SER Y QUEHACER DE LA FAMILIA

OBJETIVO: Conocer la identidad de la familia cristiana, teniendo como modelo a la Familia de Nazaret, reflexionando acerca de su ser y su quehacer para que la familia pueda responder conscientemente a su misión.

OBJETIVO: Conocer la identidad de la familia cristiana, teniendo como modelo a la Familia de Nazaret, reflexionando acerca de su ser y su quehacer para que la familia pueda responder conscientemente a su misión.

DE LA FAMILIA CRISTIANA SER Y MISION DE LA FAMILIA CRISTIANA Familiaris Consortio en los números 17 al 64, nos presenta el ser y la misión de la Familia Cristina. Reflexionemos los principales puntos.

Intima comunidad de vida y de amor 1° Familia, se lo que eres. (F.C. 17) FAMILIA, SE LO QUE ERES Intima comunidad de vida y de amor

“En el designio de Dios Creador y Redentor la familia descubre no solo su ‘identidad’. Lo que ‘es’, sino también su ‘misión’, lo que puede y debe ‘hacer’.” Según el designio divino, la familia está constituida como “intima comunidad de vida y de amor” (Gadium et Spes – “gozos y esperanzas” – 48), esto es la familia.

Custodiar, revelar y comunicar el amor 2° La misión de la familia. LA MISION DE LA FAMILIA Custodiar, revelar y comunicar el amor

La esencia y el cometido de la familia son definidos por el amor La esencia y el cometido de la familia son definidos por el amor. Por esto la familia recibe la misión de custodiar, revelar y comunicar el amor, como reflejo vivo y participación real del amor de Dios por la humanidad y del amor de Cristo Señor por la Iglesia y su esposa.

Formación de una comunidad de personas (F.C. 18-27) La Familiaris Consortio presenta cuatro cometidos generales de la familia: Formación de una comunidad de personas (F.C. 18-27) Servicio a la vida (F.C. 28-41) Participación en el desarrollo de la sociedad (F.C. 42-48) Participación en la vida y misión de la Iglesia (F.C. 49-64)

a) Formación de una comunidad de personas La familia es una comunidad de personas, fundada y vivificada por el amor: del hombre y de la mujer esposos, de los padres e hijos y de los parientes. Su primer cometido: vivir fielmente la realidad de la comunión, que tendrá como principio interior, la fuerza permanente y la meta última en el AMOR.

Sin el amor, la familia no es una comunidad de personas. Sin el amor, la familia no puede vivir, crecer y perfeccionarse como comunidad de personas.

“El hombre no puede vivir sin amor” (Redemptor hominis 10 –El Redentor del hombre- ). La familia se funda en el amor de los esposos que se consagran por el sacramento del matrimonio.

b) Servicio a la vida La F.C. nos presenta dos puntos esenciales en cuanto al servicio a la vida: 1. La transmisión de la vida (F.C. 28-35) Dios llama al hombre y a la mujer, a una especial participación en su amor, mediante su cooperación libre y responsable en la transmisión del donde la vida humana (cf. Gen. 1, 28)

2. La educación (F.C. 36-41). “Puesto que los padres han dado la vida a los hijos, tienen la gravísima obligación de educar a la prole y por tanto hay que reconocerlos como los principales educadores de sus hijos…

La familia es, por tanto, la primera escuela de las virtudes sociales, que todas las sociedades necesitan” (Gravissimum educationis, 3 – La urgencia de educar - ).

c) Participación en el desarrollo de la sociedad La familia es célula primera y vital de la sociedad; el origen y fundamento de la sociedad humana es la sociedad conyugal (la familia). De la familia nacen los ciudadanos.

La familia abre a las demás familias y a la sociedad, asumiendo su función social. La promoción de una autentica y madura comunión de personas en la familia se convierte en la primera e insustituible escuela de socialidad, en un clima de respeto, justicia, dialogo y amor.

La familia constituye el lugar natural y el instrumento mas eficaz de humanización y de personalización de la sociedad: colabora en la construcción del mundo, hace posible una vida propiamente humana, custodia y transmite las virtudes y los valores.

