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Elaboración: José Félix Reyes Moreno. TRADICIONES ESQUEMA: 1. ¿Qué son las tradiciones? 1.1. NOCIONES GENERALES 2. Conferencia de Montreal 3. Melchor.

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1 Elaboración: José Félix Reyes Moreno

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3 TRADICIONES ESQUEMA: 1. ¿Qué son las tradiciones? 1.1. NOCIONES GENERALES 2. Conferencia de Montreal 3. Melchor Cano y las tradiciones 4. Zubiri y las tradiciones 5. Trento y las tradiciones 6. Vaticano II y las tradiciones 7. Tradiciones como cohesionador social y religioso 8. Valor teológico de las tradiciones desde la Inculturación 9. La importancia antropológica de las tradiciones 10. Ejemplos de tradiciones 11. Teologías de la realidad 12. Ritos litúrgicos 13. Ortodoxia y ortopraxis 14. Religiosidad popular 3

4 1. ¿Qué son las tradiciones? 1.1. NOCIONES GENERALES  Recordemos que en la exposición sobre la Sagrada Tradición (traditio, parádosis) decíamos que la Tradición es el alma de la historicidad de un pueblo. En ella el hombre encuentra un fundamento para su existencia con miras a un encuentro pleno con Dios, leyendo así a la luz de la fe la interpretación del querer de Dios.  La tradición de la Iglesia está formada por todas aquellas enseñanzas, escritos o ritos que son aceptados por ella y que no forman parte de la biblia. El hombre de hoy debe defender esta Tradición de la Iglesia como fuente de revelación y como acercamiento a Dios. (Cf. R AHNER, Karl, Curso fundamental sobre la fe, Ed. Herder, España 2003, pp. 427 -447). 4

5  Una cosa es la palabra de Dios trasmitida en forma oral, es decir, la Tradición, y otra las diversas maneras en que ésta es trasmitida según las distintas culturas, es decir, las “tradiciones". Un ejemplo claro son las tradiciones oriental y occidental. Es importante discernir en ellas lo esencial (Tradición viva de la Iglesia) de su ropaje cultural, filosófico e histórico. Mientras lo primero es inmutable, lo segundo es mutable, requiere de interpretaciones y admite matizaciones.

6  Yves Congar en La tradición y las tradiciones. Ensayo histórico I, nos dice: «tradere expresa el modo según el cual la manifestación de Dios, de su misterio, de su plan de salvación, llega a cada hombre para convertirse, una vez recibidos (dichos acontecimientos centrales) por la fe, en principio de salvación».  Congar en La tradición y la vida de la Iglesia nos dice: «La existencia de tradiciones apostólicas no escritas es un hecho cierto. Las tradiciones apostólicas no escritas se hicieron con el tiempo demasiado inciertas, se mezclaron excesivamente con otras aportaciones ajenas y que en fin resultan demasiado indiscernibles o indeterminables, para poder desempeñar todavía el papel de reglas impuestas».

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8 2. Conferencia de Montreal  Contemporánea de la segunda sesión del Concilio Vaticano II.  Aquí se nos dice que los cristianos viven en una tradición en la que se recibe la verdad revelada que se transmite en y por la Iglesia y se actualiza en la predicación por la Palabra, en los sacramentos, en la enseñanza, en la misión y en el testimonio cristiano.  Aquí se habla de una “tradición ecuménica” cuya finalidad es el consenso doctrinal entre las iglesias.

9  Se produce una evolución en el modo de considerar el lugar propio de las confesiones; una evolución con dos tendencias contradictorias:  A) La experiencia de las nuevas iglesias, surgidas como fruto de la unión de las iglesias, sobre todo en el Tercer Mundo, fue lograr una nueva identidad más allá de las barreras confesionales; lo confesional se considerará una herencia europea superada. Se da en consecuencia un mayor espacio al compromiso cristiano y a los aportes contextuales, que reivindican un lugar frente a las pretensiones de un discurso “doctrinal y universalista”.

