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Domingo 20º del tiempo ordinario

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Presentación del tema: "Domingo 20º del tiempo ordinario"— Transcripción de la presentación:

1 Domingo 20º del tiempo ordinario
Ciclo B Día 19 de Agosto de 2012

2 Este es el tercer domingo que nos habla del discurso del “Pan de vida”
Este es el tercer domingo que nos habla del discurso del “Pan de vida”. Jesús se queda entre nosotros para ser alimento espiritual.

3 Para ello, dice Jesús, es necesaria la fe
Señor, creo, pero aumenta mi fe

4 Hoy comienza el evangelio con la misma frase con la que terminaba el domingo pasado.
Jn 6,51-58 Dice así:

5 En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente: "Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo." Disputaban los judíos entre sí: "¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?" Entonces Jesús les dijo: "Os aseguro que si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día. Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él. El Padre que vive me ha enviado, y yo vivo por el Padre; del mismo modo, el que me come vivirá por mí. Éste es el pan que ha bajado del cielo: no como el de vuestros padres, que lo comieron y murieron; el que come este pan vivirá para siempre."

6 Comienza hoy Jesús diciendo que Él mismo es el pan bajado del Cielo que debemos comer.

7 La mayoría de la gente que escucha y que sólo piensa en el sentido material de las palabras y que no cree que haya venido del cielo, porque conocen a su familia, comienza no sólo a admirarse de esas palabras, sino a criticar o murmurar.

8 Hoy también muchos cristianos se pueden preguntar lo mismo: ¿Cómo puede éste darnos a comer su carne? Muchos asisten a misa y no comulgan, aunque también es verdad que algunos que comulgan no deberían comulgar.

9 Para comulgar hay que tener un poco de decencia, aunque no es necesario ser santos. Precisamente se comulga para poder ser un poco mejores, porque es el principal alimento que nos da Jesús.

10 Lo normal sería que al asistir a misa se comulgase
Lo normal sería que al asistir a misa se comulgase. Si no se hace, es señal de que algo malo hay: O porque no se cree en ello o porque no se estima o alguna otra causa. Pasa lo mismo como si uno, que ha sido invitado a un banquete, no come. Algo malo hay: o está enfermo o está contrariado con alguno de la casa.

11 Como la gente murmuraba y tomaba las palabras de Jesús en sentido materialista, como si ellos tuvieran que comerle pedazo a pedazo, creían que se burlaba de ellos. Por lo tanto Jesús repitió varias veces lo mismo, como para dar a entender que no se había equivocado, sino que era verdad.

12 Algo que tenemos que tener en cuenta es que Jesús no promete una presencia simbólica o figurativa, como si fuese un recuerdo o una bella idea. La presencia de Jesús es real y verdadera. Recibimos el verdadero Cuerpo de Jesús. Es Él en persona quien viene a nosotros en la comunión.

13 Esto sólo lo puede inventar Dios, de modo que nos podemos estrechar íntimamente con Jesús cuando recibimos aquello que parece un poquito de pan o un poquito de vino. Nuestra fe nos dice que aquello ya no es pan, sino que es el mismo Jesús que penetra en nuestro ser. Es un acto sublime de amor de Dios.

14 Lo hizo realidad en la "Última Cena" Esta es la grandeza de la misericordia de Dios

15 Y no sólo les dio a comer su Cuerpo a los apóstoles, sino que les dio autoridad para que hiciesen lo mismo, como se realiza en la santa Misa, para que todos los que quieran puedan recibir ese augusto alimento.

16 Se cuenta que por el año 165, en tiempos de san Justino, que era un filósofo y escritor, algunos paganos acusaron a los cristianos de algo horrendo y prohibido, como era comer la carne de alguna persona. Esto se debía a que el sacerdote decía: “Tomad y comed, esto es mi cuerpo”, y: “Tomad y bebed, esta es mi sangre”. En realidad los paganos no podían entender cómo los cristianos pudieran quedar tan alegres y al parecer tan satisfechos después de lo que habían celebrado y recibido.

17 Entonces san Justino escribió algo muy hermoso en defensa de la sagrada Eucaristía, describiendo cómo se celebraba. Y no sólo lo defendió con sus escritos sino aun con su propia vida.

18 Este comer un pan especial ya se anunciaba de alguna manera en el Ant
Este comer un pan especial ya se anunciaba de alguna manera en el Ant. Testamento. Hoy nos habla la primera lectura sobre esto en el libro de los Proverbios. Proverbios 9,1-6

19 La sabiduría se ha construido su casa plantando siete columnas, ha preparado el banquete, mezclado el vino y puesto la mesa; ha despachado a sus criados para que lo anuncien en los puntos que dominan la ciudad: "Los inexpertos que vengan aquí, quiero hablar a los faltos de juicio: "Venid a comer de mi pan y a beber el vino que he mezclado; dejad la inexperiencia y viviréis, seguid el camino de la prudencia."