La familia posee y comunica hoy energías capaces de sacar al hombre del anonimato, de mantenerlo consciente de su dignidad personal, de enriquecerlo con profunda humanidad y de inserirlo activamente con su unicidad e irrepetibilidad en el tejido de la sociedad. La función social y política de la familia no se reduce a la acción procreadora y educativa.

Las familias, solas o asociadas, deben dedicarse a obras de servicio social, a favor de los pobres.

d) Participación en la vida y misión de la iglesia. La F.C. nos presenta tres puntos esenciales para explicar la participación de la familia en la Iglesia: 1. La familia cristiana, comunidad creyente y evangelizadora (51-54). La familia cristiana vive su cometido profético acogiendo y anunciado la Palabra de Dios. (51)

La familia, al igual que la iglesia, debe ser un espacio donde el Evangelio es transmitido y desde donde este se irradia. (52) La Iglesia doméstica es el único ámbito donde los niños y los jóvenes pueden recibir una autentica catequesis. (52) La familia debe formar a los hijos para la vida, de manera que cada uno cumpla en plenitud su cometido, de acuerdo con la vocación recibida de Dios. (53)

La Iglesia domestica esta llamada a ser un signo luminoso de la presencia de Cristo y de su amor incluso para los <alejados>, para las familias que no creen todavía y para las familias cristianas que no viven coherentemente la fe recibida. (54)

2. La familia cristiana, comunidad en dialogo con Dios (55-62) La familia cristiana es llamada a santificarse y a santificar a la comunidad eclesial y al mundo, (55) de manera especial a través del sacramento del matrimonio.

El deber de santificación de la familia cristiana tiene su raíz en el bautismo y su expresión máxima en la Eucaristía: La Eucaristía es la fuente misma del matrimonio cristiana. (57) La conversión y la reconciliación son parte esencia del cometido de santificación de la familia cristiana. (58)

La Iglesia ora por la familia cristiana y la educa para que viva la plegaria familiar, es una oración hecha en común, marido y mujer juntos, padres e hijos juntos; tiene como contenido original la misma vida de familia: alegrías y dolores, esperanzas y tristezas, nacimientos y muerte… (59)

Los padres cristianos tienen el deber especifico de educar a sus hijos en la plegaria, de introducirlos progresivamente al descubrimiento del misterio de Dios y del coloquio personal con Él: “Elemento fundamental e insustituible de la educación ….

… a la oración es el ejemplo concreto, el testimonio vivo de los padres; solo orando junto con sus hijos, el padre y la madre, mientras ejercen su propio sacerdocio real, calan profundamente en el corazón de sus hijos, dejando huellas que los posteriores acontecimientos de la vida no lograran borrar”. (60)

F.C. 60: “Escuchemos de nuevo la llamada que Pablo VI ha dirigido a las madres a y los padres: <Madres, ¿enseñen a sus niños las oraciones del cristiano? ¿Preparan, de acuerdo con los sacerdotes, a sus hijos para los sacramentos de la primera edad: confesión, comunión, confirmación?

¿Los acostumbran, si están enfermos, a pensar en Cristo que sufre ¿Los acostumbran, si están enfermos, a pensar en Cristo que sufre? ¿A invocar la ayuda de la Virgen y de los Santos? ¿Rezan el rosario en familia? Y sus padres, ¿saben rezar con sus hijos, con toda la comunidad doméstica, al menos alguna vez?

Su ejemplo, en la rectitud del pensamiento y de la acción, apoyado por alguna oración común vale una lección de vida, vale un acto de culto de un mérito singular; llevan de este modo la paz al interior de los muros domésticos: “Pax huic domui”. Recuerden: así edifican la Iglesia”.

3. La familia cristiana, comunidad al servicio del hombre (63­-64). La familia cristiana vive la acogida, el respeto, el servicio a cada hombre, considerado siempre en su dignidad de persona y de hijo de Dios. (64)