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Publicada porPedro Ayo Modificado hace 7 años
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Preparado por Humberto E. Corrales Mayo 2012
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La Santa Misa Jesús, antes de subir a los cielos, quiso dejar a la Iglesia un sacramento que perpetuase el sacrificio de su muerte en la cruz. Por eso antes de comenzar su pasión, se reunió con los Apóstoles para cenar con ellos, y durante esa cena instituyó el sacramento de la Eucaristía, convirtiendo el pan en su Cuerpo y el vino en su Sangre, y se los dio a comer y a beber. Luego les dijo: “Hagan esto en memoria mía”. Con estas palabras, hizo a los Apóstoles partícipes de su sacerdocio y les dio el poder de consagrar el pan y el vino, lo mismo que él había hecho.
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La Última Cena del Señor Jesús, en la Última Cena, dio su sentido definitivo a la pascua judía, en la que se sacrificaba un cordero y se comía su carne, en memoria de la liberación de la esclavitud de los judíos en Egipto. Cristo, el Cordero de Dios, ofreció su cuerpo y su sangre, que serían inmolados en la cruz. Así la pascua judía era sustituida para siempre por la Nueva Pascua. En la celebración de la Eucaristía, en cada misa, Cristo renueva su sacrificio de la cruz ofrecido por la salvación de todos los hombres.
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¿Quién puede celebrar la Santa Misa? Solamente los sacerdotes pueden celebrar la Santa Misa, pues solo ellos pueden actuar personificando a Cristo (“in persona Christi”), cabeza de la Iglesia.
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¿Cuáles son los fines por los que se ofrece la Santa Misa? Los fines por los que se ofrece la Santa Misa son cuatro: adorar a Dios, agradecerles sus beneficios pedirle dones y gracias, satisfacer por nuestros pecados.
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Signos y rito La misa tiene su ritual propio. Allí estamos todos reunidos por el Señor, para celebrar su triunfo, que nos ha liberado de toda esclavitud. Reconocemos nuestra realidad de pecadores Pedimos perdón Proclamamos la Palabra de Dios Hacemos una plegaria de acción de gracias al Padre por todos su beneficios, sobre todos por el don que nos ha hecho de su Hijo. El sacerdote consagra el pan y el vino dentro de esa plegaria Participamos en el banquete litúrgico comulgando el Cuerpo y la Sangre del Señor
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¿Qué es la Eucaristía? Es el sacramento del cuerpo y la sangre de Jesucristo bajo las especies de pan y vino. Por medio de la consagración se da la transustanciación : el sacerdote convierte realmente el pan y vino ofrecido en el altar en el Cuerpo y la Sangre de Cristo. Es el sacramento de la plenitud hacia la que nos conduce el Espíritu para que, identificados con Jesús en ella, lleguemos al Padre con él. Es el alimento del alma. Así como nuestro cuerpo necesita comer para vivir, para no estar débil sino fuerte, para no estar enfermo sino sano, así nuestra alma necesita comulgar para estar sana y fuerte.
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¿Qué significa transustanciación? Es lo que se produce en el momento de la consagración cuando el sacerdote dice “esto es mi cuerpo” y “este es el cáliz de mi sangre”. Y así, bajo las especies consagradas del pan y del vino, Cristo mismo, vivo y glorioso, está presente de manera verdadera, real y sustancial, con su cuerpo, su sangre, su alma y su divinidad.
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La Eucaristía es SACRIFICIO Se nos habla de sangre derramada y de que estamos anunciando la muerte del Señor: Mientras comían, Jesús tomó pan, pronunció la bendición, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo: “Tomen y coman; esto es mi cuerpo”. Después tomó una copa, dio gracias y se la pasó diciendo: “Beban todos de ella: esto es mi sangre, la sangre de la Alianza, que es derramada por muchos, para perdón de sus pecados” (Mt 26,26-28). “Fíjense bien: cada vez que comen de este pan y beben de esta copa están proclamando la muerte del Señor hasta que venga” (1 Cor 11,26)
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La Eucaristía es COMIDA Hay que comer la Carne y beber la Sangre del Hijo del hombre para tener vida, permaneciendo unidos a él: “Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo. El que coma de este pan vivirá para siempre. En verdad les digo que si no comen la carne del Hijo del Hombre y no beben su sangre, no tienen vida en ustedes. El que come mi carne y bebe mi sangre vive de vida eterna, y yo lo resucitaré el último día. Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él. Como el Padre, que es vida, me envió y yo vivo por el Padre, así quien me come vivirá por mí. Este es el pan que ha bajado del cielo. Pero no como el de vuestros antepasados, que comieron y despues murieron. el que coma este pan vivirá para siempre” (Jn 6,51-58)
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La Eucaristía es PRESENCIA REAL DE CRISTO Después de la consagración, Jesús está realmente presente en la Eucaristía: lo que parece pan y vino es el Cuerpo y la Sangre del Señor. Jesús está presente en la Eucaristía con su cuerpo, sangre, alma y divinidad.
