10.Tradición: Es la realidad salvífica por la que los cristianos nos ponemos en contacto no sólo con la palabra apostólica, sino con la realidad misma de la salvación.
La Tradición recibe la Palabra de Dios, encomendada por Cristo y el Espíritu Santo a los Apóstoles, y la transmite íntegra a los sucesores, para que ellos, iluminados por el Espíritu de la verdad, la conserven, la expongan y la difundan fielmente en su predicación y en todos los actos de su Magisterio.
De esta manera, la Iglesia con su enseñanza, su vida, su culto, cumple su misión conservando y transmitiendo a todas las edades lo que es y lo que cree (cf. Schillebeeckx, Revelación y Teología, 25).
11.DGC, 96: “Tradición, Escritura y Magisterio, íntimamente entrelazados y unidos, son, “cada uno a su modo” (DV, 10c), fuentes principales de la catequesis”.
Pero es necesario no olvidar que el Magisterio no está por encima de la Palabra, sino a su servicio, es decir, “la oye con piedad, la guarda con exactitud y la expone con fidelidad, y de este único depósito de la fe saca todo lo que propone como revelado por Dios que se ha de creer” (DV,10b).
12.VD, 74 continúa: La catequesis, “además debe comunicar de manera vital la historia de la salvación y los contenidos de la fe de la Iglesia, para que todo fiel reconozca que también su existencia pertenece a esa misma historia”.
13.Comentamos: No podemos descuidar el hecho de que el encuentro con la Palabra nos lleva al encuentro con un ser vivo con quien cada uno de los creyentes se identifica.
La historia de salvación acontecida en el pueblo de la Biblia y en Jesucristo es mi propia historia. Hoy se realiza lo que se anuncia en la Escritura como sucede en Jesucristo.