(Año B) Texto : D. Amundarain Present: B. Areskurrinaga HC

-Jesús instituyó este sacramento en una comida y además que lo instituyó como comida. Esta comida tiene una particularidad: en ella, los comensales comen del mismo pan, que se parte y se reparte entre todos.

-Esta comida, según los evangelios, estuvo anunciada en el milagro de la multiplicación de los panes. En aquel milagro, sobre todo en el contado por Juan, sucede lo siguiente: la poca comida de que disponían los seguidores de Jesús, al ser repartida y compartida, se multiplicó hasta saciar a varios miles de personas hambrientas que seguían al Señor.

-El hecho de compartir la comida con los que no tenían qué comer produjo la abundancia que sació a todos. Se trata de una comida compartida. De una comida compartida con los pobres y desposeídos que no tienen qué llevarse a la boca.

-Por otra parte, los primeros cristianos comprendieron, desde el primer momento, que esta comida no consistía en un rito aislado, sino que implicaba relacionarla con la vida entera.

-Es lo que leemos en los Hechos de los apótoles: «Los creyentes vivían todos unidos y lo tenían todo en común: vendían posesiones y bienes y lo repartían entre todos según la necesidad de cada uno... partían el pan en las casas y comían juntos alabando a Dios con alegría y de todo corazón» (Act. 2, 44-47).

-Por eso, Pablo llama la atención a la Comunidad de Corinto (1 Cor. 11, 20-21): el gesto de comer del mismo pan y de beber de la misma copa no tiene sentido, si en la vida no se comparte lo que cada uno es y lo que cada uno tiene.

-La Eucaristía se celebraba en una comida, y es una comida, es un banquete. - Cuando nos reunimos para comer no lo hacemos simplemente para quitar el hambre. Reunirse en torno a una mesa para compartir la misma comida es un gesto simbólico: compartir la misma comida es compartir simbólicamente la misma vida, la misma salud y la misma alegría.

-En los evangelios aparece claramente este simbolismo de compartir la vida: cuando Jesús come con los pecadores y con la gente de mala fama, provoca el escándalo entre la gente de buena reputación. Comer con los pecadores era lo mismo que entrar en comunión con ellos.

-Por ello, la Eucaristía es el gesto simbólico mediante el cual los cristianos expresamos que compartimos la misma vida, en la fraternidad y en la igualdad.

-Por otra parte, el cuerpo que se come y la sangre que se bebe en la Eucaristía son el cuerpo que se entrega y la sangre que se derrama. En la Eucaristía recibimos el cuerpo y la sangre de Cristo en cuanto que se entrega por los demás y en cuanto que se sacrifica por la humanidad.

-Y Jesús añadió: «Haced esto en memoria mía». Cuando el cristiano comulga tiene que hacer suyo el gesto de Jesús: tiene que entregarse por los demás y tiene que sacrificarse por la humanidad.

-De Charles de Foucauld cuenta un biógrafo suyo : celebrar la Eucaristía «exige de él que se entregue totalmente al Padre y se deje comer por los demás, en una vida que sea prolongación de la Eucaristía».

-Lo mismo que su Maestro, Carlos fue convirtiendo su vida en un pan partido y repartido, devorado por todos los que tenían hambre de ser queridos, escuchados, comprendidos, sanados.

-Un discípulo de Carlos dirá: «Vivir la Eucaristía es entregarse a los otros, llegando a ser para ellos, por el amor y la contemplación eucarística, algo “devorable”».

CORPUS CHRISTI (Año B) Jesús instituyó este sacramento en una comida y además que lo instituyó como comida. Esta comida tiene una particularidad: en ella, los comensales comen del mismo pan, que se parte y se reparte entre todos 2.-Esta comida, según los evangelios, estuvo anunciada en el milagro de la multiplicación de los panes. En aquel milagro, sobre todo en el contado por Juan, sucede lo siguiente: la poca comida de que disponían los seguidores de Jesús, al ser repartida y compartida, se multiplicó hasta saciar a varios miles de personas hambrientas que seguían al Señor. 3.-El hecho de compartir la comida con los que no tenían qué comer produjo la abundancia que sació a todos. Se trata de una comida compartida. De una comida compartida con los pobres y desposeídos que no tienen qué llevarse a la boca. 4.-Por otra parte, los primeros cristianos comprendieron, desde el primer momento, que esta comida no consistía en un rito aislado, sino que implicaba relacionarla con la vida entera. 5.-Es lo que leemos en los Hechos de los apótoles: «Los creyentes vivían todos unidos y lo tenían todo en común: vendían posesiones y bienes y lo repartían entre todos según la necesidad de cada uno... partían el pan en las casas y comían juntos alabando a Dios con alegría y de todo corazón» (Act. 2, 44-47). 6.-Por eso, Pablo llama la atención a la Comunidad de Corinto(1 Cor. 11, 20-21): gesto de comer del mismo pan y de beber de la misma copa no tiene sentido, si en la vida no se comparte lo que cada uno es y lo que cada uno tiene. 7.-La Eucaristía se celebraba en una comida, y es una comida, es un banquete- Cuando nos reunimos para comer no lo hacemos simplemente para quitar el hambre. Reunirse en torno a una mesa para compartir la misma comida es un gesto simbólico: compartir la misma comida es compartir simbólicamente la misma vida, la misma salud y la misma alegría. 8.-En los evangelios aparece claramente este simbolismo de compartir la vida: cuando Jesús come con los pecadores y con la gente de mala fama, provoca el escándalo entre la gente de buena reputación. Comer con los pecadores era lo mismo que entrar en comunión con ellos 9.-Por ello, la Eucaristía es el gesto simbólico mediante el cual los cristianos expresamos que compartimos la misma vida, en la fraternidad y en la igualdad. 10.-Por otra parte, el cuerpo que se come y la sangre que se bebe en la Eucaristía son el cuerpo que se entrega y la sangre que se derrama. En la Eucaristía recibimos el cuerpo y la sangre de Cristo en cuanto que se entrega por los demás y en cuanto que se sacrifica por la humanidad 11.-Y Jesús añadió:: «Haced esto en memoria mía». Cuando el cristiano comulga tiene que hacer suyo el gesto de Jesús: tiene que entregarse por los demás y tiene que sacrificarse por la humanidad. 12.-De Charles de Foucauld cuent un biógrafo suyo : celebrar la Eucaristía «exige de él que se entregue totalmente al Padre y se deje comer por los demás, en una vida que sea prolongación de la Eucaristía». 13-Lo mismo que su Maestro, Carlos fue convirtiendo su vida en un pan partido y repartido, devorado por todos los que tenían hambre de ser queridos, escuchados, comprendidos, sanados. 14.-Un discípulo de Carlos dirá: «Vivir la Eucaristía es entregarse a los otros, llegando a ser para ellos, por el amor y la contemplación eucarística, algo “devorable”». Dionisio Amundarain