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Publicada porBernardita Cobian Modificado hace 10 años
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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO FACULTAD DE ESTUDIOS SUPERIORES ARAGÓN LIC. JOSÉ ANTONIO ZAVALETA LANDA Dramatización en Radio V
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La voz El actor o actriz de radio, más que otros, tiene la posibilidad de experimentar los más variados y finos matices de la interpretación sonora. Puede regodearse en las palabras, tiene a su disposición desde las inflexiones más sutiles hasta las más estridentes. Con un suspiro de amor o un susurro de agonía, podrá transmitir una emoción intensa.
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¿Sólo la Voz? Todo se juega en la voz. Sin embargo, la expresión corporal del actor y la actriz de radio se vuelve decisiva. No se ve, pero se siente. La buena modulación depende, en gran medida, de la gesticulación. Mueva todo menos la cabeza, para no salirse de plano. Grabe de pie y coloque el libreto en un atril, para tener las manos libres. Suéltese, atrévase a payasear un poco. Si usted se pone rígido frente al micrófono, también su voz saldrá dura, su tono resultará monótono. Compórtese en la cabina con la misma desenvoltura que en su casa. Las reuniones sociales, si nos ataran las manos a la espalda, acabarían en bostezos.
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¿Actuar o no actuar? Eh ahí… El actor debe meterse en el carácter del personaje asignado. Meterse en su pellejo. Transformarse, creerse que uno es quien no es. De ahí las máscaras y los disfraces. Cuando se está oculto, cuando no somos reconocibles por los demás, resulta más fácil lograr ese desdoblamiento. El actor debe imaginar al personaje, debe verlo interiormente, sentirlo, conocer a fondo sus actitudes, su conducta, gustar de ese papel. Hay que meterse también en la situación, evocar el lugar donde ocurre la escena. Difícil será crear imágenes auditivas en la mente del oyente, si el actor no las tiene primero en la suya.
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La diferencia enriquece Fundamental a la hora del casting es el contraste de voces. Para reconocer más fácilmente a los personajes, incorporaremos en su estilo de hablar determinados tics o muletillas. Repetir los nombres en los diálogos es un recurso útil. Pero también podemos hacer que un personaje siempre se dirija a otro con un mira, muchacho. O que este doctor tartamudee un poco. O que aquella esposa siempre comience sus parlamentos con un licuado suspiro. O que este niño siempre ande agripado, sorbiendo mocos. El casting y la caracterización debe armarse con el máximo contraste de voces y giros para que el oyente pueda saber qué se dice y quién lo dice.
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