E rase una vez, un estudiante superdotado que se llamaba Jason y que acababa de cumplir los 18 años. Había entrado a la universidad un año antes. Era aficionado a la arqueolagía y al Egipto antiguo como su padre John que era profesor especialista en Egipto antiguo y famoso arqueólogo. Jason era alto y moreno : se parecía a su padre. Vivían juntos en un barrio acomodado de Londres gracias al trabajo del padre. Viajaban mucho por el mundo para descubrir otros

tesoros, pero sobre todo a Egipto donde muchos vestigios quedaban sepultados bajo tierra. Un día, John se marchó a Egipto para descifrar un papiro descubierto por sus colegas. Era la única persona capaz de leer los jeroglíficos. Pero dos meses más tarde, Jason recibió una carta de los amigos : « John no había dado noticias desde más de dos semanas. Entonces, Jason reunió sus ahorros y decidió ir a Egipto para encontrar a su padre. A la salida del aeropuerto, tomó un taxi y se fue con los colegas de John

a los vestigios de la pirámide de Nitocris. Une vez en el campamento, pidió dónde estaba la tienda del arqueólogo. En la tienda, Jason encontró apuntes que decían que « calquiera que entraría a la pirámide sufriría la maldición de Nitocris » y que « cada luna llena, el Esfinge aparecería y el camino se abriría. Como la luna estaba llena aquella misma noche, Jason reunió todo el mundo en el campamento y pidió si alguien quería acompañarlo. Pero nadie fue voluntario, excepto una joven

estudiante que se llamaba Kate. Era rubia con lindos ojos verdes, y tenía 19 años. Era muy actractiva. Apurados por el tiempo, decidieron irse inmediatamente. Casi era de noche cuando Jason y Kate llegaron delante de la pirámide y, al cabo de 10 minutos, una voz se oyó y apareció el Esfinge. La criatura se puso delante de ellos. Como la leyenda lo decía, el Esfinge les formuló una pregunta, y si se equivocaban estarían devorados. La pregunta era la siguiente : » Yo soy tan grande como la Torre Eiffel pero soy infinitamente más ligero.

¿Quién soy ? ». Los dos jóvenes estudiantes reflexionaron durante largos minutos muy tensos. Cuando, de repente, Kate chilló : « Es una sombra ¿no ? ». El esfinge desapareció y la puerta se abrió. Entonces, Jason encendió una antorcha y Kate lo siguió en la pirámide. Caminaban desde algunos minutos cuando oyeron un resorte y una flecha rozó la nariz de Jason. Echó una mirada a Kate y se bajó de un golpe cuando una lluvia de flechas pasó encima de ellos. Se levantaron muy lentamente y decidieron ser más

atentos de ahora en adelante. En su camino, encontraron un esqueleto armado de una espada adosado a un muro. No tardaron más tiempo y continuaron su ruta. Súbito, comenzaron a oír un ruido. Se volvieron y vieron al esqueleto. Abatió su espada sobre Kate pero Jason reaccionó a la primera. Lanzó su antorcha hacia el monstruo. Se alojó en la órbita vacía del esqueleto. El joven aprovechó de la diversión para levantar a Kate y escaparse. Después de 15 minutos de carrera-persecusión, se libraron del esqueleto y recobraron el aliento.

Reemprendieron el camino y divisaron la entrada de una sala muy grande. A cincuenta metros de la entrada, los muros del pasillo se estrecharon poco a poco. Kate y Jason corrían cada vez más rápidamente. Los muros se cerraron cuando entraron en la sala. Era gigantesca y jeroglíficos adornaban dos muros de la tumba mientras que el sarcófago recubría los dos otros. En el centro se encontraba el sarcófago Kate se acercó y vio que estaba abierto. Nitocris. Era de oro y muy hermoso : ¡era realmente el sarcófago de un

sangre se veía en uno de los baúles apoyados a los muros. Jason lo abrió prudentemente y el cuerpo de su padre cayó al suelo. Jason ahogó un grito : supo que no había más que una sola esperanza: encontrar el amuleto de Nitocris que tenía el poder de devolver la vida : los jeroglíficos en los muros lo decían. Un ruido resonó e hizo sobresaltar a los dos estudiantes. La momia de Nitocris, el amuleto en el cuello, se adelantaba hacia ellos. Se echó sobre Kate que cayó (de nuevo) al suelo. Jason dio una patada en la cabeza de Nitocris. Rodó de lado pero se levantó en

seguida. Entonces, al suelo susurró unas palabras. De golpe, Kate fue sacudida de convulsiones y se estrelló. Jason gritó y acabó con la momia rompiéndole la cabeza de un puñetazo. Tomo el amuleto y lo puso en el cuerpo inerte de Kate. Viendo que ningún efecto se producía, una lágrima se derramó en su mejilla y se depositó en el amuleto. Emitió una luz verde que alumbró toda la sola. Poco tiempo después, la luz se apagó, y Kate abrió los ojos. Loco de alegría, y en llantos, abrazó a Kate. Al mismo instante, las víctimas de la momia vencida salieron de los sarcófagos y John se

levantó. Salieron la pirámide y Kate, Jason y John volvieron a Ingleaerra. Los nietos de Kate y Jason corrían bajo el sol de Santander. Sus padres los miraban con benevolencia debajo de la veranda. John se había quedado en Londres para continuar su trabajo. Vivieron todos muy felices hasta el fin de los tiempos.