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Los monumentos de la tradición: El símbolo de la fe Rayco Sarmiento Santana 2º Estudios Eclesiásticos.

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Presentación del tema: "Los monumentos de la tradición: El símbolo de la fe Rayco Sarmiento Santana 2º Estudios Eclesiásticos."— Transcripción de la presentación:

1 Los monumentos de la tradición: El símbolo de la fe Rayco Sarmiento Santana 2º Estudios Eclesiásticos

2 Índice. Introduccion. 1. Símbolos de la iglesia antigua Símbolo de los apóstoles Símbolo de Nicea (I Concilio Ecuménico) 19 junio 325. Símbolo de san Epifanio de Salamina (374) Símbolo del concilio Constantinopolitano I (381) Símbolo “Quicuumque”, llamado atanasiano (siglo V) 2. Profesión de fe tridentina. 3.El credo del pueblo de Dios (Pablo VI 30 junio 1968).

3 Introducción. Símbolo procede de la palabra griega Symbalein, que significa concurrir, fusionar. Alude a un identificativo con el que alguien explica su pertenencia a una determinada confesión. El hombre tiene la fe como un símbolo que solo puede encontrar unidad y totalidad en su unión con los demás. Las profesiones de fe sencillas surgen en la Iglesia por necesidad vital. La primera necesidad es presentar lo esencial del cristianismo en una fórmula definida. También para que los catecúmenos la recitaran al recibir el bautismo. El kerigma contenido en Hechos 8, 37, “dijo Felipe si crees de todo corazón, es posible. Respondió él: ceo que Jesucristo es el hijo de Dios”, es de una glosa antigua que solo tienen algunos manuscritos pero que es importante porque contiene los sustancial del cristianismo, es parecida a la dicha por Pedro en Hch. 2, 36. Esto prueba que entre los apóstoles había un símbolo de fe conciso y breve (kerigma).

4 Esta profesión de fe, corta, sencilla, era importante porque constituía la regla de vida del cristiano. La misma, se ve alargada por la necesidad de hacer frente a las contaminaciones debido a las herejías. Es importante la profesión de fe como símbolo que une a una determinada comunidad, por la aceptación de una determinada doctrina. Los símbolos suelen tener una estructura trinitaria que ya aparece en el símbolo apostólico. Pasado el tiempo se desarrolla uno u otro de los tres artículos, sobre todo el referente al hijo de Dios. A estos tres se suele añadir uno relativo a la Iglesia presente y escatológica. Estos símbolos son sumamente importantes y expresan verdades de fe que comparte toda la Iglesia, una vez aprobadas por un concilio o un Pontífice. De todos los símbolos los más significativos son los siguientes:

5 Símbolo de los apóstoles En la Iglesia primitiva existía variedad de símbolos de fe, anteriores incluso a los escritos del Nuevo Testamento. La vigencia de estos símbolos se prolonga hoy en la Iglesia, explicitados o adaptados a las circunstancias cambiantes. Se llama así no por ser compuesto por los apóstoles (según la leyenda doce proposiciones, un apóstol por proposición), sino porque contienen los enunciados transmitidos por los apóstoles a la Iglesia.

6 Símbolo de Nicea (I Concilio Ecuménico) 19 junio 325 Es la primera definición de la historia de los concilios. Su estructura es trinitaria, aunque se desarrolla el aspecto de hijo de Dios esquematizado con un anatematismo contra los herejes arrianos (que sostenían la no divinidad de Jesucristo). Es muy parecido al presentado por Eusebio en la Iglesia de Cesarea. Es importante porque se sanciona tanto el futurismo que cambia de sentido las formas dogmáticas tradicionales, como el conservadurismo que no acepta formas dogmaticas nuevas para preservar el sentido de las antiguas.

7 Símbolo de san Epifanio de Salamina (374) Aun a pesar de tener un origen local, tiene el interés de seguir el mismo procedimiento que el símbolo de Nicea. Pero tiene las peculiaridades siguientes: llama a María siempre virgen, cuestión que posteriormente recogerá el II concilio de Constantinopla; le da un sentido a esa virginidad biológico y desarrolla brevemente el tema del Espíritu Santo.

