El siglo XVI iba a ser testigo de un suceso que iba a dividir Europa profundamente y que traería consigo un rosario de conflictos que destrozarían el continente aunque bien es cierto que algunos resquicios aún perduran en los tiempos que vivimos.

El siglo XVI, la época en la que se volvió a mirar el pensamiento clásico, supuso la ruptura con el mundo medieval. Este cambio fue posible gracias al desarrollo del saber humano y también a las diversas exploraciones que estaban provocando que la concepción del mundo fuera cambiando, y con él, la del hombre. El viejo concepto del teocentrismo iba dando paso al antropocentrismo y, de esta manera, el hombre se iba a convertir en el centro del mundo.

Los avances de la ciencia revelaron que la Tierra no era el centro del Universo sino que simplemente era un planeta que giraba en torno a una gran estrella denominada Sol y que, a su vez, era el centro de un minúsculo sistema de planetas y satélites que formaba parte de una galaxia denominada Vía Láctea.

Sin embargo, el cambio más radical estaba aún por venir. La Reforma protestante iba a hacer tambalear los cimientos de la Iglesia que había permanecido inalterable desde su fundación quince siglos antes. El papa Leon X, durante su papado ( ) apareció el movimiento reformista, eso conduciría a la división del cristianismo en Europa

La Iglesia había ya sufrido vaivenes como las diversas herejías aparecidas en los primeros siglos de su fundación; el producido en 1054 con el cisma que dio origen a las iglesias ortodoxas o el Gran Cisma de Avignon del siglo XIV que implicó en algunos momentos la existencia de hasta tres papas simultáneos. Sin embargo, la Reforma iba a provocar una crisis que no tenía precedentes, no sólo en el plano teológico, sino incluso geopolítico.

La Iglesia se había convertido, sobre todo en la Baja Edad Media, en uno de los estados con mayor peso e influencia en Europa. Ahí tenemos los casos de Urbano II, precursor de las Cruzadas, o de Inocencio III que, además de su acción pastoral e intelectual, pasó a la historia como el papa bajo el cual la Iglesia llegó a su cima de poder. San Francisco siendo recibido por el Papa Inocencio III

El 31 de octubre de 1517 fue la fecha en la que la Reforma empezó a andar y todo gracias a la aparición de las 95 tesis de Martín Lutero en la ciudad germana de Wittenberg. 95 tesis de Martín Lutero El motivo que le llevó a la redacción de este documento fue la indignación que existía en amplios sectores cristianos europeos ante el incesante comercio de bulas e indulgencias.

Lutero, que era monje agustino, criticaba además el papel que estaba desempeñando la Iglesia y que, según su punto de vista, no atendía debidamente los intereses de la sociedad a la que decía servir. La doctrina luterana, que se basa, sobre todo, en las enseñanzas de Pablo de Tarso, se puede resumir en la siguiente frase "sólo la fe, sólo la Escritura y Cristo". Lutero

De este modo, el luteranismo contribuyó decisivamente a la difusión de la Biblia a todos los estratos sociales cosa que prohibía, de forma absurda, la Iglesia Romana. Además, fue el luteranismo el que promovió la traducción de la Biblia para que, de esta forma, llegara a más fieles. Así se explica que los países de lengua germánicas fueran los pioneros en este campo de la traducción de la Biblia. La hoja de la cara de la primera biblia completa impresa en 1534, traducido para Lutero para la lengua alemana.

La nueva corriente luterana se extendió con suma facilidad por todos los territorios que estaban bajo el control de Carlos V lo que hizo que la Reforma adquiriera rápidamente tintes políticos que suponían un desafío hacia la autoridad imperial. Lutero expone sus tesis ante Carlos V

Las revueltas campesinas de 1525 y las constantes sublevaciones de los príncipes alemanes son, en parte, provocadas por el profundo abismo que separaba a católicos y protestantes y un intento de acabar con la dominación extranjera, tanto política como religioso. En consecuencia, el protestantismo, como tendremos la ocasión de ver en el caso de Inglaterra, contribuyó de esta forma a enarbolar una bandera nacionalista ya que muchos veían con recelo estar sometidos a la autoridad de un pontífice que residía en Roma.

