CISMA DE OCCIDENTE
Clemente V (1305-1314) trasplanta el Papado a Aviñón: quedó bajo dominio francés. Franceses fueron los siete pa- pas que allí se sucedieron y casi el 90 por 100 de los cardenales. Vuelta del Papa a Roma: anhelo de los mejores espíritus de la época, desde Santa Catalina de Siena o Santa Brígida a Petrarca. La pacificación de los Estados Pontificios por el cardenal Gil de Albornoz facilitaba el regre- so. Por fin Gregorio XI (1370-1378) abandonó Aviñón e hizo su entrada en Roma en 1377.
Cuando murió Gregorio XI, el pueblo romano deseaba ardientemente la elección de un papa italiano. En un clima de pasión popular, los cardenales (con gran mayo- ría franceses) eligieron el 8 de abril de 1378 al italiano Bartolomé Prignano, que tomó el nombre de Urbano VI (1378-1389). A los pocos meses, la mayoría francesa del Sacro Cole- gio abandonó Roma y denunció como inválida la pasa- da elección papal. En septiembre, designaron papa a uno de ellos que tomó el nombre de Clemente VII (1378-1394). Se instaló en Aviñón y los dos papas se excomulgaron el uno al otro: el Cisma quedó abierto.
En 1408, después de 30 años de Cisma, Gregorio XII era Papa en Roma y Benedicto XIII (Pedro de Luna), encabezaba la obediencia de Aviñón. Un grupo de cardenales romanos y otros aviño- neses resolvieron celebrar un concilio para poner fin al Cisma. El concilio, reunido en Pisa en 1409, declaró depuestos a los dos pontífices y eligió un nuevo Papa, Alejandro V. Mas los papas de Roma y Aviñón rehusaron abdicar, con lo que la Cristiandad que- dó dividida en tres obediencias. El Emperador alemán Segismundo obtuvo del “papa de Pisa” Juan XXIII, sucesor de Alejandro V, la convocatoria del concilio ecu- ménico de Constanza.
Constanza: votación no por cabezas, sino por naciones: un voto por cada nación y otro más al Colegio de cardenales. Invitó a Juan XXIII a abdicar. Él rehuso hacerlo y huyó de Constanza. El concilio hizo suya la doctrina conciliarista, que afirmaba la superioridad del concilio universal sobre el Papa. Eligió al Papa Martín V (11.11.1417), reconocido por toda la cristiandad: fin del cisma. Pero el Papa no con- firmó los decretos conciliaristas.