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Dios en el hermano… y en el hermano Dios

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Presentación del tema: "Dios en el hermano… y en el hermano Dios"— Transcripción de la presentación:

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2 Dios en el hermano… y en el hermano Dios
XXXI Domingo del tiempo Ordinario. Dios en el hermano… y en el hermano Dios

3 Ritos Iniciales.

4 En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo . Amen.

5 La gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor del Padre y la comunión del Espíritu Santo estén con todos ustedes. Y con tu espíritu.

6 Señor, enséñame a Amarte para no alejarme de ti

7 Yo confieso, ante Dios todopoderoso, y ante vosotros, hermanos,
Acto penitencial: Yo confieso, ante Dios todopoderoso, y ante vosotros, hermanos,

8 que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión.

9 Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.

10 Por eso ruego a Santa María siempre virgen, a los ángeles, a los santos

11 y a vosotros hermanos, que intercedan por mí, ante Dios, nuestro Señor

12 Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna. Amén.

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14 Gloria. Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor.

15 Por tú inmensa gloria, te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos

16 te damos gracias, Señor, Dios, Rey celestial, Dios Padre Todopoderoso
te damos gracias, Señor, Dios, Rey celestial, Dios Padre Todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo.

17 Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; Tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros;

18 Tú que quitas el pecado del mundo, atiende a nuestra súplica,

19 Tu que estas sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros,

20 porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú, Altísimo, Jesucristo,

21 con el Espíritu Santo, en la gloria de Dios Padre. Amén.

22 Oración Colecta Señor de poder y misericordia, que has querido hacer digno y agradable por favor tuyo el servicio de tus fieles,

23 concédenos caminar sin tropiezos hacia los bienes que nos prometes.

24 Por nuestro Señor Jesucristo Amén.

25 Lectura del libro del Deuteronomio (6. 2-6)

26 En aquellos días, habló Moisés al pueblo, diciendo:

27 «Teme al Señor, tu Dios, guardando todos sus mandatos y preceptos que te manda,

28 tú, tus hijos y tus nietos, mientras viváis; así prolongarás tu vida.

29 Escúchalo, Israel, y ponlo por obra, para que te vaya bien y crezcas en número.

30 Ya te dijo el Señor, Dios de tus padres: “Es una tierra que mana leche y miel.”

31 Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es solamente uno.

32 Amarás al Señor, tu Dios, con todo el corazón, con toda el alma, con todas las fuerzas.

33 Las palabras que hoy te digo quedarán en tu memoria.»

34 Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

35 Salmo responsorial (Salmo 17)

36 Yo te amo, Señor; tú eres mi fortaleza.

37 Yo te amo, Señor; tú eres mí fortaleza; Señor, mi roca, mi alcázar, mi libertador.

38 Yo te amo, Señor; tú eres mi fortaleza.

39 Dios mío, peña mía, refugio mío, escudo mío, mi fuerza salvadora, mi baluarte. Invoco al Señor de mi alabanza y quedo libre de mis enemigos.

40 Yo te amo, Señor; tú eres mi fortaleza.

41 Viva el Señor, bendita sea mi Roca, sea ensalzado mi Dios y Salvador
Viva el Señor, bendita sea mi Roca, sea ensalzado mi Dios y Salvador. Tú diste gran victoria a tu rey, tuviste misericordia de tu Ungido.

42 Yo te amo, Señor; tú eres mi fortaleza.

43 Lectura de la carta a los Hebreos (7. 23-28)

44 Hermanos: Ha habido multitud de sacerdotes del antiguo Testamento,

45 porque la muerte les impedía permanecer;

46 como éste, en cambio, permanece para siempre, tiene el sacerdocio que no pasa.

47 De ahí que puede salvar definitivamente a los que por medio de él se acercan a Dios,

48 porque vive siempre para interceder en su favor.

49 Y tal convenía que fuese nuestro sumo sacerdote:

50 santo, inocente, sin mancha, separado de los pecadores y encumbrado sobre el cielo.

51 Él no necesita ofrecer sacrificios cada día como los sumos sacerdotes,

52 que ofrecían primero por los propios pecados, después por los del pueblo,

53 porque lo hizo de una vez para siempre, ofreciéndose a sí mismo.