10  B) Se ve favorecida una revalorización de lo confesional por el inicio de los diálogos bilaterales interconfesionales. Los sucesos históricos que han dado origen y marcado a las distintas confesiones no representan un mero dato fenomenológico, extraño u opuesto a la fe, sino que se interpretan como parte de un proceso que, en cierto modo, tiene referencia al Espíritu Santo. Se consideran como una cierta encarnación e inculturación de la Iglesia, y por lo tanto, un dato teológico importante. No se trata de elevar el mero fenómeno histórico de las confesiones, que tienen su origen en la división, a la dignidad de lo teologal, pero sí de descubrir los dones positivos que contienen y los carismas o fermentos que expresan. En un sentido negativo, esta segunda tendencia puede expresar también una actitud defensiva por parte de las iglesias ante el desafío de asumir los resultados de los diálogos establecidos.

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12 3. Melchor Cano y las tradiciones  Melchor Cano dedica el Libro III de De locis theologicis a las Tradiciones apostólicas. Fija la postura de la Reforma, como es habitual en él, con gran despliegue retórico:  «Así pues, [los Reformadores] piensan que de ningún modo puede probarse que las Tradiciones de la Iglesia deriven de Cristo y de los Apóstoles [...]. Concluyen que, actualmente entre nosotros, ningún dogma puede probarse por la tradición».  La cuestión se pone polémicamente y conduce a la simple refutación de la tesis según la cual no existen tradiciones que vengan de Cristo y de los Apóstoles

13  Lo que la Iglesia universal siempre retuvo, sin que haya sido instituido por los Concilios, creemos rectamente que ha sido transmitido por la autoridad apostólica.  «Despertó la conciencia de que las tradiciones tienen que estar abiertas a nuestras preguntas críticas acerca de su fundamento, de su racionalidad, de su humanidad y cristiandad. Esto no significa en principio desmontar y aniquilar la tradición, pero sí convivencia responsable con ella. Por consiguiente, con los poderes que, provenientesdel pasado, determinan el futuro de nuestra vida». (Kern, W., Niemann, F.J., El conocimiento teológico (Barcelona 1986), 124).

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15 4. Zubiri y las tradiciones  La revelación de Dios, enseña Zubiri, no se asemeja tanto al maestro que enseña una serie de verdades cuanto al Señor que convive entre los hombres para autocomunicarse a través de esta convivencia, con la cual se cumple la promesa de Dios de estar con su pueblo día tras día desde el principio hasta la consumación de los siglos.

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17 5. Trento y las tradiciones  «Algunos padres habían pedido que se enumeraran las tradiciones apostólicas. A los Obispos de Castellamare, Belcastro y Astorga, reseñados por Jedin, hay que añadir el Obispo de Fano, Seripando, Tomás Casello y el Obispo de Sinigaglia. Pero el cardenal Cervino cortó estas peticiones afirmando que lo que se debía definir era el "principio de la Tradición", superándose así lo que Jedin llama la "tentación de compilar un catálogo de tradiciones"» (Rovira Belloso, J. M., Trento. Una interpretación teológica (Barcelona 1979), 81).

18  Trento ofrece es una definición formal de tradiciones apostólicas. Digo formal, porque nada dice acerca del contenido ni del número de las mismas. Para Trento, el género próximo de las tradiciones apostólicas es la verdad y la disciplina del Evangelio, y su diferencia específica es el modo de transmisión: no escrita. El hecho de que Trento no puntualice que haya de ser una transmisión oral hace pensar en otros modos de comunicación, por ejemplo, la celebración litúrgica o la costumbre. Para señalar el hecho de la transmisión de las tradiciones apostólicas, Trento se vale de la metáfora «como traídas por la mano» y de la expresión «conservadas en la Iglesia por continua sucesión».

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20 6. Vaticano II y las tradiciones  Los números 7 a 10 de Dei Verbum contienen una doctrina suficiente sobre las tradiciones:  La predicación apostólica —expresada de modo especial en los libros inspirados— debe conservarse hasta el fin de los tiempos.  Para ello, no sólo se deben mantener las tradiciones, aprendidas, de palabra o por carta, sino que se debe luchar por la fe, que ha sido transmitida de una vez para siempre: semel sibi traditajide. Como dirá Ireneo, la Iglesia conserva la predicación apostólica como si habitase una sola casa [...] tuviese una sola alma [...] y una sola boca. Esta fórmula de Dei Verbum —transmitida de una vez para siempre—, extraída de la Epístola de Judas, es muy significativa y, desgraciadamente, pasa inadvertida.

