Fiesta de Pentecostés Ven, Espíritu de Dios.
Ritos Iniciales.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo . Amen.
La gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor del Padre y la comunión del Espíritu Santo estén con todos ustedes. Y con tu espíritu.
Perdona, Señor, toda mi maldad.
Yo confieso, ante Dios todopoderoso, y ante vosotros, hermanos, Acto penitencial: Yo confieso, ante Dios todopoderoso, y ante vosotros, hermanos,
que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión.
Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Por eso ruego a Santa María siempre virgen, a los ángeles, a los santos
y a vosotros hermanos, que intercedan por mí, ante Dios, nuestro Señor
El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna. Amén.
Gloria. Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor.
Por tú inmensa gloria, te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos
te damos gracias, Señor, Dios, Rey celestial, Dios Padre Todopoderoso te damos gracias, Señor, Dios, Rey celestial, Dios Padre Todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo.
Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; Tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros;
Tú que quitas el pecado del mundo, atiende a nuestra súplica,
Tu que estas sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros,
porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú, Altísimo, Jesucristo,
con el Espíritu Santo, en la gloria de Dios Padre. Amén.
Oración Colecta Oh Dios, que por el misterio de Pentecostés santificas a tu Iglesia, extendida por todas las naciones,
derrama los dones de tu Espíritu sobre todos los confines de la tierra
y no dejes de realizar hoy, en el corazón de tus fieles, aquellas mismas maravillas que obraste en los comienzos de la predicación evangélica.
Por nuestro Señor Jesucristo Amén.
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles (2, 1-11)
Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en el mismo lugar.
De repente, un ruido del cielo, como de un viento recio, resonó en toda la casa donde se encontraban.
Vieron aparecer unas lenguas, como llamaradas, que se repartían, posándose encima de cada uno.
Se llenaron todos de Espíritu Santo y empezaron a hablar en lenguas extranjeras, cada uno en la lengua que el Espíritu le sugería.
Se encontraban entonces en Jerusalén judíos devotos de todas las naciones de la tierra.
Al oír el ruido, acudieron en masa y quedaron desconcertados, porque cada uno los oía hablar en su propio idioma.
Enormemente sorprendidos, preguntaban:
“¿no son galileos todos esos que están hablando?
Entonces, ¿Cómo es que cada uno los oímos hablar en nuestra lengua nativa?
Entre nosotros hay partos, medos y elamitas, otros vivimos en Mesopotamia, Judea, Capadocia, en el Ponto y en Asia,
en Frigia o en Panfilia, en Egipto o en la zona de Libia que limita con Cirene;
algunos somos forasteros de Roma, otros Judíos o prosélitos; también hay cretenses y árabes;
y a cada uno los oímos hablar de las maravillas de Dios en nuestra propia lengua.”
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
Salmo responsorial (Salmo 103)
Envía tu Espíritu, Señor, y repuebla la faz de la tierra.
Bendice, alma mía, al Señor: ¡Dios mío, qué grande eres Bendice, alma mía, al Señor: ¡Dios mío, qué grande eres! Cuántas son tus obras, Señor; La tierra está llena de tus criaturas.
Envía tu Espíritu, Señor, y repuebla la faz de la tierra.
Les retiras el aliento, y expiran Y vuelven a ser polvo; Envías tu aliento, y los creas, Y repueblas la faz de la tierra.
Envía tu Espíritu, Señor, y repuebla la faz de la tierra.
Gloria a Dios para siempre, Goce el Señor con sus obras Gloria a Dios para siempre, Goce el Señor con sus obras. Que le sea agradable mi poema, Y yo me alegraré en el Señor.
Envía tu Espíritu, Señor, y repuebla la faz de la tierra.
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (12, 3b-7. 12-13)
Hermanos: nadie puede decir “Jesús es el Señor”, si no es bajo la acción del Espíritu Santo.
Hay diversidad de dones, pero un mismo Espíritu; hay diversidad de ministerios, pero un mismo Señor;
y hay diversidad de funciones, pero un mismo Dios que obra todo en todos.
En cada uno se manifiesta el Espíritu para el bien común.
Porque, lo mismo que el cuerpo es uno y tiene muchos miembros,
y todos los miembros del cuerpo, a pesar de ser muchos, son un solo cuerpo, así es también Cristo.
Todos nosotros, judíos y griegos, esclavos y libres, hemos sido bautizados en un mismo espíritu,
para formar un solo cuerpo. Y todos hemos bebido de un solo Espíritu.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
Secuencia.
Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el cielo Padre amoroso del pobre,
don, en tus dones esplendido; luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo.
Ven, dulce huésped del alma descanso de nuestro esfuerzo, tregua en el duro trabajo,
brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta en los duelos.
Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos.
Mira el vacío del hombre si tú le faltas por dentro; mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento.
Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas,
infunde calor de vida en el hielo, doma el espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero.
Reparte tus siete dones según la fe de tus siervos.
Por tu bondad y tu gracia dale al esfuerzo su mérito;
salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. Amen.
Lectura del Evangelio según san Juan (20, 19-23)
Al anochecer de aquel día, el día primero de la semana,
estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos.
Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo:
“Paz a vosotros”
Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado.
Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió:
“Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo
Y, dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo:
“recibid el Espíritu Santo;
a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados;
a quien se los retengáis, les quedan retenidos.”
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús
Profesión de Fe.
Creo en Dios, Padre todopoderoso, Creador del Cielo y de la tierra.
Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo
nació de santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado,
descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos
y está sentado a la derecha de Dios Padre todopoderoso y está sentado a la derecha de Dios Padre todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos.
Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia Católica, la comunión de los santos,
el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna. Amén.
El Señor reciba de tus manos este sacrificio para alabanza y gloria de su nombre, para nuestro bien y el de toda su santa Iglesia.
Oración de ofrendas Te pedimos, Señor, que, según la promesa de tu Hijo,
el Espíritu Santo nos haga comprender la realidad misteriosa de este sacrificio y nos lleve al conocimiento pleno de toda la verdad revelada.
Por Jesucristo nuestro Señor.
El Señor, esté con vosotros. Y con tu Espíritu Levantemos el corazón El Señor, esté con vosotros. Y con tu Espíritu Levantemos el corazón. Lo tenemos levantado hacia el Señor Demos gracias al Señor Nuestro Dios. Es justo y necesario.
Ven y encuéntrate con tu Dios. (Este es el momento más importante de la celebración) Ven y encuéntrate con tu Dios.
Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección, ven señor Jesús.
Por Cristo, con Él y en Él. A ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria, por los siglos de los siglos. Amen.
Padre nuestro:
Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén.
Tuyo es el reino, tuyo es el poder y la gloria, por siempre, Señor
ALMA DE CRISTO.
Alma de Cristo, Santifícame Cuerpo de Cristo, Sálvame
Sangre de Cristo, Embriágame Agua del Costado de Cristo, Lávame
Pasión de Cristo, Confórtame Oh buen Jesús, Óyeme
Y dentro de tus llagas, Escóndeme No permitas que me aparte de Tí
Del enemigo, Defiéndeme En la hora de mi muerte, Llámame
Y mándame ir a TÍ Para con tus santos te alabe por los siglos de los siglos. Amén
Pasión de Cristo, Confórtame Oh buen Jesús, Óyeme
Y dentro de tus llagas, Escóndeme No permitas que me aparte de Tí
Del enemigo, Defiéndeme En la hora de mi muerte, Llámame
Y mándame ir a TÍ Para con tus santos te alabe por los siglos de los siglos. Amén
Ritos conclusivos
Oración después de la comunión Oh Dios, que has comunicado a tu Iglesia los bienes del cielo,
conserva los dones que le has dado, para que el Espíritu Santo sea siempre nuestra fuerza y la eucaristía que acabamos de recibir acreciente en nosotros la salvación.
Por Jesucristo nuestro señor.
Plegaria a Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá Mis oraciones hacia Tí levanto Amparo de los pobres pecadores Dulcísima Señora en mi quebranto Reina del cielo, escucha mis clamores. Escucha mi plegaria fervorosa
Plegaria a Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá Da consuelo y alivio a mis dolores, Endulza mi amargura y presurosa La paz a mi alma atribulada envía. Oh Madre de mi Dios tan poderosa. Sálvame del pecado, Madre mía,
Plegaria a Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá De la virtud enséñame el camino, Enséñame el bien de la santa vía, Solitario y errante peregrino, A tu amparo me acojo gran Señora Mándame la gracia del don divino Piedad, piedad a quien su culpa llora A quien a tí de hinojos, compungido Reclama tu perdón, tu gracia implora. A Tí se acoge mi espíritu afligido De sus males en busca de consuelo. Oye Madre, mi acento dolorido Sálvame por piedad y dame el cielo.