INVITADOS AL BANQUETE. BASES PARA LA FAMILIA AMIGONIANA ENCUENTRO INTERNACIONAL DE LAICOS Y COOPERADORES AMIGONIANOS MEDELLÍN 1-6 de julio del 2012
La Iglesia es Comunión Pueblo de Dios, comunidad de comunidades. La comunión representa el contenido central del designio divino de salvación como gracia a acoger y meta a construir. Se transforma en espiritualidad cuando genera un modo de creer pensar hablar y actuar que da visibilidad y crecimiento al Reino de Dios en el mundo. Igual dignidad de los fieles por el bautismo. Los estados de vida son modalidades, diversas y complementarias, según las cuales se vive la universal vocación a la santidad. Todos contribuyen a la unidad, a la comunión.
Una Iglesia misionera Evangélica y evangelizadora. Evangelizar constituye la dicha y vocación propia de la Iglesia. Es exigencia del Evangelio que pide ser anunciado. Todos los fieles, no solo sacerdotes y religiosos, participan en la única misión de la Iglesia en una gran variedad de servicios y ministerios. Por la evangelización la Iglesia se construye como comunidad de fe, da lugar a comunidades eclesiales maduras. Se evangeliza desde la comunidad y para la comunidad. La pequeña comunidad cristiana, ámbito para vivir la fe y célula base de la Iglesia, es el cauce privilegiado para la evangelización.
Los ministerios y los carismas Son dones del Espíritu Santo para la edificación del Cuerpo de Cristo y para el cumplimiento de su misión salvadora. Unos son carismas personales, otros comunitarios, como los de las congregaciones religiosas, que son las inspiraciones evangélicas dadas por el Espíritu a un fundador para responder a una exigencia pastoral de la Iglesia. Todos los bautizados, con sus carismas y ministerios, son corresponsables en la pastoral de la Iglesia.
El Señor sigue llamando… Para llevar adelante su Plan de Salvación. Cada cristiano es llamado, a la vida, a la fe, y va descubriendo su puesto en la comunión eclesial, en la misión, desde el discernimiento de sus propios dones y las necesidades del mundo y de la Iglesia. Vivir la fe lleva a un planteamiento vocacional: el sacerdocio ministerial representa la presencia de Cristo Cabeza y Pastor en medio de la comunidad; la vida religiosa es una opción especial de consagración en la vivencia de la común vocación cristiana; la vocación laical vive la fe en medio del mundo para fermentarlo con el evangelio.
Los nuevos movimientos y pequeñas comunidades eclesiales Son un don del Espíritu Santo para la Iglesia. Lugares de experiencia cristiana, ámbitos propicios para vivir la fe, para emprender la evangelización y llegar a los más alejados. En ellas los fieles pueden ejercer su derecho natural y bautismal de libre asociación. Expresan la dimensión carismática de la Iglesia. Son fuente y semilla de variados servicios, ministerios y vocaciones a favor de la sociedad y la Iglesia. Son un signo de vitalidad en la Iglesia particular, el camino privilegiado para la pastoral eclesial.
Las Familias Carismáticas Integradas por todos aquellos que comparten un mismo Carisma y, desde él, participan en la misión eclesial. Laicos/as, religiosos/as y sacerdotes entran en una nueva relación por la común participación en el Carisma. La complementariedad de estas vocaciones ofrece el signo de comunión eclesial y potencia las energías apostólicas para la evangelización del mundo. Es un fecundo intercambio de dones. La acción del Espíritu actualiza el Carisma y empuja a actualizar la respuesta en la misión compartida.
El carisma fundacional Con su referencia obligada a la persona del Fundador y a su itinerario espiritual, es el nuevo campo de fuerza dentro del cual se tejen las relaciones entre los miembros de una Familia Carismática: religiosos/as, laicos/as, sacerdotes, y entre los grupos y comunidades que la componen. El Carisma es como la sangre de familia, el espíritu que le da vida. Él es el elemento unificador, el puente que permite el encuentro, la raíz de las relaciones mutuas, el eslabón que une y diversifica las identidades.
Redescubrir el carisma A la luz del itinerario evangélico del Fundador y desde el diálogo entre los grupos que están viviendo el carisma, laicos y religiosos; evitando que el carisma se confunda con alguno de los proyectos en que se concreta. La fidelidad creativa al Carisma en la Iglesia dependerá de los diversos grupos que componen la Familia Carismática y de cuantos vengan a participar en ella. Todos ellos continúan la narración carismática.
Dentro de ese marco descrito, la Familia Amigoniana desarrolla su propia identidad eclesial a partir del Carisma Fundacional, recuperándolo y afianzándolo como punto de referencia para cuantos integran esta Familia. El Carisma Amigoniano va dejando de identificarse exclusivamente con la vocación del religioso y comienza a encarnarse en diversos estados y proyectos de vida desde los cuales se comparte la espiritualidad y la misión Amigoniana.
El movimiento laical franciscano La Familia Amigoniana: su camino hacia la madurez: El movimiento laical franciscano El movimiento laical franciscano San Francisco articuló un camino para que los laicos vivieran con radicalidad el espíritu del evangelio al estilo franciscano, desde su estado y en medio de sus cotidianos quehaceres, dando cauce así al nacimiento de la Tercera Orden Franciscana Seglar. Estas órdenes terceras fueron casi el único cauce en el que los laicos, podían expresar la vivencia más comprometida de su fe.
Los Laicos en la formación del P. Luis Se formó en su juventud en movimientos integrados en la espiritualidad laical católica y comprometidos en la labor de promoción religiosa y social: la Escuela de Cristo o la Congregación de San Felipe Neri, que en Valencia estuvieron íntimamente conexionadas con el Patronato Católico Obrero. Posteriormente ingresó también en la Tercera Orden Seglar Franciscana.
