Es un país gigante y despoblado, pero con una desproporcionada ciudad como capital, entre las más grandes del mundo. Un país donde en cualquier momento del año se pueden encontrar todos los climas, aunque para experimentarlo, habrá que viajar miles de kilómetros en todas direcciones. Hacia el oeste emergen montañas, picos nevados que alcanzan el techo de América en el Aconcagua. En todo el paisaje andino se suceden bosques y glaciares en el sur (con su mítica Patagonia), y hacia el norte desiertos, salares, quebradas. Hacia el este, predomina el llano, ríos sigilosos, estepas o llanuras (algunas de las más fértiles del mundo). Incluso, no falta el clima tropical y la selva, protagonizada por las cataratas del Iguazú. Siempre, sobran rutas desoladas, pueblos y ciudades que parecen estar lejos de todo. En resumen, Argentina concentra una diversidad, una suma de contrastes que exceden el tópico descriptivo de cualquier destino turístico. Una tarea difícil, la de resumir en fotos tantos “excesos” geográficos para un territorio.