En aquel tiempo, Jesús llegó de Galilea al río Jordán y le pidió a Juan que lo bautizara. Pero Juan se resistía, diciendo: “Yo soy quien debe ser bautizado por ti, ¿y Tú vienes a que yo te bautice?” Jesús le respondió: “Haz ahora lo que te digo, porque es necesario que así cumplamos todo lo que Dios quiere”. Entonces Juan accedió a bautizarlo. Al salir Jesús del agua, una vez bautizado, se le abrieron los cielos y vio al Espíritu de Dios, que descendía sobre Él en forma de paloma y oyó una voz que decía desde el cielo: “Éste es mi Hijo muy amado, en quien tengo mis complacencias”. (Mateo 3, 13-17)

HACER LO QUE DIOS QUIERE Por supuesto que Juan se sorprende cuando Jesús se presenta a orillas del río Jordán para bautizarse: “Yo soy quien debe ser bautizado por ti, ¿y Tú vienes a que yo te bautice?” Jesús no le da muchas explicaciones: “Haz ahora lo que te digo, porque es necesario que así cumplamos todo lo que Dios quiere”. ¿Qué nos quiere decir Jesús con esa opción de hacerse bautizar por Juan? ¿Porqué comienza su vida pública ahí en Galilea, a orillas del Jordán? ¿Qué significan las palabras: “Éste es mi Hijo muy amado, en quien tengo mis complacencias”?

Jesús, al presentarse en el Jordán, no vacila en mezclarse con los pecadores. Ahí, en Galilea, en la periferia, entre los pecadores, quiere empezar su misión. Los cielos se abren sobre Jesús y al mismo tiempo sobre la humanidad pecadora. Dios confirma la misión de Jesús de anunciar la buena noticia a los pobres y pecadores. Sobre Jesús desciende el Espíritu para realizar en Él la nueva creación (Cfr Gén. 1,2)

La voz del cielo “Éste es mi Hijo muy amado…”, confirma el origen divino de Jesús. Él es hombre y Dios verdadero: el Espíritu de Dios descendió y se posó sobre Él. Jesús al presentarse en el Jordán, como “nuevo Moisés”, invita a la humanidad esclava y pecadora a un nuevo éxodo hacia la liberación. El bautismo de Jesús es signo de su compromiso con la justicia (con lo que Dios quiere). Jesús asocia a Juan con la justicia y se identifica con él, por eso pide que lo bautice.

En la festividad del Bautismo del Señor, no dejemos de pensar en el compromiso que tenemos nosotros, como bautizados: vivir como hijos de Dios, practicar la justicia; es decir, hacer lo que Dios quiere.