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22 7. Tradiciones como cohesionador social y religioso  Junto a las tradiciones apostólicas se cuentan las tradiciones eclesiales particulares, tanto las de tipo doctrinal o celebrativo (los ritos) como las de tipo biográfico-histórico, como la visita de san Pablo a Tarragona o la de Santiago a Galicia. Estas tradiciones, capaces de configurar la fisonomía de un pueblo o de una cultura, gozan de la verdad teórica que tiene su origen y fundamento y —desde el punto de vista práctico— cuentan en su haber la capacidad de humanizar, de mantener la esperanza o de proporcionar altura ética. No se niega que algunas tradiciones, con minúscula, pueden ser potencial de distorsión de las tradiciones o celebraciones principales: por ejemplo, el «día de los cazadores» recubre, en el Tirol, el día de Pascua 28. Son fiestas arraigadas como días o noches de regocijo popular: en toda Europa es famosa la fiesta de San Juan, en el pórtico del verano.

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24 8. Valor teológico de las tradiciones desde la Inculturación  La fe cristiana se «encarna» en los marcos y en las formas culturales que derivan del misterio de la Creación.  Así pues, el criterio de la Encarnación (que incluye el de la Creación) puede tomarse no como un criterio entre muchos, sino como el criterio rector de todo el proceso de inculturación. Entonces se entiende bien el hecho de que fe y cultura sean dos dimensiones desiguales, en las que el movimiento primario es la iniciativa de la fe, aunque las dos magnitudes son, a su modo, activas. La fe es la autodonación de Dios por Cristo en el Espíritu. Hay una sola fe, como acontecimiento primordial y objetivo de alcance universal. El movimiento primario y principal en la inculturación es el que va de la fe a la cultura. Pero eso no quiere decir que la cultura sea simplemente pasiva. La cultura aporta la carne y la sangre donde será asumida la fe. Dicho de otro modo; esa fe es recibida, entendida, interpretada, vivida en la cultura de cada pueblo, que la expresa según sus tradiciones históricas y filosóficas.

25  Así tenemos la fe inculturada. Es lo que, de modo admirable, pondrá de manifiesto el Concilio Vaticano II. El Decreto Ad gentes señala, en efecto, la iniciativa de la fe que, como semilla, germina en la tierra buena de la cultura, de la cual absorbe la savia para dar fruto abundante.  La inculturación es regida por el principio de la encarnación, según el cual «las iglesias jóvenes, radicadas en Cristo y edificadas sobre el fundamento de los apóstoles, asumen en admirable intercambio todas las riquezas de las naciones que han sido dadas a Cristo en herencia».

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27 9. La importancia antropológica de las tradiciones  De las tradiciones forma parte el culto a las imágenes. Recordemos que en la isla de Gran Canaria la celebración de la Virgen del Pino sirve tanto de cohesionador a nivel isleño como de mediación hacia Cristo.

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30 10. Ejemplos de tradiciones  El ayuno cuaresmal: san Ireneo, san Jerónimo, san León.  Determinados ritos del bautismo: Tertuliano, Orígenes, san Basilio, san Jerónimo, san Agustín.  Determinados ritos de la eucaristía: Orígenes, san Cipriano (agua en el vino del cáliz), san Basilio.  El bautismo de los niños: Orígenes, san Agustín.  Validez del bautismo de los herejes: san Esteban, san Agustín.

31  Determinadas reglas para la elección y consagración de los obispos: san Cipriano.  La señal de la Cruz: san Basilio.  La oración por los difuntos: san Juan Crisóstomo.  Diversas fiestas litúrgicas y ritos de celebración: san Basilio, san Agustín.  Son siempre aspectos secundarios relativos a alguna realidad principal atestiguada formalmente en la Escritura.  Puntos que interesan bien a la liturgia y al culto, bien a la disciplina de la Iglesia y la vida cristiana: cuestiones prácticas y aplicaciones, no artículos de fe.