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La Eucaristía es EXIGENCIA Además de ser una obligación grave asistir a la Santa Misa los domingos y fiestas de precepto -a menos que se esté impedido por una causa grave-, es también un acto de amor, como respuesta agradecida ante el inmenso don que significa que Dios se haga presente en la Eucaristía. Exige fidelidad en el amor: no podemos mezclar a Dios con el pecado. “No pueden beber al mismo tiempo de la copa del Señor y de la copa de los demonios, ni pueden tener parte en la mesa del Señor y en la mesa de los demonios.” (1Cor 10,21). Exige unidad dentro de la Iglesia “Así, siendo muchos, formamos un solo cuerpo, porque el pan es uno y todos participamos del mismo pan.” (1Cor 10,17). Exige hacer partícipes a los hermanos de nuestros bienes “Ustedes, pues, se reúnen, pero ya no es comer la cena del Señor, pues cada uno empieza sin más a comer su propia comida, y mientras uno pasa hambre, el otro se embriaga.” (1Cor 11,20-21)
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¿Qué significado tiene la Eucaristía? La eucaristía contiene todo el bien espiritual de la Iglesia que es el mismo Cristo; por ello es el corazón y la cumbre de toda la vida cristiana. Por tanto los demás sacramentos y todas las acciones eclesiales están ordenados a ella. Dice el Vaticano II: “Participando del sacrificio eucarístico, fuente y cima de toda vida cristiana, ofrecen a Dios la víctima divina y a sí mismos juntamente con ella; y así, tanto por la oblación como por la sagrada comunión, todos toman parte activa en la acción litúrgica” (LG 11).
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El nombre de este sacramento La riqueza inagotable de este sacramento se expresa mediante los distintos nombres que se le da. Cada uno de esos nombres evoca algunos de sus aspectos. Se le llama: -Eucaristía-Banquete del Señor -Fracción del pan-Asamblea eucarística -Memorial-Santo Sacrificio -Santa y divina liturgia-Comunión -Santa Misa
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Eucaristía Porque es una acción de gracias a Dios. Las palabras eucharistein y eulogein recuerdan las bendiciones judías que proclaman –sobre todo durante la comida- las obras de Dios: la creación, la redención y la santificación.
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Banquete del Señor Porque se trata de la cena que el Señor celebró con sus discípulos la víspera de su pasión y de la anticipación del banquete de bodas del cordero en la Jerusalén celestial.
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Fracción del pan Porque este rito, propio del banquete judío, fue utilizado por Jesús cuando bendecía y distribuía el pan como cabeza de familia, sobre todo en la ultima cena. En este gesto los discípulos lo van a reconocer después de su resurrección, y con esta expresión los primeros cristianos designaron sus asambleas eucarísticas. Con él se quiere significar que todos los que comen de este único pan, partido, que es Cristo, entran en comunión con él y forman un solo cuerpo en él.
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Asamblea eucarística Porque este sacramento es celebrado en la reunión de los fieles en asamblea (la misa), expresión visible de la Iglesia.
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Memorial Porque con él, evocamos la pasión y la resurrección del Señor. La diferencia entre el sacrificio de la cruz y el de la eucaristía está en que en la cruz Cristo se ofreció cruentamente y en la eucaristía se ofrece de manera incruenta.
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Santo Sacrificio Porque actualiza el único sacrificio de Cristo Salvador e incluye la ofrenda de la Iglesia. Se le llama también santo sacrificio de la misa, sacrificio de alabanza, sacrificio espiritual, sacrificio puro y santo, puesto que completa y supera todos los sacrificios de la Antigua Alianza.
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Santa y divina liturgia Porque toda la liturgia de la Iglesia encuentra su centro y su expresión más densa en la celebración de este sacramento; en el mismo sentido se le llama también celebración de los santos misterios. Se habla también del Santísimo Sacramento porque es el Sacramento de los Sacramentos. Con este nombre se designan las especies eucarísticas guardadas en el sagrario.
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Comunión Porque por este sacramento nos unimos a Cristo que nos hace partícipes de su Cuerpo y de su Sangre para formar un solo cuerpo.
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Santa Misa Porque la liturgia en la que se realiza el misterio de la salvación se termina con el envío de los fieles (“missio”) a fin de que cumplan la voluntad de Dios en su vida cotidiana.