8 Símbolo del concilio Constantinopolitano I (381) Contiene todos los elementos del símbolo del concilio de Nicea, enriquecido con símbolos de iglesias particulares como la de Jerusalén y Salamina. Las actas de este concilio no las conservamos, pero el concilio de Calcedonia si habla de cierto símbolo que se atribuye al concilio de Constantinopla. Este concilio no era ecuménico, pero al ser aceptado por el concilio sí ecuménico de Calcedonia se convierte desde el siglo V usado en la liturgia bautismal oriental. En occidente en un principio se rehusó por miedo a modificar el credo tradicional, se introduce en 1014 por Benedicto VIII, ratificado por el concilio de Lyón (1274) y en el de Florencia (439). Entre sus particularidades es importante la definición de la divinidad del Espíritu Santo contra los macedonios pneumatómacos).

9 Símbolo “Quicuumque”, llamado atanasiano (siglo V) Aunque se le atribuye a san Atanasio, su autor sigue siendo desconocido. Este símbolo muy armónico fue adquiriendo cada vez más importancia en la Iglesia: el concilio de Toledo de 633, se usa para componer su símbolo y el concilio de Autum en Francia lo impone a los clérigos su estudio; en el siglo VIII lo usa san Bonifacio para cantar y se comenta por primera vez en Inglaterra. También luego es comentado por los grandes escolásticos como Alejandro de Alés o Pedro Abelardo. Poco a poco se fue imponiendo su recitación en la hora Prima.

10 Profesión de fe tridentina. Se establece una profesión y acto de obediencia al papa de los obispos y cardenales una vez que fueran nombrados. El concilio termino sin que se creara una formula de fe concreta conforme a lo deseado por el concilio. Esta profesión de fe se verá cumplida por Pío IV a través de dos bulas iniuctum nobis (se ampliaba la profesión de fe a los superiores de congregaciones religiosas) e In sacrosancta Beati Petri (se ampliaba a los profesores, teólogos y los nuevos presbíteros). La finalidad de esta profesión de fe es garantizar en aquellos que pueden tener un mayor influjo en la conservación de la fe del pueblo cristiano, la pureza de la fe católica.

11 El credo del pueblo de Dios (Pablo VI 30 junio 1968). Surgido a raíz de los peligros de la fe en nuestro tiempo y de una falsa comprensión del Vaticano II. Por ello el papa Pablo VI aprovechando el centenario de la muerte de Pedro y Pablo, convoca un sínodo de los obispos sobre la fe, que da lugar a un año de la fe. Pablo IV buscó hacer una profesión de fe, que aunque no sea ex cathedra, habla en nombre de la iglesia universal, partiendo del concilio niceno pero con explicaciones nuevas. La estructura es diferente de la profesión de fe tridentina. En esta se intercala símbolo niceno-constantinopolitano con las doctrinas defendidas en Trento. En la profesión de fe de Pablo VI se intercalan el símbolo niceno- Constantinopolitano con las precisiones que conservan intacto el sentido de la Iglesia.

12 En Conclusión, el credo nos ayuda a… Descubrirnos dependientes de Dios y de los demás y no querer ser autosuficientes como Adán al tratar de ser “como Dios”. El hecho de afirmar creo es una negación del Yo. Es decir, nos negamos para afirmar al otro y a Dios. Siempre teniendo en cuenta que debemos dejar atrás nuestras riquezas, que no solo son físicas sino también mentales: preocupaciones, sufrimientos, problemas.

13 Despojarnos hasta de ser el centro en nuestras tristezas, ante ello la bienaventuranza de vivir como el pobre felices por tener a Dios independientemente de sus tristezas personales (P23). No acomodarnos en nuestro ser dando gracias a Dios porque no somos como los demás. estar siempre en actitud de agradecimiento, pero tambien de suplica por nuestra conversion permanente. Atrevernos a salir de nosotros mismos para encontrarnos con aquellos que necesitan la buena nueva. Catecismo iglesia catolica n. 193


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