El activo del que depende el valor del producto financiero se llama activo subyacente y pueden ser muy variados y extensos: divisas, materias primas, renta fija, bonos, acciones, productos energéticos, índices bursátiles, etc.
Los contratos productos derivados no requieren una inversión inicial o esta es muy pequeña en comparación con otros productos financieros que respondan de forma similar a cambios en el mercado del activo subyacente. Esto permite mayores ganancias, pero también mayores pérdidas.
La liquidación del contrato se realiza en una fecha futura. Los derivados financieros pueden ser objeto de comercialización en los mercados financieros.
Los derivados financieros se pueden clasificar en diferentes tipos según criterios diferentes como el tipo de contrato, el activo subyacente, finalidad, lugar de negociación o la complejidad del producto.