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La Santa Comunión La Eucaristía es banquete sagrado pues recibimos a Jesucristo como alimento de nuestras almas. La Comunión es recibir a Jesucristo sacramentado en la Eucaristía; de manera que, al comulgar, entra en nosotros mismos Jesucristo vivo, verdadero Dios y verdadero hombre, con su cuerpo, sangre, alma y divinidad. La Eucaristía es la fuente y cumbre de la vida de la iglesia, y también lo es de nuestra vida en Dios. La Iglesia manda comulgar al menos una vez al año, en estado de gracia; recomienda vivamente la comunión frecuente y, si es posible, siempre que se asista a la Santa Misa, para que la participación en al sacrificio de Jesús sea completa. Es muy importante recibir la Primera Comunión cuando se llega al uso de razón, con la debida preparación.
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Que cosas son necesarias para comulgar Para recibir la Sagrada Comunión se requiere: 1. Saber a quién vamos a recibir 2. Encontrarse en estado de gracia 3. Guardar el ayuno eucarístico
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1.- Saber a quién vamos a recibir La Hostia consagrada no es una "cosa", aunque lo parezca; es una Persona Divina, es Jesús vivo y verdadero. La Sagrada Comunión es recibir al mismo Jesucristo presente en la Eucaristía. Jesucristo está en la Eucaristía verdadera, real y sustancialmente presente, todo entero, vivo y glorioso, con su cuerpo, sangre, alma y divinidad, bajo cada una de especies y bajo cualquier parte de ellas.
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2.- Encontrarse en estado de gracia Al banquete de la familia al que están invitados los hijos, hay que ir como hijos, es decir, en gracia de Dios, ya que la gracia es lo que nos da la filiación divina. Si uno tiene conciencia de estar en pecado mortal o de vivir en situación irregular, no debe acercarse a comulgar sin haber recibido antes la absolución en el sacramento de la reconciliación, o sin haber solucionado antes su situación irregular. Para comulgar no basta el acto de contrición. El que comulga en pecado mortal comete un grave pecado llamado sacrilegio.
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Los que viven irregularmente Vivir la fe supone una vida coherente con ella. Las siguientes personas católicas están viviendo irregularmente como miembros de la Iglesia y no pueden acercarse a comulgar: Los casados solo civilmente Los divorciados vueltos a casar Los que viven juntos sin ninguna formalidad eclesiástica y civil Quienes están provocando situaciones de injusticia o manifiestan claramente actitudes en contra de la fe, más si se trata de actuaciones públicas gravemente injustas y conocidas.
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3.- Guardar el ayuno eucarístico Consiste en abstenerse de tomar cualquier alimento o bebida, al menos desde una hora antes de la Sagrada Comunión, a excepción del agua y de las medicinas. Los enfermos pueden comulgar aunque hayan tomado algo en la hora inmediatamente anterior.
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La primera comunión La primera comunión es la celebración católica de la primera vez que alguno o algunos de sus fieles reciben el sacramento de la Eucaristía. Se debe recibir cuando se comienza a tener uso de razón, lo cual se supone a partir de los siete años; habiendo recibido previamente la preparación oportuna y el sacramento de la penitencia. Aunque es lícito que se reciba a cualquier edad, siempre y cuando quien lo vaya a recibir tenga la preparación pertinente para comprender este sacramento. Una vez recibido el sacramento de la Eucaristía por primera vez, la Iglesia invita a sus miembros a volver a recibirlo cuantas veces sea posible.
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Los frutos de la comunión Acrecienta nuestra unión con Cristo “Quien come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él” (Jn 6,56) Nos separa del pecado No puede unirnos a Cristo sin purificarnos al mismo tiempo de los pecados cometidos y preservarnos de futuros pecados. Forja la unidad del cuerpo místico y construye la Iglesia Cristo une a los que lo reciben a todos los demás fieles en un solo cuerpo: la Iglesia Entraña un compromiso a favor de los pobres Para recibir en la verdad el Cuerpo y la Sangre de Cristo entregados por nosotros, debemos reconocerlo en los más pobres, sus hermanos.
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Solemnidad de Corpus Christi Se celebra el jueves que sigue a la solemnidad de la Santísima Trinidad Se comenzó a celebrar en Lieja en 1246, siendo extendida a toda la Iglesia occidental por el Papa Urbano IV en 1264, teniendo como finalidad proclamar la fe en la presencia real de Jesucristo en la Eucaristía. Presencia permanente y substancial más allá de la celebración de la Misa y que es digna de ser adorada en la exposición solemne y en las procesiones con el Santísimo Sacramento. Este es el día de la eucaristía en sí misma, ocasión para creer y adorar, pero también para conocer mejor la riqueza de este misterio a partir de los textos bíblicos asignados en los tres ciclos de las lecturas.
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