LA CREACIÓN Y EL EVANGELIO Lección 12 para el 23 de marzo de 2013

ESQUEMA DE LA LECCIÓN El resultado del pecado. Primero: El juicio… y la GRACIA. Después: La muerte. La nueva creación. Primero: Un nuevo corazón. Después: Una nueva vida… nueva CREACIÓN. La solución divina. Primero: El amor. Después: El sacrifico sustitutorio.

EL RESULTADO DEL PECADO ¿Cómo reaccionó Dios ante el pecado de Adán y Eva (Génesis 3:8-21)? Se acercó a ellos de forma sonora, para darles la oportunidad de prepararse para su encuentro (v. 8) Realizó un juicio investigador, para darles la oportunidad de reconocer voluntariamente su pecado (v. 9-13) Anunció la victoria final sobre el pecado a través de un descendiente de la mujer (v. 15) Les dio una lección práctica de la gracia divina: Una muerte (no la suya, sino la de un animal) sirvió para cubrir su cuerpo desnudo (v. 21) Aquel sacrificio animal que cubrió su desnudez, simbolizaba la muerte del Hijo de Dios que cubriría su pecado.

EL RESULTADO DEL PECADO “Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron” (Romanos 5:12) ¿Qué es el hombre? Un conjunto de elementos que, desprovistos del hálito de vida, se descomponen y se convierten en polvo. Volvemos al polvo porque fuimos creados de polvo. Cuando Dios creó al hombre del polvo, no lo creó para que volviese al polvo. Al darle el hálito de vida, lo hizo para que conservase esa vida eternamente. Pero la vida solo puede existir en contacto con la fuente de la vida. Separados de Dios no hay vida. Y el pecado separa al hombre de Dios (Isaías 59:2) “Escondes tu rostro, se turban; les quitas el hálito, dejan de ser, y vuelven al polvo. Envías tu Espíritu, son creados, y renuevas la faz de la tierra” (Salmo 104:29-30) La vida que disfrutamos en este mundo de pecado es una prueba más de la gracia misericordiosa de Dios, que no quiere “que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento” (2ª de Pedro 3:9)

“El mismo poder que sostiene la naturaleza, obra también en el hombre “El mismo poder que sostiene la naturaleza, obra también en el hombre. Las mismas grandes leyes que guían igualmente a la estrella y al átomo, rigen la vida humana. Las leyes que gobiernan la acción del corazón para regular la salida de la corriente de vida al cuerpo, son las leyes de la poderosa Inteligencia que tiene la jurisdicción del alma. De esa Inteligencia procede toda la vida. Únicamente en armonía con ella se puede hallar su verdadera esfera de acción. La condición para todos los objetos de su creación, es la misma: una vida sostenida por la vida que se recibe de Dios, una vida que esté en armonía con la voluntad del Creador. Transgredir su ley, física, mental, o moral, significa perder la armonía con el universo, introducir discordia, anarquía y ruina” E.G.W. (La conducción del niño, cp. 7, pg. 53)

LA SOLUCIÓN DIVINA “Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros… Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida” (Romanos 5:8, 10) Al pecar, huimos de Dios como huyeron Adán y Eva. Tratamos a Dios como a nuestro enemigo y no queremos tener ninguna relación con Él. Pero el amor de Dios es tan grande que crea en nosotros el deseo de reconciliarnos, de arrepentirnos, de pedir perdón, de volvernos a Él. El amor de Dios es tan inmenso que hace todo lo posible para que nadie se pierda, sino que todos puedan alcanzar la vida eterna. El amor de Dios es tan perfecto que dio su vida misma para conseguirlo.

Él cargó en la cruz “el pecado de todos nosotros” (Isaías 53:6) “Cerca de la hora novena, Jesús clamó a gran voz, diciendo: Elí, Elí, ¿lama sabactani? Esto es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?” (Mateo 27:46) LA SOLUCIÓN DIVINA Él cargó en la cruz “el pecado de todos nosotros” (Isaías 53:6) Jesús fue nuestro sustituto: Llevó sobre sí la maldición que nos correspondía (Gálatas 3:13) Fue separado de Dios, fuente de la vida (Mateo 27:46) Sufrió la muerte eterna que nosotros deberíamos sufrir (Apocalipsis 20:14-15) “Los hombres caídos no habrían podido tener un hogar en el paraíso de Dios, sin el Cordero que ha sido muerto desde la fundación del mundo. ¿No exaltaremos la cruz de Cristo?” E.G.W. (Nuestra elevada vocación, 8 de febrero)

LA NUEVA CREACIÓN La redención es un acto de creación: “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí” (Salmo 51:10) Al ser redimidos, nos despojamos del “viejo hombre”, y nos revestimos de un “nuevo hombre”, creado “conforme a la imagen del que lo creó” (Colosenses 3:9-10) Somos “nueva criatura” (2ª de Corintios 5:17), para vivir una vida de santidad junto a nuestro Creador. La persona que está en Cristo es una nueva creación. La vieja manera de pensar debe ser quitada y reemplazada con una mente creada de nuevo. Nuestra nueva mente está hecha para buenas obras, en armonía con la voluntad de Dios.

“Por medio del poder de Cristo, los hombres y mujeres han roto las cadenas de los hábitos pecaminosos. Han renunciado al egoísmo. El profano se transformó en reverente, el borracho en sobrio, el libertino en puro. Almas que habían manifestado la semejanza de Satanás, han llegado a transformarse a la imagen de Dios. Este cambio, en sí mismo, es el milagro de los milagros. El cambio realizado por la Palabra es uno de los más profundos misterios de ella. No lo podemos entender; solamente podemos creerlo, como lo señalan las Escrituras: “Cristo en vosotros, la esperanza de gloria.”” E.G.W. (Los hechos de los apóstoles, cp. 45, pg. 379)