne del libro en el Templo, todos se comprometieron “con todo el corazón” a cumplir lo que allí estaba ordenado:

27 “El rey hizo convocar a su lado a todos los ancianos de Judá y de Jerusalén, 2 y subió el rey a la Casa de Yahveh con… los sacerdotes, los profetas y todo el pueblo desde el menor al mayor; y leyó a sus oídos todas las palabras del libro de la alianza hallado en la Casa de Yahveh. 3 El rey estaba de pie junto a la columna; hizo en presencia de Yahveh la alianza para andar tras de Yahveh y guardar sus mandamientos, sus testimonios y sus preceptos con todo el corazón y toda el alma, y para poner en vigor las palabras de esta alianza escritas en este libro. Todo el pueblo confirmó la alianza” (2Re 23,1-3)

28 Otro ejemplo, de una época más tardía: Tras un duro tiempo de persecusión en épocas de Antíoco IV Epífanes (hacia el 167 a.C.), durante el que fueron quemados libros sagrados… –ver 1 Macabeos 1,50.56-57: “El que no obrara conforme a la orden del rey, moriría […] v56 Rompían y echaban al fuego los libros de la Ley que podían hallar. v57 Al que encontraban con un ejemplar de la Alianza en su poder, o bien descubrían que observaba los preceptos de la Ley, era condenado a muerte por decisión real” –

29 …el Segundo Libro de los Macabeos refiere como Judas se ocupó cuidadosamente de rescatar todos los ejemplares pudo: “…Judas reunió todos los libros dispersos a causa de la guerra que sufrimos, los cuales están en nuestras manos. v15 Por tanto, si tenéis necesidad de ellos, enviad a quienes os los lleven” (2Mac 2,14-15).

30 En el versículo anterior el texto también se refiere al cuidado con que Nehemías –hacia el siglo V a.C– se ocupó de reunir diversos libros: “Lo mismo se narraba también en los archivos y en las Memorias del tiempo de Nehemías; y cómo éste, para fundar una biblioteca, reunió los libros referentes a los reyes y a los profetas, los de David y las cartas de los reyes acerca de las ofrendas” (2Mac 2,13).

31 Estos pocos testimonios muestran a las claras como, mucho antes de que una autoridad religiosa legítima determinara el “canon” de “escritos sagrados”, ya existía la convicción de que determinados escritos eran "regla de fe y vida" para los miembros del pueblo de Israel y que debían, por tanto, ser objeto de un trato muy especial. Se iba creando firmemente la conciencia de que ciertos libros tenían un valor sagrado al momento de discernir la propia identidad

32 ¿Se puede intentar reconstruir como se fue dando de hecho el proceso que desembocó en la determinación definitiva de un “canon” de “Escritos Sagrados”?

33 No es tarea nada fácil, dada la escasez de testimonios. Se entiende en general que “las diferentes colecciones que integran el canon se han constituido a partir de un bloque inicial muy consolidado, que fue ampliándose a través de un proceso largo, no siempre uniforme y rectilíneo” Pérez, M. – Trebolle, J., “El canon bíblico”, en: Id., Historia de la Biblia, Madrid (Trotta 2006), 87.

34 Indicaremos los datos sobre los cuales existe razonable consenso: El “hallazgo” del “Libro de la Ley” en el Templo significa el primer acto de constitución progresiva de un cuerpo de libros sagrados.

35 En el período llamado “del Segundo Templo”, en la época persa (538-333), entre otras cosas: - Se promulga la TORÁ como PENTATEUCO (ver Nehemías 8) - Se separa el Deuteronomio de la “Historia Deuteronomista” - Se comienza a reconocer el valor normativo de los “Libros Proféticos”. Luego se afirmará que aquí se “cerró”, “se extinguió” la profecía - Se comienza a reconocer el valor normativo de algunos de los “sapienciales”

36 En el período llamado “del Segundo Templo”, en la época “macabea” (167-37 a.C.) A este período corresponde una delimitación cada vez más clara de las tres colecciones que se impondrán en el “canon” de la Biblia Hebrea”

37 En el período llamado “del Segundo Templo”, en la época “macabea” (167-37 a.C.) El traductor del “Libro de Ben Sirá” (o “Eclesiástico”), nieto del autor, atestigua la devoción con la que se conservaban y traducían las colecciones de "la Ley", "los Profetas" y "los otros Libros" (un tercer grupo no bien definido). Ver el “Prólogo” de la obra. Texto Hebreo del Libro de Ben Sirá En ese mismo libro, escrito presumiblemente hacia el 180 a.C., se encuentran claras alusiones a la existencia de colecciones de libros sagrados, por ejemplo, la de los "Doce Profetas Menores" (ver Sir 49,10).

38 En el período llamado “del Segundo Templo”, en la época “herodiana” (37 a.C. - 70 d.C.) En algunos ambientes judíos –por ejemplo, el del judaísmo helenista– se observa una tendencia a ampliar la colección de libros sagrados. Los manuscritos de Qumrán parecen poner de relieve no sólo la variedad de formas textuales sino tambien la imprecisión de la frontera entre “lo canónico” y lo más tarde considerado como “apócrifo”. Los hallazgos de Qumrán no permiten hablar de un “canon cerrado”

39 El período entorno a la “Guerra” entre los judíos y los romanos (entorno al 70 d.C.) La situación cambia radicalmente. Se va imponiendo la tendencia a limitar la cantidad de libros recibidos como “sagrados” (aunque sin llegar al extremo de la posición de los samaritanos, que sólo recibieron como sagrado el libro de la Torah).