32  El ayuno cuaresmal, la oración de rodillas, bautismo a los niños o la oración por los difuntos: son prácticas que no se encuentran taxativamente en la Escritura, más para las que sería fácil hallar analogías, puntos de apoyo, indicaciones y anticipaciones.  Existen muchas tradiciones que son eclesiásticas por su origen, pues fueron constituidas por la Iglesia en el curso de su vida histórica: instituciones, ritos, costumbres, disciplina. Por ejemplo, la misa dominical o la comunión pascual anual es una precisión eclesiástica de una realidad divina o apostólica.

33  El papado, tal como ha fijado su semblante una historia multisecular, es una forma histórica de una institución divina (la de Pedro como Pastor supremo y cabeza del colegio apostólico), ya precisada por una iniciativa apostólica (Pedro teniendo su “sede” en Roma).  Otras veces, las tradiciones eclesiásticas son puramente tales. Otras, en fin, son la continuación histórica de lo que fue ya comenzado por los apóstoles, pero cuya forma apostólica escapa hoy a nuestras posibilidades de reconstitución: tal es el caso de los ritos sacramentales, en su mayor parte.

34  Las costumbres, se entienden como “comportamientos” e incluyendo por consiguiente las ceremonias, las maneras de hacer, las reglas prácticas o disciplinares.  Las tradiciones pueden ser perpetuas o temporales y de suyo caducas.  Las tradiciones pueden ser universales o particulares, locales. Esto, claro es, en materia de disciplina o de liturgia. Pero existen asimismo tradiciones doctrinales, tradiciones de escuela, que sin estar vinculadas materialmente a un lugar determinado, tienen de suyo también un valor particular.

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36 11. Teologías de la realidad  La lectura teológica de la realidad está inscrita en la más profunda dialéctica creacional y redentora entre Jesucristo y la humanidad, en una unidad dual o polaridad estructural superable sólo en la escatología. La teología pastoral/práctica es entonces una dialéctica muy fina entre el ser, la realidad toda, entendida como forma, es decir, como la vida humana en sus expresiones vitales e históricas que hablan del ser y, a través de él, de la gloria inefable de Dios; y el Logos hecho carne y muerto en la cruz, como expresión de amor y sufrimiento vicario por nosotros, que nos dice quién y cómo es Dios, cuál es su amor y qué nos ofrece, para que nuestra vida sea cumplida. En ese diálogo íntimo y fecundo toda la realidad habla, porque participa del Logos hecho carne, pero de tal manera que su cruz es su clave hermenéutica. No todos la conocen explícitamente, pero los que sí la conocemos tenemos una misión insustituible, regalo de su misericordia, de la cual no nos es lícito desertar.

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38 12. Ritos litúrgicos  Aunque desde el Vaticano II suele hablarse de Iglesias más que de ritos, esta noción sigue siendo importante, por más que sea compleja y a menudo confusa. La palabra «rito» aplicada a una Iglesia o a un grupo de Iglesias se refiere no sólo a su liturgia, sino también a su jurisprudencia y su espiritualidad (OE 3; UR 14). Por un lado existe el rito romano o latino de Occidente, suficientemente conocido, [aunque históricamente se han dado otros ritos latinos: el rito afro-latino propio de Cartago y norte de Africa; el rito ambrosiano que tuvo en Milán su centro y que continúa vigente en aquella diócesis; el rito galicano, propio de Francia; el rito céltico, propio de Irlanda, y el rito hispánico, propio de la España visigótica y restablecido recientemente, especialmente para la diócesis de Toledo.]

39  En Oriente había originariamente cinco ritos: el alejandrino, el antioqueno, el armenio, el caldeo y el bizantino. A excepción del armenio, todos ellos tienen a su vez ritos derivados o variaciones canónicas y litúrgicas. Desde el siglo XIII se ha insistido en la necesidad de preservar estos ritos y se han establecido impedimentos canónicos para el cambio de rito por parte tanto de los individuos como de las Iglesias (cf OE 4). Por el bautismo, una persona no sólo se hace cristiana, sino que además entra a formar parte de un rito canónico. En la Iglesia católica se reconocen dieciocho ritos canónicos, pero el número de ritos litúrgicos es mucho menor: el número depende de los criterios que se usen para distinguirlos.

