Lección 7 para el 13 de agosto de 2011

Los Salmos son canciones preparadas para cantar con acompañamiento instrumental, tocan muchos temas entre los cuales vamos a estudiar cinco de ellos.

Uno de los mayores motivos de alabanza es exaltar a Dios como el Creador y Sustentador de todo lo que existe. Podemos verlo reflejado en muchos de los Salmos como, por ejemplo, el Salmo 8, 19, 90, 95, 100, 104, 148… “¡Cuán innumerables son tus obras, oh Jehová! Hiciste todas ellas con sabiduría; La tierra está llena de tus beneficios” (Salmo 104: 24) “¡Cuán innumerables son tus obras, oh Jehová! Hiciste todas ellas con sabiduría; La tierra está llena de tus beneficios” (Salmo 104: 24) “Suyo también el mar, pues él lo hizo; Y sus manos formaron la tierra seca.Venid, adoremos y postrémonos; Arrodillémonos delante de Jehová nuestro Hacedor” (Salmo 95: 5-6) “Suyo también el mar, pues él lo hizo; Y sus manos formaron la tierra seca.Venid, adoremos y postrémonos; Arrodillémonos delante de Jehová nuestro Hacedor” (Salmo 95: 5-6) “Servid a Jehová con alegría; Venid ante su presencia con regocijo. Reconoced que Jehová es Dios; El nos hizo, y no nosotros a nosotros mismos; Pueblo suyo somos, y ovejas de su prado” (Salmo 100 :2-3) “Servid a Jehová con alegría; Venid ante su presencia con regocijo. Reconoced que Jehová es Dios; El nos hizo, y no nosotros a nosotros mismos; Pueblo suyo somos, y ovejas de su prado” (Salmo 100 :2-3)

En el Salmo 19 vemos a Dios como el Creador (vv. 1-6), el Dador de la ley (vv. 7-11,) y el Redentor (vv ). Podemos comprender mejor estas ideas a la luz del Nuevo Testamento donde se nos presenta a Jesús como la Palabra encarnada de Dios (Juan, 1: 1-3), el Creador de todas las cosas (Colosenses, 1: 16), el que explicó y amplió la ley de Dios (Mateo, 5: 21-22) y el Redentor (Romanos, 3: 24). “Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos… Los mandamientos de Jehová son rectos, que alegran el corazón; El precepto de Jehová es puro, que alumbra los ojos… Preserva también a tu siervo de las soberbias; Que no se enseñoreen de mí; Entonces seré íntegro, y estaré limpio de gran rebelión” (Salmo 19: 1, 8, 13)

Otro motivo de alabanza en el libro de los Salmos es el tema del juicio. Dios juzgará al mundo con justicia, entonces todas las injusticias que actualmente vivimos recibirán su justa retribución. El juicio aparece en los Salmos 1, 7, 9, 10, 19, 75, 84, 98… En el Salmo 73, el salmista casi pierde su fe al ver que a los malos les va bien y a él, que vive una vida recta, le va mal. Sólo cuando entra en el santuario y entiende el mensaje del juicio investigador entiende como Dios hará justicia. “He aquí estos impíos, Sin ser turbados del mundo, alcanzaron riquezas. Verdaderamente en vano he limpiado mi corazón, Y lavado mis manos en inocencia; Pues he sido azotado todo el día, Y castigado todas las mañanas” (Salmo 73: 12-14) “Hasta que entrando en el santuario de Dios, comprendí el fin de ellos” (Salmo 73: 17)

Como creyentes, tampoco nosotros debemos envidiar al que hace mal y prospera. Si actuamos rectamente y nos aferramos al trono de gracia y misericordia, aunque aquí lo pasemos mal, Dios en su momento nos hará justicia. Como pueblo remanente de Dios el Juicio es un mensaje fundamental que debemos compartir con el mundo. “Diciendo a gran voz: Temed a Dios, y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado; y adorad a aquel que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas” (Apocalipsis, 14: 7)

El Salmo 49 nos enseña que los ricos no deben confiar en sus riquezas, pues estas pueden desparecer en cualquier momento y, en todo caso, nada de ello podrán llevar cuando mueran. Por su parte, los pobres no deben sentir celos de los ricos. Los ricos, con su riqueza, no pueden comprar la salvación. Los pobres, con su sufrimiento, tampoco pueden comprar la salvación. Todos dependemos de Cristo para la salvación.

“Se deshace mi alma de ansiedad; susténtame según tu palabra” (Salmo 119: 28) “Haga memoria de todas tus ofrendas, y acepte tu holocausto” (Salmo 20: 3) “Lávame más y más de mi maldad, y límpiame de mi pecado” (Salmo 51: 2) “Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? Jehová es la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme?” (Salmo 27: 1) “Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? Jehová es la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme?” (Salmo 27: 1) “Suba mi oración delante de ti como el incienso, el don de mis manos como la ofrenda de la tarde” (Salmo 141: 2) “El juzgará al mundo con justicia, y a los pueblos con rectitud” (Salmo 9: 8)

Salmo 78: Salmo 78: 15-16Salmo 78: 14 Salmo 78: 13Salmo 78: 5-7Salmo 105: 17-22Salmo 105: 8-15 Los Salmos 78, 105 y 106, cantaban la historia de cómo Dios dirigió al pueblo de Israel en el pasado. “Alabad a Jehová, invocad su nombre; Dad a conocer sus obras en los pueblos. Cantadle, cantadle salmos; Hablad de todas sus maravillas. Gloriaos en su santo nombre; Alégrese el corazón de los que buscan a Jehová. Buscad a Jehová y su poder; Buscad siempre su rostro. Acordaos de las maravillas que él ha hecho, De sus prodigios y de los juicios de su boca” (Salmos 105:1-5) Salmo 78: 54-55

Recordar la historia en nuestra adoración implica la predicación de las Escrituras, esto permite alcanzar a los corazones, cambiar vidas y enriquecer la adoración de los creyentes. “Predica la Palabra; persiste en hacerlo, sea o no sea oportuno; corrige, reprende y anima con mucha paciencia, sin dejar de enseñar” (2 Timoteo, 4: 2 NVI)

“Al recapacitar en nuestra historia pasada, habiendo recorrido cada paso de su progreso hasta nuestra situación actual puedo decir: ¡Alabemos a Dios! Mientras contemplo lo que Dios ha hecho, me siento llena de asombro y confianza en Cristo como nuestro líder. No tenemos nada que temer por el futuro, excepto que olvidemos la manera en que el Señor nos ha conducido” E.G.W. (Mensajes selectos, tomo 3, cp. 21, pg. 183)