40 Veamos el testimonio de FLAVIO JOSEFO: “No existen entre nosotros infinidad de libros en desacuerdo y contradictorios entre sí, sino solamente 22 […] De la muerte de Moisés hasta Artajerjes …los profetas que vinieron después de Moisés han contado la historia de su tiempo en 13 libros. Los 4 últimos contienen himnos a Dios y preceptos morales para los hombres”. [Contra Apión I 8.38-41]

41 Esos 22 libros que menciona Flavio Josefo son, probablemente: - Los 5 del Pentateuco - Josué // Jueces + Rut // Samuel // Reyes // Isaías // Jeremías // Lamentaciones // Ezequiel // Profetas Menores // Daniel // Esdras // Nehemías // Crónicas - Salmos // Proverbios // Job // Cantar Quedan fuera sólo Qohélet y Ester, cuya “canonicidad” será discutida en los años siguientes.

42 El período rabínico sin Templo (70 – 135 d.C.) En este período se reconoció el “carácter canónico” de los libros de Qohélet, Ester y Cantar de los Cantares –sobre los que pesaban algunas dudas hasta entonces–, se excluyó expresamente el Libro de Ben Sirá (Eclesiástico) y se impuso definitivamente en llamado “canon breve” (de la TaNak).

43 Este debate sobre la “canonicidad”, iniciado con Hillel y Shammai a comienzos del s. I d.C., se prolongó al menos hasta Rabi Aquiba, quien, con su autoridad, parece haber cerrado el debate a comienzos del s. II (aunque sus discípulos continuaron la polémica durante la segunda mitad del s. II).

44 ¿Qué criterios se emplearon en el debate? No es fácil de determinar, dada la escasez de testimonios. Pero sin duda se ha tenido en cuenta la antigüedad y la autoridad del (presunto) autor de la obra. Se reconoció carácter «sagrado» a aquellos libros que podían acreditar un origen mosaico o profético y que se remontaban a una época anterior al momento en que la cadena sucesora de los profetas quedó definitivamente interrumpida, es decir, según se creía, a la muerte de Malaquías, en tiempos de Artajerjes.

45 Pero esto no significa que todos los grupos judíos tuvieron los mismos criterio. Además, se entiende que también se tenía en consideración: Si el contenido concordaba con la Ley de Moisés y no era herético. Si había sido escrito anteriormente a la época de Esdras (esto es, antes del s. V a.C.). Si había sido escrito en Palestina. Si había sido escrito en lengua hebrea o aramea.

46 En el ámbito rabínico de la época no se hablaba de “canonicidad”. Cuando un libro era recibido como “sagrado” se decía que “manchaba o volvía impuras las manos”, debido a la necesidad de purificación que conllevaba su uso.

47 Veamos algunos testimonios de estas discusiones: “R. Yismael dice que en tres cosas sigue la escuela de Shammai la interpretación más indulgente, mientras que la escuela de Hillel sigue la más severa. Según la enseñanza de la escuela de Shammai, el libro de Qohélet no vuelve impuras las manos, mientras que la escuela de Hillel afirma que sí las vuelve…”. [Tratado “Eduyot” de la Mishnah 5,3]

48 “…R. Yosé afirma… que Qohélet vuelve impuras las manos, mientras que respecto al Cantar de los Cantares está controvertido […] R. Simeón ben Azay dice: …que Aquiba exclamó: «¡Dios me libre! Que nadie en Israel ponga en discusión que el Cantar de los Cantares no vuelve impuras las manos, ya que el mundo entero no es digno del día en que fue dado a Israel el Cantar de los Cantares… todos los escritos son santos, pero el Cantar de los Cantares es santísimo…”» [Tratado “Yadayim” de la Mishnah,35]

49 Por ejemplo, se lee en el tratado “Yadayim” de la Tosefta: “Los evangelios y los libros de los minim no manchan las manos. Los libros de Ben Sirá y todos los libros escritos de aquí en adelante no manchan las manos”. En los debates de estas épocas, como es de esperarse, también se hace referencia a los escritos cristianos:

50 “Los evangelios y los libros de los minim no deben ser salvados de un incendio, sino que se les deja arder donde estén con sus menciones del nombre divino […] R. Tarfón dijo: «¡Me quede yo sin hijos si, cayendo en mis manos, no lo quemo con sus menciones del nombre divino!» “[…] R. Yismael dijo: «…del mismo modo que no se les salva del fuego, tampoco se les salva del deterioro, del agua ni de cualquier tipo de destrucción»”. Y el tratado “Sabbat” de la Tosefta 13,5 dice:

51 No es de extrañar que la Iglesia Cristiana naciente no participara activamente en estos debates ni se sintiera irresistiblemente vinculada a las decisiones tomadas por el “judaísmo rabínico”

52 ¿Qué libros recibió como “canónicos” la Iglesia Cristiana naciente del pueblo judío?

53 Las comunidades cristianas se siguieron manejando de acuerdo a su propia tradición –¡la inspiración no acabó con Esdras!– e incluyeron, con mayor o menor flexibilidad, parte de los libros escritos o transmitidos en griego que finalmente habrían de ser excluidos del canon hebreo

54 “Antes del establecimiento definitivo del canon no existe en realidad la idea de canon; esta idea toma cuerpo a medida que el canon se constituye”. Julio Trebolle Barrera, “Historia literaria del canon de los libros bíblicos”, en: Id., La Biblia Judía y la Biblia Cristiana, Madrid (Trotta 1993), 163.


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