40  El rito antioqueno se encuentra en el patriarcado de Antioquía y entre algunos sirios. Es quizá el más antiguo, que habría dado origen a todos los demás, debido en parte al prestigio de la Iglesia de Antioquía (He 9-11). En el siglo IV se puso empeño en consignar por escrito la liturgia para evitar las corrupciones y los elementos heterodoxos. El rito antioqueno es llamado a veces rito sirio occidental (para distinguirlo del sirio oriental o caldeo). En la Iglesia católica suele conocérsele simplemente como rito sirio. La estructura de su liturgia se parece algo a la liturgia romana revisada, salvo por las frecuentes letanías, la mayor extensión de las oraciones y la epiclésis después de la consagración.  El rito antioqueno, según se dice, fue llevado a Egipto por san Marcos, donde se convirtió en el rito alejandrino. Este dio a su vez origen a varios ritos litúrgicos coptos en Egipto y Etiopía. El rito alejandrino es importante por su tradición monástica, que se remonta a san Antonio, el padre del desierto.

41  El rito armenio tiene su origen en san Gregorio el Iluminador (siglo IV), si bien el cristianismo llegó antes a Armenia. En los siglos IV y V se tradujeron al armenio las Escrituras y un buen número de obras patrísticas. Durante siglos el patriarcado armenio fue monofisita, al menos nominalmente. Desde el concilio celebrado en 1911, los armenios uniatas han tenido su propio código de derecho canónico. Su elaborada liturgia usa sólo una anáfora (la plegaria eucarística del rito latino); al parecer, deriva de la liturgia de san Basilio, pero con un montón de adherencias latinas que fueron suprimidas en el siglo pasado.  El rito caldeo se remonta al siglo V, cuando su katholikos se hizo independiente de la Iglesia de Antioquía. Ya antes la Iglesia de la Siria oriental había dado un doctor de la Iglesia universal: san Efrén. La Iglesia se hizo nestoriana, al menos de nombre, pero ya en el siglo XIII se hicieron intentos de establecer la unión con Roma. Es difícil determinar cómo era el rito litúrgico antes del siglo V, pero parece enlazarse con el rito antioqueno. Prácticamente no ha cambiado desde el siglo VII. Tiene tres anáforas: la usada más frecuentemente es la de los apóstoles Addai y Mari; las rara vez usadas liturgias de san Teodoro de Mopsuestia y de san Nestorio los católicos del rito las llaman, por razones obvias, «segunda» y «tercera». La liturgia de los apóstoles se caracteriza por dirigirse al Hijo, y no, como en casi todas las liturgias, al Padre. Por otro lado, la liturgia de Nestorio, para desconcierto de los liturgistas, carece del relato de la institución de la eucaristía.

42  El rito bizantino es con mucho el más extendido de los ritos tradicionales: a él pertenecen más de 100 millones de fieles católicos y ortodoxos. Evolucionó entre los siglos IV y X, y hoy se encuentra en un gran número de lenguas litúrgicas, antiguas y modernas. Hay dos anáforas: la liturgia de san Basilio, que se usa diez veces al año, y la liturgia de san Juan Crisóstomo; hay también una liturgia praesanctificatorum, usada en las ferias de cuaresma. Aparte de la Pascua, «la fiesta de las fiestas», hay doce grandes fiestas en la Iglesia ortodoxa, cuyo año litúrgico empieza el 1 de septiembre: la Natividad de la Madre de Dios (8 de septiembre), la Exaltación de la honorable y vivificante cruz (14 de septiembre), la Presentación de la Madre de Dios en el templo (21 de noviembre), la Natividad de Cristo (25 de diciembre), el Bautismo de Cristo en el Jordán (6 de enero), la Presentación de nuestro Señor en el templo (2 de febrero), la Anunciación de la Madre de Dios (25 de marzo), la Entrada de nuestro Señor en Jerusalén (una semana antes de Pascua), la Ascensión de nuestro Señor Jesucristo (40 días después de Pascua), Pentecostés o Domingo de la Trinidad (50 días después de Pascua), la Transfiguración de nuestro Salvador Jesucristo (6 de agosto), la Dormición de la Madre de Dios (15 de agosto).  La actitud de la Iglesia romana con relación a los ritos ha variado a lo largo de los siglos. Parece que el primer papa que usó en un documento la palabra «rito» para designar los usos propios de los orientales fue Celestino III (1191-1 198). En el concilio IV de Letrán se estableció formalmente que los orientales, principalmente los griegos, podían tener celebraciones litúrgicas de acuerdo con sus propios ritos y costumbres (ritus et mores). En el concilio de Florencia parece que «rito» tiene el significado de «fe», acepción esta que difícilmente podía favorecer el uso de ritos distintos del latino.

