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Publicada porMaría del Carmen Blanco Parra Modificado hace 6 años
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SABIDURÍA Sexto Domingo Tiempo Ordinario
Coment. Evangelio Domingo VI T. O. Ciclo A Febrero Francisco Cerro Chaves. Obispo de Coria-Cáceres Secretariado Catequesis de Cádiz y Ceuta Música: del video “Sintiendo la libertad” P Montaje: Eloísa Díaz-Jara Avance Manual
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TEXTO BÍBLICO: Mt No creáis que he venido a abolir la Ley y los Profetas: no he venido a abolir, sino a dar plenitud. En verdad os digo que antes pasarán el cielo y la tierra que deje de cumplirse hasta la última letra o tilde de la ley. El que se salte uno solo de los preceptos menos importantes y se lo enseñe así a los hombres será el menos importante en el reino de los cielos. Pero quien los cumpla y enseñe será grande en el reino de los cielos. Porque os digo que si vuestra justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos. Habéis oído que se dijo a los antiguos: “No matarás”, y el que mate será reo de juicio. Pero yo os digo: todo el que se deja llevar de la cólera contra su hermano será procesado.
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Y si uno llama a su hermano “imbécil”, tendrá que comparecer ante el Sanedrín, y si lo llama “necio”, merece la condena de la gehenna del fuego. Por tanto, si cuando vas a presentar tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo de que tu hermano tiene quejas contra ti, deja allí tu ofrenda ante el altar y vete primero a reconciliarte con tu hermano, y entonces vuelve a presentar tu ofrenda. Con el que te pone pleito procura arreglarte enseguida, mientras vais todavía de camino, no sea que te entregue al juez y el juez al alguacil, y te metan en la cárcel. En verdad te digo que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último céntimo.
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Habéis oído que se dijo: “No cometerás adulterio”
Habéis oído que se dijo: “No cometerás adulterio”. Pero yo os digo: todo el que mira a una mujer deseándola, ya ha cometido adulterio con ella en su corazón. Si tu ojo derecho te induce a pecar, sácatelo y tíralo. Más te vale perder un miembro que ser echado entero en la gehenna. Si tu mano derecha te induce a pecar, córtatela y tírala, porque más te vale perder un miembro que ir a parar entero a la gehenna. Se dijo: “El que repudie a su mujer, que le dé acta de repudio”. Pero yo os digo que si uno repudia a su mujer —no hablo de unión ilegítima — la induce a cometer adulterio, y el que se casa con la repudiada comete adulterio. También habéis oído que se dijo a los antiguos: “No jurarás en falso” y “Cumplirás tus juramentos al Señor”.
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Pero yo os digo que no juréis en absoluto: ni por el cielo, que es el trono de Dios; ni por la tierra, que es estrado de sus pies; ni por Jerusalén, que es la ciudad del Gran Rey. Ni jures por tu cabeza, pues no puedes volver blanco o negro un solo cabello. Que vuestro hablar sea sí, sí, no, no. Lo que pasa de ahí viene del Maligno.
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El sabio, en el Evangelio, es la persona que puede decir que ha experimentado y gustado el amor a Dios que da sabor a la vida.
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”Gustad y ved que bueno es el Señor, dichoso el que se acoge a Él”
El “saboreo” del Dios Amor es la auténtica sabiduría.
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Sabio no es el que tiene muchos conocimientos, ni muchas carreras, ni mucha teología de academia, sino el que ha gustado y saboreado a Dios.
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Es el que se acerca al Señor de la Vida, “de rodillas”
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y, experimentado el Dios de la vida, aprende de las cosas sencillas con un “sexto” sentido que le hace interpretar y gozar de las cosas de Dios,
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saboreando y gozándose, desde esa sabiduría, en lo más grande y hermoso de la vida.
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El sabio es la persona humilde y feliz porque ha conocido el verdadero Amor de Dios.
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Cuando he realizado la Visita Pastoral a algunas de las zonas más pobres de mi Diócesis, me he encontrado con personas de una profunda sabiduría.
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Podían parecer que no eran de carrera o “letradas”
Podían parecer que no eran de carrera o “letradas”. Habían adquirido, viviendo desde la sencillez de Dios, una sabiduría capaz de convencer al mundo.
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Recuerdo que una mujer me decía
Recuerdo que una mujer me decía. “He perdido a dos hijos y he sufrido mucho, pero todavía pienso que el Señor no permite más de lo que todavía puedo sufrir”.
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Es la sabiduría que se experimenta amada, incluso en los momentos más dolorosos de la vida.
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Los hombres y mujeres del Antiguo Testamento tenían una sabiduría que era admirada por los pueblos de alrededor.
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Ahora, con Jesús, la sabiduría del Padre, que es Él, por la Encarnación, Muerte y Resurrección, nos lanza a una sabiduría nueva: “Se os dijo, pero Yo os digo”.
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Vuelve a la experiencia más radical del Amor, que es volver a lo que nunca caduca,
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a no dejar en el sótano de nuestro corazón la amargura y el deseo de venganza, que nos hace tan infelices.
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La verdadera sabiduría se experimenta orando y en la unión con Dios.
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Jesús nos anima a mirar su Corazón, a poner los ojos en quien “tiene traspasado el Corazón”.
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Viendo cómo vivió Él, aprendemos a vivir, a perdonar, a no utilizar “el ojo por ojo y el diente por diente” porque al final todos, absolutamente todos, desdentados y ciegos.
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No salir de la espiral del mal es no solucionar los problemas.
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La sabiduría es “saborear” que “para los que aman a Dios todo les sirve para el bien”.
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La malicia engendra malicia, el rencor más rencor, la venganza engendra crimen.
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Sólo el Amor vence todo y nos hace estar en otra orilla,
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en otra realidad que es la sabiduría de los pobres, de los que confían y tienen el corazón ilimitadamente bueno de Jesús.
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La sabiduría se estrena con el corazón humilde y se hace realidad con las cosas sencillas de cada día. FIN
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