54 En efecto, la Ley hace a los hombres sumos sacerdotes llenos de debilidades.

55 En cambio, las palabras del juramento, posterior a la Ley, consagran al Hijo, perfecto para siempre.

56 Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

57 Lectura del Evangelio según san Marcos. (12, 28b-34)

58 En aquel tiempo, un escriba se acercó a Jesús y le preguntó:

59 «¿Qué mandamiento es el primero de todos?»

60 Respondió Jesús: «El primero es: “Escucha, Israel, el Señor, nuestro Dios, es el único Señor:

61 amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todo tu ser.”

62 El segundo es éste: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo.”

63 No hay mandamiento mayor que éstos.»

64 El escriba replicó:

65 «Muy bien, Maestro, tienes razón cuando dices que el Señor es uno solo y no hay otro fuera de él;

66 y que amarlo con todo el corazón, con todo el entendimiento y con todo el ser,

67 y amar al prójimo como a uno mismo vale más que todos los holocaustos y sacrificios.»

68 Jesús, viendo que había respondido sensatamente, le dijo:

69 «No estás lejos del reino de Dios
«No estás lejos del reino de Dios.» Y nadie se atrevió a hacerle más preguntas.

70 Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús

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80 Profesión de Fe.

81 Creo en Dios, Padre todopoderoso, Creador del Cielo y de la tierra.

82 Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo

83 nació de santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado,

84 descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos

85 y está sentado a la derecha de Dios Padre todopoderoso
y está sentado a la derecha de Dios Padre todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos.

86 Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia Católica, la comunión de los santos,

87 el perdón de los pecados, la resurrección de los muertos y la vida eterna. Amén.

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89 El Señor reciba de tus manos este sacrificio para alabanza y gloria de su nombre, para nuestro bien y el de toda su santa Iglesia.

90 Oración de ofrendas Que este sacrificio, Señor, sea para ti una ofrenda pura, y para nosotros una generosa efusión de tu misericordia.

91 Por Jesucristo nuestro Señor.

92 El Señor, esté con vosotros. Y con tu Espíritu Levantemos el corazón
El Señor, esté con vosotros. Y con tu Espíritu Levantemos el corazón. Lo tenemos levantado hacia el Señor Demos gracias al Señor Nuestro Dios. Es justo y necesario.

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94 Ven y encuéntrate con tu Dios.
(Este es el momento más importante de la celebración) Ven y encuéntrate con tu Dios.

95 Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección, ven señor Jesús.

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97 Por Cristo, con Él y en Él. A ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria, por los siglos de los siglos. Amen.

98 Padre nuestro:

99 Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre;

100 venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo.

101 Danos hoy nuestro pan de cada día;

102 perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden;

103 no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén.

104 Tuyo es el reino, tuyo es el poder y la gloria, por siempre, Señor

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108 Ritos conclusivos

109 Oración después de la comunión
Te rogamos, Señor, que aumente en nosotros la acción de tu poder,

110 para que, alimentados con estos sacramentos, tu gracia nos disponga a recibir las promesas con que los enriqueces.

111 Por Jesucristo nuestro señor.

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113 Plegaria a Nuestra Señora del Rosario
de Chiquinquirá Mis oraciones hacia Tí levanto Amparo de los pobres pecadores Dulcísima Señora en mi quebranto Reina del cielo, escucha mis clamores. Escucha mi plegaria fervorosa

114 Plegaria a Nuestra Señora del Rosario
de Chiquinquirá Da consuelo y alivio a mis dolores, Endulza mi amargura y presurosa La paz a mi alma atribulada envía. Oh Madre de mi Dios tan poderosa. Sálvame del pecado, Madre mía,

115 Plegaria a Nuestra Señora del Rosario
de Chiquinquirá De la virtud enséñame el camino, Enséñame el bien de la santa vía, Solitario y errante peregrino, A tu amparo me acojo gran Señora Mándame la gracia del don divino Piedad, piedad a quien su culpa llora A quien a tí de hinojos, compungido Reclama tu perdón, tu gracia implora. A Tí se acoge mi espíritu afligido De sus males en busca de consuelo. Oye Madre, mi acento dolorido Sálvame por piedad y dame el cielo.

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