20º Domingo Tiempo Ordinario- Ciclo C Domingo 20º del T.O. Ciclo C Dijo Jesús a sus discípulos: “ He venido a arrojar un fuego sobre la tierra y ¡ cuánto desearía que ya estuviera encendido! Con un bautismo tengo que ser bautizado y ¡ qué angustiado estoy hasta que se cumpla!”. (Lc 12 49 -53)
Hoy se habla mucho de la “crispación”. No se sabe bien por qué ni para qué. La gente vive sumergida en sus problemas habituales o confortada por sus logros de cada día. Así que la crispación parece preocupar tan sólo a unos pocos.
Lo contrario sería la paz social. Sin tranquilidad es imposible establecer buenas relaciones humanas. Y es casi imposible lograr una sociedad armónica.
La paz social ha de ser fruto de la justicia. No se puede aspirar a una tranquilidad conseguida a cualquier precio. La paz social ha de ser fruto de la justicia. Y del respeto a los derechos humanos.
“ ¿Pensáis que he venido a traer al mundo paz? No, sino división”. En el evangelio de este domingo, Jesús parece decidido a aumentar la crispación en el mundo: “ ¿Pensáis que he venido a traer al mundo paz?
En los primeros siglos se persiguió a los cristianos como perturbadores de la paz social. En tiempos más recientes, muchos son apresados y asesinados por “revolucionarios”.
Las palabras de Jesús reflejan el contexto de las primeras comunidades. La fe cristiana, cuando se vivía con fidelidad y coherencia, llegaba a originar divisiones muy serias en la familia.
A la luz de esa experiencia bimilenaria, ser cristiano de verdad. comprendemos que esas palabras no son una broma. Nunca ha sido fácil ser cristiano de verdad.
Su fuego nos purifica y acrisola. Jesús presenta su futuro con las imágenes del fuego y del agua. “He venido a prender fuego al mundo” “Ese fuego divino que agosta los deseos terrenos, elaborados por los placeres mundanos, los cuales deben perecer como obra de la carne”. Su fuego nos purifica y acrisola. San Ambrosio
“Tengo que pasar por un bautismo, y ¡ qué angustia hasta que se cumpla!”. “ El Señor no está triste por la muerte, sino hasta la muerte, porque lo que le angustia no es el temor a ella, sino el sentimiento de su condición corporal”. San Ambrosio
Señor Jesús, te invocamos como Príncipe de la paz. Reconocemos que tu vida y tu mensaje no nos facilitan una existencia acomodada. Hoy te rogamos por todos nuestros hermanos que sufren por ser fieles a su fe. Amén.
José Román Flecha Andrés Palabra del Señor, Salamanca , Editorial.Secretariado Trinitario,2007 Presentación: Antonia Castro Panero