Raíces laicales de las dos Congregaciones “El progreso de la Tercera Orden Franciscana Seglar y el deseo de mayor perfección de algunas almas que querían consagrarse al Señor me impulsaban, anota el padre Luis con relación a la fundación de las Hermanas, desde hacía ya mucho tiempo, a intentar la fundación de una Congregación de Religiosas Terciarias Capuchinas” (OC 68).
Una primera expresión del compartir el Carisma Amigoniano La Pía Unión de S. Antonio de Padua sugerida por el P. Luis Amigó poco después de la fundación en Torrent en 1889. Comenzó convocando a los niños y jóvenes a la catequesis, actividades recreativas y culturales. En 1934 se fundó la sección femenina a la que perteneció la Beata Carmen García Moyon. Los asociados aumentaron mucho y llegó a ser una asociación laical admirada.
Una segunda expresión del compartir el Carisma La Pía Unión de Cooperadores Marianos, que el P. Mariano Ramo fundó en 1937 en Galatone, Italia, aprobada por el P. General y por el obispo del lugar. Su fin: “colaborar en la obra redentora de los Terciarios Capuchinos de Nuestra Señora de los Dolores, a favor de la juventud extraviada, misión que imita la de Jesucristo, Buen Pastor y de la Santísima Virgen María, cooperadora de su divino Hijo en la obra de la Redención”.
Una nueva y más integral expresión de compartir el Carisma Fruto del Concilio Vaticano II. Los Religiosos lo concretaron en la Asociación de Cooperadores Amigonianos, reconocida por el Capítulo General de 1983 y aprobada por el P. General, José Oltra, y su Consejo en ese año. Las Hermanas Terciarias Capuchinas también realizaron su propio proceso dando lugar a una nueva Asociación, el Movimiento Laical Amigoniano.
Distintos modos de participación en el Carisma Educadores Amigonianos, alumnos y sus familias, exalumnos, colaboradores, benefactores, voluntarios… Se cuenta actualmente con asociaciones para el desarrollo como la Fundación Amigó, Misión Terciarias Capuchinas MITECA, Proyso… La Fundación Universitaria Luis Amigó FUNLAM.
Articulación de la Familia Amigoniana Ha crecido la conciencia de estar todos unidos en una misma Familia. Las animaciones generales y provinciales de laicos de las dos Congregaciones trabajan progresivamente unidas y han pasado a llamarse animaciones de la Familia Amigoniana. Se pretende llegar a una comunión en el Carisma que, más allá de lo jurídico, permita sentirse en unidad de vida y misión con todos los que lo comparten, aun en la diversidad de expresiones. ¿Cómo llevar adelante esta tarea de la organización e institucionalización de la Familia Amigoniana?
Lo dijo el P. Luis… En su carta testamento: “Haya entre vosotros una íntima unión… sed apoyo y sostén unos de otros… haceros todo para todos” OC 1833. Y nos transmitió el Carisma que recibió del Espíritu con esta imagen bíblica: “vosotros, mis amados hijos e hijas, a quienes El ha constituido zagales de su rebaño, sois los que habéis de ir en pos de la oveja descarriada hasta devolverla al aprisco del Buen Pastor.” OC 1831
Icono bíblico para la Familia hoy… Puede ser, a la luz de los signos de los tiempos, el banquete escatológico que se nos anuncia ya en el antiguo testamento y que el mismo Cristo expresa en la parábola del banquete de bodas. El banquete, la fiesta, la comida fraterna está en todas las citas referentes al Buen Pastor y a las parábolas de la misericordia. Se trata de destacar y focalizar mejor la visión comunitaria, la alegría y la fiesta: la fiesta que convoca el pastor al recobrar a la oveja perdida, el banquete que organiza el padre misericordioso a la vuelta de su hijo pródigo, las comidas de Jesús con los pecadores…
“Invitados al banquete…” Expresa la plenitud de comunión y salvación que Dios nos ofrece a sus hijos e hijas, en particular a los alejados y perdidos, a quienes quiere llegar con predilección. Además, en torno a la mesa se expresa la acogida, la reciprocidad, el servicio, el compartir la vida... en una palabra, la fraternidad que crea el estar unidos en el mismo Dios.
La Familia Amigoniana… La Familia Amigoniana se siente convocada por Dios a este gran banquete y enviada por Él a llevar la buena notica de su oferta de amor y salvación, como testigos de su misericordia, a los alejados y perdidos. Distintos grupos, no ya sólo los religiosos/as, trabajando todos como zagales, colaboradores del Señor y su voluntad salvífica y que tienen en el encuentro, en el banquete, la expresión cumbre de su ser de Familia.
La Familia Amigoniana Lo que restablece en su dignidad a los “pobres de los caminos” es el hecho de ser acogidos y queridos, integrados en la fraternidad de la que el banquete es expresión. La Familia Amigoniana quiere ser un Hogar que acoge con ternura a todos, en especial a los abatidos, cansados… Un Hogar que, acogiendo, integra, sana, libera, invita y acompaña a crecer. Un Hogar que dignifica porque acepta a la persona tal cual es y la lleva a descubrir su dignidad como hijo de Dios, llamada a la plenitud del banquete.
Dar pasos… ¿QUÉ PASOS PODEMOS DAR HOY PARA REALIZAR EL DESIGNIO DE COMUNIÓN DE NUESTRO DIOS EN LA IGLESIA Y EN NUESTRA FAMILIA AMIGONIANA?
COMENCEMOS NOSOTROS UNIDOS AL SEÑOR… EXPRESEMOS NUESTRO “C O M P R O M I S O”