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Me sereno para esta cita con Dios. Con una postura que implique todo mi ser. Al ritmo de la respiración doy lugar al silencio. ( Una y otra vez repito este ejercicio ) [  ]

Sobre la roca de la palabra del Señor, escuchada y puesta en práctica, afirmamos que Dios mismo nos ha convocado a buscar juntos el fin para el que hemos sido creados: llevar a su plenitud la Creación como expresión de la fraternidad de los hijos e hijas de Dios y hacer de la Humanidad una familia de pueblos, para participar así todos de la comunidad divina. Estamos persuadidos de que Dios nos dio la vida, nos hizo personas para que fuéramos hermanos y hermanas … Él mismo moldea nuestro barro para enviarnos como compañeros y compañeras de Jesús a continuar la misión que empezó a través de la experiencia de Ignacio de Loyola, unos como religiosos o religiosas, otros y otras como laicos. El mismo Señor nos hace cuerpo apostólico para la misión que nos encomienda … Hemos sido llamados a caminar hacia el Reino de Dios que se nos prometió, desde la situación actual, de la que formamos parte, asumiéndola, participando del dinamismo de Gracia en ella presente, superando, a partir de este dinamismo, la limitación y el pecado … Queremos ser hombres y mujeres para los demás en este mundo y en esta historia, conscientes de que ello sólo es posible si aprendemos a ser ayudados por la gente, y nos hacemos hombres y mujeres con los demás. Por eso anunciamos el Evangelio desde un talante de diálogo que se alegra en el descubrimiento de las multiformes manifestaciones de la presencia divina en las personas y en las culturas … Para eso necesitamos nacer de nuevo (Jn 3, 3)… Necesitamos hacernos libres para servir … (Tomado del Texto del Plan Apostólico de Provincia de la Compañía de Jesús en Venezuela) [  ]

Señor Jesús, haznos una comunidad abierta, confiada y pacífica, invadida por el gozo de tu Espíritu Santo. Una comunidad entusiasta, que sepa cantar a la vida, vibrar ante la belleza, estremecerse ante el misterio y anunciar el reino del amor. Que llevemos la fiesta en el corazón aunque sintamos la presencia del dolor en nuestro camino, porque sabemos, Cristo resucitado, que tú has vencido el dolor y la muerte. Que no nos acobarden las tensiones ni nos ahoguen los conflictos que puedan surgir entre nosotros, porque contamos –en nuestra debilidad- con la fuerza creadora y renovadora de tu Espíritu Santo. Regala, Señor, a esta familia tuya una gran dosis de buen humor para que sepa desdramatizar las situaciones difíciles y sonreír abiertamente a la vida. [ Comienza el Cierre de la oración  ] Haznos expertos en deshacer nudos y en romper cadenas, en abrir surcos y en arrojar semillas, en curar heridas y en mantener viva la esperanza. Y concédenos ser, humildemente, en un mundo abatido por la tristeza, testigos y profetas de la verdadera alegría. Que siempre sintamos la presencia, ejemplar, reconfortante y viva, de nuestra Señora y madre tuya, María. ( Pedro Arrupe SJ )

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El equipo CEP queda muy agradecido por tu apoyo y valoración. Esperamos seguir enviando las oraciones a partir de Septiembre.