Una lágrima ... Una lágrima es eso que humedece los ojos del mundo, y que el mundo se empeña en ocultar.
Es eso que nos tragamos tantas veces por soberbia, por orgullo, por demostrar fortaleza y queda en la garganta, apretada en el corazón comprimiéndolo todo.
Es tan profunda que no sabemos con certeza de dónde nace, ni si podrá morir alguna vez. A veces una lágrima cicatriza una herida, lava una pena y ablanda el corazón.
Una lágrima es un recuerdo, una angustia, una desesperación, un interrogante. Una lágrima puede ser a veces el comienzo del perdón, la primera luz de la rectificación, que hace estrechar una mano.
Una lágrima puede ser rebeldía o arrepentimiento. Odio. Amor, luz o sombra. Una lágrima puede ser el sueño desvanecido, que rozó nuestros párpados o el amor perdido que aún está dulce, húmedo.
Una lágrima es a veces la gota mágica que hace cambiar por dentro. Cuando tenemos que pagar nuestra cuota de dolor, la lágrima ayuda.
Cuando la derramamos en el corazón querido, o en la intimidad de la amistad la lágrima une, estrecha, funde. La lágrima transforma, enseña, disuelve los rencores, las espinas, las malas yerbas que van creciendo e impidiendo acercarse, abrazarse, comprenderse.
el que ignora los motivos por los que las derramas, no te conoce. La lágrima descubre … el que ignora los motivos por los que las derramas, no te conoce. ..!! Dichosos los que saben llorar!!! Extraído de “Vitaminas para el alma “