Conmemoración de Todos los Fieles Difuntos Una Morada Celestial Homilia de P. Robert Flock 2 de Noviembre, 2008

Una casa digna ¿Quién no sueña con tener una casa propia y digna? Artículo 25 de la Declaración Universal de Derechos Humanos dice: “Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales necesarios.”

Una casa digna La vivienda es importante porque de ella depende otros derechos fundamentales: la vida, la dignidad, la familia, etc. Nuestra residencia resulta ser también una expresión de nuestra identidad personal y cultural.

Una casa digna Este derecho significa que los gobiernos deben encaminar políticas para promover viviendas dignas para todos. Aunque no implica que se puede construir en cualquier lugar.

Una casa digna La tragedia de las 104 casas derrumbadas recién en el Vallecito pone de relieve la profunda desigualdad en nuestras condiciones de vida, como también la corrupción y malicia de quienes aprovecharon de esta necesidad para su propio lujo y poder.

La Sagrada Escritura compara nuestro cuerpo con una casa: “Nosotros somos como una casa terrenal, como una tienda de campaña no permanente; pero sabemos que si esta tienda se destruye, Dios nos tiene preparada en el cielo una casa eterna, que no ha sido hecha por manos humanas….” La casa terrenal y la mansión celestial

Por eso suspiramos mientras vivimos en esta casa actual, pues quisiéramos mudarnos ya a nuestra casa celestial.” (2 Corintios 5,1-2).

La casa terrenal y la mansión celestial ¿Cómo será esta mansión celestial? En la 2ª Lectura hoy, San Pablo explica: “Los muertos resucitarán incorruptibles y nosotros seremos transformados. Pues nuestro cuerpo corruptible se revestirá de los incorruptible, y nuestro cuerpo mortal se revista de inmortalidad.”

La casa terrenal y la mansión celestial Es decir, seremos como Cristo Resucitado, cuyo Espíritu de Vida hemos recibido en el Bautismo.

Yo soy la Resurrección En el Evangelio, Marta, amiga de Jesús, comparte su fe en la resurrección del día final. La 1ª Lectura expresa la misma convicción al justificar el sacrificio por los muertos. (2º Macabeos)

Yo soy la Resurrección Este libro, de la última época antes de Cristo, desarrolla esta creencia en base al poder del Creador y la pone en boca de la madre que anima el martirio de sus siete hijos: “No sé cómo aparecieron ustedes en mis entrañas; …

Yo soy la Resurrección No fui yo quien les dio la vida y el aliento, ni quien organizó su cuerpo. Es el creador del mundo, que hizo todas las cosas, quien forma al hombre desde el primer momento. Él, en su misericordia, les devolverá la vida y el aliento, pues ustedes, por las leyes de Dios, no piensan en ustedes mismos”. (2 Mac 7,22-23).

Yo soy la Resurrección Jesús revela una nueva dimensión a esta esperanza: El que es “Camino, Verdad y Vida”, también afirma: “Yo soy la Resurrección”.

Yo soy la Resurrección Jesús es la Resurrección, porque ha muerto y resucitado, porque es Dios hecho hombre, y por ser el Juez de vivos y muertos.

Yo soy la Resurrección “En la casa de mi Padre hay muchas habitaciones... Me voy para prepararles un lugar, luego vendré para llevarlos conmigo, para que donde yo estoy, estén ustedes también”. (Jn 14,2-3)

Para tener una casa digna en esta tierra, Para asegurar nuestro lugar en el cielo, Seamos amigos y discípulos de Cristo Jesús. Yo soy la Resurrección

Jesús nos enseñará a construir nuestra casa terrenal sobre roca, para que los vientos y terremotos no la pueden derrumbar.

Yo soy la Resurrección Jesús nos abrirá la puerta a la Mansión del Padre. Nos invitará a la Jerusalén celestial. “A los que salgan vencedores les daré un lugar conmigo en mi trono, así como yo he vencido y me he sentado con mi Padre en su trono.” Apocalipsis 3,21)

Yo soy la Resurrección “Las doce puertas eran doce perlas. Y la calle principal de la ciudad era de oro puro, como vidrio transparente. El Señor, el Dios todopoderoso, es su santuario, y también el Cordero.” Apocalipsis 21,21-22)

Yo soy la Resurrección “Nunca entrará nada impuro, ni nadie que haga cosas odiosas o engañosas. Solamente entrarán los que tienen su nombre escrito en el libro de la vida del Cordero.” Apocalipsis 21,27

¡Amén! La alabanza, la gloria, la sabiduría, la gratitud, el honor, el poder y la fuerza sean dados a nuestro Dios por todos los siglos. ¡Amén!” (Apocalipsis 7,12)