Noé Jitrik. “Las dos tentaciones de la vanguardia” (en América Latina: Palabra, Literatura e Cultura, Ana Pizarro (org.), São Paulo: Memorial, 1995, vol.

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1 Noé Jitrik. “Las dos tentaciones de la vanguardia” (en América Latina: Palabra, Literatura e Cultura, Ana Pizarro (org.), São Paulo: Memorial, 1995, vol. 3) “… un tema [que recorre la literatura latinoamericana de todos los tiempos] del que la experiencia de la vanguardia no podría disociarse: o bien la vanguardia … aspira a organizarse en torno a un propósito de autorreferencialidad, en un ‘en sí’ [Huidobro] … o bien se propone modificar algo del exterior –incluso la ‘vida’ toda …- deviene ‘política’, asume la política [Vallejo]”. (60)

2 ¿Dos tendencias mayores de la literatura latinoamericana?
REFERENCIAL, “REVOLUCIONARIA” (testimonial, “política”: denuncia de una realidad) Nivel denotativo del lenguaje Dominar el lenguaje dominante = denunciar un estado de cosas injusto = transformar la sociedad Objetivo a corto plazo: situación de urgencia Actitud militante: se buscan resultados concretos aquí y ahora Estrategias discursivas de veridicción: “digo lo que ocurrió tal como ocurrió” (“LA verdad y nada más que LA verdad”) A-, ANTI-, AUTO-, META-RREFERENCIAL, “ARTISTA” (lúdica, experimental  vanguardista, ¿“apolítica”?): problematización del modo de representar la realidad) Niveles connotativos del lenguaje Transformar el lenguaje dominante = transformar la sociedad Objetivo a medio y/o largo plazo: “descolonizar la mente” Actitud intelectual: mayor grado de abstracción Estrategias discursivas de juego con el lenguaje: la realidad es plural; LOS lenguajeS (la multiplicidad de lenguajes, su ambigüedad) no “reflejan” UNA realidad simple

3 Problematización del esquema binario
“Una característica de la vanguardia es la conjugación estética y política, cuestión que descarta la teoría de que existen dos vanguardias en Latinoamérica: una vanguardia artística que se asemeja a una aventura formalista, gratuita y subjetiva; y una vanguardia revolucionaria que pretende cambiar las estructuras políticas y económicas del país mediante una estética realista para el gran público. Ambas realizaciones responden a un mismo deseo o necesidad de acercar la literatura a la vida, de rechazar la literatura anterior y señalar las injusticias y fallos de la sociedad burguesa. A esto se suma la tendencia en Latinoamérica de poner la literatura al servicio de las ideas y de la acción política”. Luis Veres. “Nicolás Guillén y el período vanguardista en América Latina”. Ciberletras, vol. 7, 2002.

4 Noé Jitrik. “Las dos tentaciones de la vanguardia” (en América Latina: Palabra, Literatura e Cultura, Ana Pizarro (org.), São Paulo: Memorial, 1995, vol. 3) “Es cierto que desde las primeras formulaciones vanguardistas se hizo presente le bifurcación de la doble vertiente, vanguardia artística o política … Hoy resulta evidente que en la formulación misma hay un partido tomado y que meramente enunciar la posibilidad de los dos campos implica un juicio ético, heredero de otras dicotomías tradicionales … La vanguardia en general … posee un fuerte carácter político en la medida en que hace entrar en crisis … modalidades consuetudinarias de recepción produciendo deliberada y estratégicamente ilegibilidad allí donde lo esperable era legibilidad conocida y garantizada, el máximo valor de cambio adjudicado al sistema literario y artístico por la costumbre y en cuya posición se apoltronaba la ‘retaguardia’ ”. (69-70) RAE Wiki