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Publicada porDomingo Suárez Guzmán Modificado hace 8 años
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Silvia Gracia Martínez
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Objetivo del taller: diseñar estrategias para trabajar la competencia espiritual desde la clase de Religión. La educación Infantil es una “etapa fundamental” porque el alumno comienza el desarrollo de su personalidad, habilidades sociales y comienza a “aprender”. Por tanto, aquí es donde debe empezar también el desarrollo de su espiritualidad, necesaria para su educación integral.
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Indicativos generales de la Competencia Espiritual: Creencias Sentido de admiración, maravilla y misterio. Experimentar sentimientos de trascendencia. Búsqueda de significado y finalidad. Auto-conocimiento. Reconocer y valorar el valor de cada persona. Creatividad. Adquirir una conciencia creciente.
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Descubrir que los cristianos llaman Padre a Dios, Creador de todas las cosas, y saber que está con nosotros, nos quiere y perdona siempre. Conocer que Jesús nació en Belén y es amigo de todos, nos quiere: murió y resucitó para salvar a todos los hombres. Saber que la Virgen María es la Madre de Jesús y también Madre de todos los cristianos, que formamos una gran familia. Representar en los distintos lenguajes (verbal, plástico, musical, corporal...) algunas expresiones fundamentales de la fe cristiana, descubriendo sentimientos y actitudes religiosas que contienen. Objetivos Generales del Área de Religión en Ed. Infantil
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Descubrir que el cuerpo, con todas sus posibilidades de expresión y relación, es regalo de Dios, que quiere que el niño crezca y se desarrolle experimentando el gozo de vivir. Observar los elementos religiosos y cristianos del entorno familiar, social y natural (signos, celebraciones...), sintiendo que es miembro de la comunidad a la que pertenece. Adquirir actitudes humanas y cristianas de respeto, confianza, verdad, alegría, admiración..., en su comportamiento familiar y social. Ejercitar los primeros hábitos y habilidades motrices, sensitivas y corporales para acceder a la propia interioridad, la oración, los cantos de alabanza y las fiestas religiosas. Respetar a las personas y cosas de su entorno, cuidarlas y preocuparse de ellas, como Jesús ha hecho y nos enseña a hacer.
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La espiritualidad se puede adaptar a cada edad. Cuestionarse el sentido de la vida es algo antropológico. En el caso de los niños de infantil sus primeras “dudas espirituales” se centran en preguntas acerca de lo que está bien y mal (comportamientos), quién ha hecho el mundo, cómo nació Dios y por qué no lo vemos. ¿?
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El niño es un ser que imita, por tanto nos convertirá en sus referentes espirituales. Necesidad de afecto: El niño estará abierto a la presentación de Dios como un Padre bueno que nos quiere y nos cuida.
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Entorno del niño y realidad: el niño debe percibir la espiritualidad como algo real, por tanto, no es aconsejable infantilizar. Hay que respetar la imagen de la realidad de su entorno. La propia inocencia del niño le hace ser más receptivo hacia Dios.
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En esta etapa es cuando el niño comienza a relacionarse con el “otro”. Su relación con Dios a través de la oración, relatos, fiestas y manifestaciones de su entorno. Su relación con otros niños: desarrollo no sólo de la empatía, sino también de la compasión (sentir con “el otro”).
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Ante las preguntas de los alumnos: hay que ser sinceros y responder con seguridad. Si el niño ve que nos creemos la respuesta que le damos, entonces también será válida para él. Los niños son como esponjas que absorben todo. Lo que se aprende de niño no se olvida JAMÁS.
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