Lección 1: Testimonio fiable Juan 1.29-34 «Y yo lo he visto y testifico que éste es el Hijo de Dios». — Juan 1.34

Propósito Esta lección tiene el propósito de dar a conocer la figura de Jesús y su lugar en la historia de la salvación. Para ello estudiaremos el «testimonio fiable» de Juan el Bautista. Como creyentes, es propio tener una definición clara acerca de Jesús. Es bien importante tener información fidedigna acerca de Jesús, pero más importante aún, es conocer a Jesús y la lección de hoy está orientada a ese propósito, de manera tal, que al final de la misma hayamos podido crecer en los contenidos de nuestra fe. Nuestro testimonio acerca de Jesús debe ser tan fiable como el testimonio del Bautista.

Bosquejo de la lección I. Testimonio de Juan acerca de Jesús (Jn 1.29-30). II. Conocimiento y visión del Bautista (vv. 31-32). III. El Espíritu da testimonio (v. 33). IV. Un testimonio fiable (v. 34).

Vocabulario bíblico «CORDERO DE DIOS»: Título dado a Jesús por Juan el Bautista. Este título simbólico es materia de discusión. La interpretación tradicional y clásica la aplica a Jesucristo como el cordero que ha sido enviado por Dios para ser sacrificado por la humanidad y de esta forma expiar y borrar el pecado del mundo. «JUAN EL BAUTISTA»: Fue hijo del sacerdote Zacarías y su esposa Elizabet. Tanto el anuncio de su nacimiento como su importante misión fueron eventos milagrosos dados a conocer por el ángel Gabriel. Según Lucas, su nacimiento se produjo seis meses antes que el de Jesús.

Juan 1.29-31 RVR VP 29 Al siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: «¡Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo! 30 Éste es de quien yo dije: “Después de mí viene un hombre que es antes de mí, porque era primero que yo.” 31 Y yo no lo conocía; pero por esto vine bautizando con agua: para que él fuera manifestado a Israel.» 29 Al día siguiente, Juan vio a Jesús, que se acercaba a él, y dijo: «¡Miren, ése es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo! 30 A él me refería yo cuando dije: “Después de mí viene uno que es más importante que yo, porque existía antes que yo.” 31 Yo mismo no sabía quién era; pero he venido bautizando con agua precisamente para que el pueblo de Israel lo conozca.»

Juan 31.32-34 RVR VP 32 Además, Juan testificó, diciendo: «Vi al Espíritu que descendía del cielo como paloma, y que permaneció́ sobre él. 33 Yo no lo conocía; pero el que me envió́ a bautizar con agua me dijo: “Sobre quien veas descender el Espíritu y permanecer sobre él, ése es el que bautiza con Espíritu Santo.” 34 Y yo lo he visto y testifico que éste es el Hijo de Dios». 32 Juan también declaró: «He visto al Espíritu Santo bajar del cielo como una paloma, y reposar sobre él. 33 Yo todavía no sabía quién era; pero el que me envió́ a bautizar con agua, me dijo: “Aquel sobre quien veas que el Espíritu baja y reposa, es el que bautiza con Espíritu Santo.” 34 Yo ya lo he visto, y soy testigo de que es el Hijo de Dios».

Resumen - 1 La preservación de la fe y nuestro desempeño efectivo descansa en la fuerza consoladora y transformadora del Espíritu de Dios. Cuando hablamos del Espíritu Santo estamos hablando del poder y la autoridad de Dios para la vida. El rol del Espíritu de Dios en la vida y ministerio de Jesús se manifiesta con total efectividad en sus enseñanzas, la sanidad, el exorcismo y en todas sus obras portentosas. El poder del Espíritu en Jesús, hace potencia, dinamiza, revuelca, revoluciona, hace mover todas esas capacidades que han esta- do dormidas y semimuertas dentro de nosotros y nosotras, para convertirlas en poder transformador que crea una nueva humanidad.

Resumen - 2 El Espíritu Santo hace que esas fuerzas que han estado estáticas e inoperantes en algún lugar de nuestra existencia, se conviertan en fuerzas vivas de acción, que se hacen sentir en medio de un mundo que necesita ser liberado y transformado por la acción del poder de Dios. El Espíritu hace posible una nueva creación, en señal de que se ha iniciado una nueva era, la cual sin embargo, no está conclusa ni finalizada. El testimonio nuestro como creyentes y como iglesia debe marcar el norte a seguir, con claros letreros indicadores del verdadero camino. Un testimonio fiable es emplazador, no hace componendas que puedan comprometerlo, pues responde, exclusivamente a quien convoca y envía.

Oración Señor de toda Gracia y bondad, gracias por la presencia y dirección de tu Espíritu en nuestras vidas. Tú nos has capacitado para que seamos testigos fiables, especialmente en momentos de hostilidad y peligro. Gracias por habernos confiado tan importante misión en tus planes de amor y salvación por la humanidad. Que así como el Bautista, podamos realizar y culminar fielmente la misión, gracias a tu promesa cumplida de estar siempre con nosotros y nosotras mediante la presencia de tu Espíritu. En el nombre de Jesús oramos. Amén.