Muy pronto, la Reforma saldría de Alemania y empezaría a extenderse a otras naciones sobre todo del norte europeo aunque tampoco faltaron brotes en naciones con mayor peso de la Iglesia Romana. Calvino Un ejemplo de esta expansión lo tenemos en Suiza. Allí, Calvino, autor de la "Insititución de la Religión Cristiana", desarrolló su labor de propagación de las ideas reformadas convirtiendo a Suiza en uno de los focos protestantes más importantes de Europa.

La "onda expansiva" de la Reforma alcanzó con prontitud a las Islas Británicas. Como ya anticipamos en su momento, es precisamente en Inglaterra donde podremos ver cómo la nueva religión irá acompañada de un cierto aire nacionalista que perseguía la ruptura de los lazos con Roma. Además hay que tener presente que existía recelo respecto a España, rival de tradicional de Inglaterra, puesto que era la defensora a escala mundial del catolicismo.

A principios del siglo XVI, Inglaterra estaba regida por Enrique VIII que pertenecía a la dinastía Tudor. Un hecho de la vida íntima de este personaje sería el pretexto para acabar de una vez por todas con sumisión de Londres a la Santa Sede. Enrique VIII

El pretexto que llevó a la separación tuvo su origen en la negativa del papa Clemente VII a anular el matrimonio que el monarca inglés tenía con Catalina de Aragón y pretendía contraer matrimonio con Ana Bolena. Ana Bolena Un asunto privado provocó una crisis nacional y, por extensión, en un conflicto a escala internacional.

En 1534 el monarca se erigió en el jefe supremo de la Inglesia Anglicana ( rama del protestantismo que, paradójicamente, está más cerca de las ideas de la Iglesia Romana que el Luteranismo o el Calvinismo ) y las primeras medidas que tomó tuvieron por objeto dejar claro quién iba a llevar el liderazgo religioso en la nación: confiscación de monasterios y propiedades católicas, conatos de persecución, etc... “El Rey es el jefe supremo de la iglesia de Inglaterra, en esta calidad, el rey tiene toda la energía de refrenar, corregir los errores, herejias, abusos, ellos pueden legalmente ser reformados por el espiritu de la autoridad" (acto de la Supremacía, 1534)

Ante la extensión de las ideas reformadoras por toda Europa, la jerarquía católica reaccionó torpemente. La reacción más importante fue quizás la convocatoria del Concilio de Trento ( ), pero las conlusiones revelan que sólo sirvió para reforzar las tesis de la Santa Sede frente a las nuevas iglesias protestantes. Concilio de Trento

Las posiciones se radicalizaron en exceso y, en vez de abrir cauces de diálogo, la separación iba a más. Europa quedó dividida en dos bloques religiosos que continuarían enfrentándose, de manera oficial, hasta 1648 cuando se firmó la Paz de Westfalia que ponía fin a la Guerra de los Treinta Años y que supondría una libertad total de culto para todas las confesiones de Europa Central. Sin embargo, aún perduran los efectos de esa división en el conflicto que golpea a Irlanda del Norte.

La Europa del sur siguió bajo la órbita católica frente al Norte que abrazó el protestantismo. Este suceso, quizás sin importancia, tuvo unas consecuencias a largo plazo demoledoras y que explican en parte el desarrollo de las naciones nórdicas frente a las mediterráneas.

Aparte del concepto que tenía de la organización de la sociedad que destacaba por su gran tolerancia, las iglesias protestantes contribuyeron decisivamente a la alfabetización de sus fieles y como muestra de ello fue el empeño de usar lenguas vernáculas en la lectura de los textos sagrados además de estimular a la lectura privada de las mismas.

Para finalizar, comentemos que la idea del control y división del poder tiene sus antecedentes en las ideas expuestas por Calvino y sus seguidores. De esta manera, no es de extrañar que el concepto moderno de la democracia naciera en Holanda o el Reino Unido mientras que el sur estaba regido por monarquías absolutas.