43  La noción de rito se desarrolló especialmente después de Trento, con el fin de dar cuenta de la situación de algunas Iglesias orientales reconciliadas con Roma que convivían con las diócesis latinas, incluso dentro de ellas, pero querían mantener su antigua herencia. Sin embargo, especialmente en el siglo XVIII, hubo una tendencia a concederle la preeminencia (praestantia) al rito latino". El principio de la praestantia fue rechazado por León XIII en 1893, pero su espíritu y actitudes perduraron hasta el Vaticano II.  En 1990 se llevó a término la reforma del derecho canónico oriental (Derecho canónico), tarea iniciada por Pío XI en 1927, parcialmente efectuada motu proprio (Documentos romanos) por Pío XII (1949-1957) y modificada posteriormente para recoger el Vaticano II y los desarrollos subsiguientes.  Cada uno de los ritos tiene sus propios autores espirituales, algunos bien conocidos y patrimonio de la Iglesia universal, otros de ámbito particular o local. Cada rito tiene también sus propios santos y un modo distinto de determinar cómo llega una persona a ser venerada. Por último, en todos los ritos hay tanto Iglesias uniatas como Iglesias que no están en comunión con Roma (Iglesias orientales, Iglesia ortodoxa).

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45 13. Ortodoxia y ortopraxis  Por ortodoxia entendemos la recta doctrina o creencia; con ello nos referimos a la expresión precisa con que un grupo de personas manifiesta sus convicciones y principios. Esta formulación funciona como una cosmovisión que nos permite leer la realidad de forma global y coherentemente relacionada. Por ejemplo, en el Credo que profesamos aparecen jerarquizados y relacionados Dios, el hombre, el mundo y la historia; el dinamismo con que estos elementos se organizan y entrelazan contienen una visión que permite a los creyentes mirar al pasado, al presente y al futuro con sentido. Los símbolos, los credos, los dogmas, etc., expresan una serie de verdades estructuradas alrededor de una verdad fundamental que no se puede alterar, pues de ella depende la identidad y la unidad en el grupo que la profesa. Al servicio de la ortodoxia está la autoridad que vela para que su contenido no quede alterado, al tiempo que mantiene la comunión en el grupo.  Por ortopraxis entendemos la recta práctica; hace alusión a las acciones y proyectos que inciden en la realidad y la transforman conforme a un ideal que se formula como lo mejor para todos. La ortopraxis implica la inserción en la realidad que se quiere transformar, la clarificación de valores que se quieren promover, la formulación de alternativas de vida que se desean afianzar, y la decisión de tácticas y estrategias que posibiliten alcanzar los objetivos propuestos. La encíclica OA de Pablo VI nos ofrece a los cristianos un esquema valioso para leer y transformar la realidad conforme a las exigencias de la fe y los valores evangélicos.  Tanto la ortodoxia (credos e ideologías) como la ortopraxis (contestación, disidencias y luchas revolucionarias) pueden funcionar de forma absoluta e impedir no sólo un sano pluralismo, sino el mismo ejercicio de la libertad personal y el respeto a la dignidad humana; fácilmente para conseguir un fin bueno se llegan a arbitrar medios impropios por su sentido coercitivo y violento. El Evangelio nos recuerda la importancia del respeto a la persona en su dignidad y en todos los derechos humanos; uno de los más preciados es el de la libertad de conciencia y de pensamiento, juntamente con el de la libertad religiosa