20 La “sabiduría” en el Ant
La “sabiduría” en el Ant. Testamento es como un embajador de Dios o como un ángel de Dios. También es como una representación de Dios que nos va dando lo que más nos interesa. Este pan y vino a que invitaba Dios entonces era su gracia, el conocimiento verdadero de lo que tenemos que hacer para adquirir el verdadero sentido de la vida.

21 La promesa era estimulante. Dios preparaba para su pueblo un banquete
La promesa era estimulante. Dios preparaba para su pueblo un banquete. Era una promesa que nosotros consideramos cumplida de un modo admirable en Cristo, que no sólo ha querido ser nuestro Maestro, nuestro Médico y nuestro Pastor, sino también nuestro Alimento, y nos ha dejado, en el sacramento, su propia persona como alimento para el camino.

22 Como salmo responsorial la Iglesia nos propone hoy el amor del Señor que siempre se derrama hacia la humanidad. Y nosotros respondemos con el salmo 33 en cantos de alabanza y bendición para el Señor. ¡Qué bueno es el Señor!

23 Gustad y ved qué bueno es el Señor.
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24 Gustad y ved qué bueno es.

25 Dichoso el que se acoge a Él.

26 Bendigo siempre al Señor.

27 Su alabanza está siempre en mi boca.

28 Mi alma se gloría en el Señor.

29 lo escuchen y se alegren.
Que los humildes lo escuchen y se alegren.

30 Gustad y ved qué bueno es el Señor.

31 Gustad y ved qué bueno es.

32 Dichoso el que se acoge a Él.
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33 Muchos medios de crecimiento en el espíritu nos da Dios después que nos hicimos sus hijos por el Bautismo. Podemos citar: la oración, lectura del Evangelio, buscar el bien de los demás, etc. Pero el alimento más importante es el que anuncia hoy: su propio Cuerpo.

34 Ante todo, Jesús nos asegura que los que le coman tendrán una estrecha relación interpersonal con él: "El que come mi Carne y bebe mi Sangre, permanece en mí y yo en él". Algo así como el sarmiento permanece unido a la vid, como dirá en otra ocasión.

35 Después hace otra afirmación más profunda
Después hace otra afirmación más profunda. Jesús compara la unión que va a tener con los que le coman con la que él mismo tiene con el Padre: El Padre que vive me ha enviado, y yo vivo por el Padre; del mismo modo, el que me come vivirá por mí.

36 Por la comunión no sólo nos unimos con Jesucristo, sino que nos unimos espiritualmente entre nosotros. Comemos el mismo alimento transformante y ello nos debe llevar a la mayor unidad y paz. La comunión debe tener repercusión social en el compromiso solidario hacia todos.

37 Algo muy especial que tiene este alimento es lo que se dice desde hace muchos siglos: que los alimentos corrientes se convierten en nuestra propia naturaleza, porque son inferiores a nosotros; pero el alimento del Cuerpo de Cristo es tan superior a nosotros que tiende a que nosotros nos convirtamos en su naturaleza. Por lo cual no encontramos un medio más importante para unirnos a Dios que recibir dignamente la sagrada Eucaristía.

38 Pero si asimila a Cristo, se puede cristificar o divinizar.
Hubo un filósofo materialista, Feuerbach, que dijo una frase que se hizo célebre: “el hombre es lo que come”. Podemos decir la frase de esta manera: “el hombre es lo que asimila”. Entonces, si el hombre sólo asimila materia, se hace material. Pero si asimila a Cristo, se puede cristificar o divinizar.

39 Así eran los santos. Y así son las personas buenas que saben aprovechar la comunión.

40 A veces se critica a personas que comulgan y no se les distingue de los demás. Seguramente serían peores si no comulgasen. Para asemejarse más a Cristo, es necesario prepararse para la comunión: Cuanto más pretenda imitar a Jesús en la vida, será una preparación para intensificar los efectos de la comunión.

41 Si Jesús viene a nosotros por la comunión y no se le pone obstáculos, algo siempre hará. No sólo comemos su Cuerpo, sino su Espíritu y su amor. Si siempre hubiera algún aumento, podríamos llegar a vivir la vida de Cristo Jesús.

42 “Vivo yo, pero no soy yo, es Cristo quien vive en mi"
Por eso san Pablo llegó a decir: “Vivo yo, pero no soy yo, es Cristo quien vive en mi"

43 Vivo yo, pero no soy yo. Es Cristo quien vive en mi.
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44 Vivo yo, pero no soy yo. Es Cristo quien vive en mi.

45 Comamos todos juntos el pan de la unidad.

46 Venid a este banquete, venid a comulgar.

47 La Eucaristía es una fiesta;
en verdad nos da su pan.

48 Comamos todos juntos, comamos de este pan.

49 Vivo yo, pero no soy yo. Es Cristo quien vive en mi.

50 Vivo yo, pero no soy yo. Es Cristo quien vive en mi.

51 Que María, quien siempre vivió en Cristo, nos ayude a vivir en Él.
AMÉN


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