Un hombre común y corriente, nos cuenta su linda experiencia ocurrida, mientras practicaba su deporte favorito, la pesca. Así comienza: Entre el río y el mar, un estero verde, como un sendero, tapizado de agua, musgos y algas. ¡ Que mas pido, nada mas lindo, que mas quiero !
El lugar invita a la práctica y muy bien equipado, preparo el anzuelo en mi caña de pescar, mi compañera inseparable de vacaciones y sosiego y entro al agua a probar suerte.
En la espera, mis pensamientos vuelan como las aves del humedal y que me rodean. Observo sus conductas, su plumaje y cantares, que me dan el fondo musical a mis cavilaciones, a mi relajo.
Tiempo de reposo serenidad y calma llega a mi ser interno. Absorto en el paisaje,me acomodo con mas esmero, entre el verde y diviso una rana que me observa sin recelo Le canto su canción, sonriéndole y salta a mi mano ¡ me sorprendo ! ¡ Su belleza es incomparable!
Su croar y canto me hablan en su idioma ranero ja jaja Veo como salta y me invita a seguirle su juego. ( eso creo ) Simpatizamos, y me lleva a su habitad, su mundo acuático, lleno de hojas y flores de loto, donde va cazando insectos al vuelo. En el camino me muestra sus renacuajos Y a su esposo, padre de sus hijos
Y espero vacilante, su transformación, en genios Dulce espera, dulce canto lastimero, de la rana en la rivera. Temiendo por la vida de sus hijos, clama y canta al hombre. Amor de madre que lo muestra al mundo en su grandeza de la sabia naturaleza.
El pescador conmovido, avanza con cuidado, y respeto, guardando todas las reglas, para no causar daños a otras especies. Modelo a seguir, por niños y padres, que practican este deporte, u otro, LA NATURALEZA ES SAGRADA Y colorín colorado este breve cuento se ha acabado.