46  La tesis IX de Feuerbach dice: "Hasta ahora los filósofos no han hecho más que interpretar el mundo de diversas maneras; lo que ahora importa es transformarlo". A partir de esta afirmación se desarrolla la convicción de que el conocimiento de la realidad, del hombre y del mundo sólo es posible por la acción. El marxismo proclama que lo mejor es lo que facilita un praxis que consiga lo que pretende: la transformación de la realidad, pues el "sentido" de las realidades humanas se descubre por la praxis. Y concluye afirmando que el único criterio de verdad, metodológicamente hablando, es la praxis. En nuestros días Althusser postuló la teoría como forma de la praxis.  La teología descubre también la importancia de la praxis como "lugar teológico". El Vaticano II en la constitución Dei Verbum desarrolla plenamente la revelación como historia "mediante acciones y palabras" relacionadas entre sí; los patriarcas, la liberación de Israel de la esclavitud, el camino hacia la tierra prometida, los profetas, etc. marcan hitos históricos de la autocomunicación de Dios.  Cristo viene para cumplir la voluntad del Padre que consiste en "elevar a los hombres a la participación de la vida divina" (LG 2). "Lo hace reuniendo a los hombres en torno a su Hijo, Jesucristo. Esta reunión es la Iglesia, que es sobre la tierra "el germen y el comienzo de este Reino" (LG 5)  Las llamadas "teologías de la praxis" han desarrollado el compromiso de los cristianos con la transformación de la realidad para que la humanidad sea en mayor medida una familia de hermanos; esta pretensión intuye y anticipa lo que estamos llamados a ser cuando Dios sea "todo en todos". "Sabemos bien que hasta el presente la humanidad entera sigue lanzando un gemido universal con los dolores de su parto. Más aún: incluso nosotros, que poseemos el Espíritu como primicia, gemimos en lo íntimo a la espera de la plena condición de hijos, del rescate de nuestro ser, pues con esta esperanza nos salvaron" (Rom. 8, 22-23). La vida del cristiano está en medio de la historia de la humanidad hasta que este mundo sea el Reino de Dios, esperamos "un cielo nuevo y una tierra nueva en los que habite la justicia" (2 Pe 3, 13). El camino es lento y lleno de esfuerzos, pero tendrá su final. En ese momento seremos "examinados del amor" (Mt. 25, 31-46).

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48 14. Religiosidad popular  La religiosidad popular se nos presenta como "distinta" de la religiosidad oficial porque sintoniza con lo diverso y con las características peculiares de los pobres; sus notas especificativas muestran la discriminación, la imposibilidad de elección y el escaso disfrute de bienes culturales, característicos precisamente de la "cultura de la miseria", aunque sea con notables variaciones en proporción con las mayores o menores disponibilidades económicas.  Las formas de la religiosidad popular, especialmente las de tipo latino- meridional, pueden reducirse a las siguientes: prácticas mágico-supersticiosas, que no raras veces se unen a ritos cristianos (hechicerías, mal de ojo y cosas parecidas); culto acentuado a la Virgen y a los santos, que encuentra su expresión típica en las fiestas a veces de mucha duración ("fiestas largas"); peregrinaciones a los santuarios; cultos y ritos de carácter sentimental, preferentemente los que se celebran con motivo de importantes acontecimientos biológicos de la existencia (nacimiento, fecundidad y muerte); cultos extralitúrgicos dirigidos a personas muertas o todavía en vida a las que se atribuyen poderes especiales.

49  Los actos con que se expresa la piedad popular manifiestan la exigencia de establecer una relación con Dios y tienen, por tanto, en primer lugar, una función típicamente cultual. Sin embargo. ha de observarse que, lejos de considerar a Dios como valor supremo y principio incondicional, el pueblo lo contempla como un poder que puede plegarse en beneficio propio mediante determinadas habilidades y mediaciones. Tal actitud utilitarista, aunque no excluye lo más genuinamente espiritual v religioso de la dedicación desinteresada, que, junto a otros rasgos espirituales, está muy presente en la religiosidad popular favorece una gestión mágico-sacral de la religión con las consiguientes desviaciones.

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